Nos estamos refiriendo a El retablo de Doña María de Aragón, un conjunto de seis lienzos pintados por El Greco a finales del siglo XVI, que decoraron el altar mayor de la desaparecida iglesia del Colegio de la Encarnación, hasta principios del siglo XIX.
Reconstrucción hipotética del retablo.
Historia
El Colegio de la Encarnación fue un seminario agustino, que estuvo situado en las inmediaciones del Real Alcázar, en la actual Plaza de la Marina Española, donde hoy se levanta el Palacio del Senado.
Fue fundado en 1590 por María de Córdoba y Aragón (1539-1593), un personaje muy influyente en la Corte de Felipe II (r. 1556-1598), gracias a su estrecha relación con la reina Ana de Austria (1549-1580), la cuarta esposa del monarca.
De ahí que todo el mundo conociera a esta institución como el Colegio de Doña María de Aragón, nombre que, finalmente, acabó imponiéndose incluso a nivel oficial.
Detalle del colegio en el plano de Pedro Texeira (1656).
Doménikos Theotokópoulos, El Greco (1541-1614) recibió el encargo de realizar el retablo en 1595, de manos del Consejo de Castilla, organismo que se había responsabilizado del colegio, tras el fallecimiento dos años antes de María de Aragón.
Este trabajo, el único que el artista llevó a cabo netamente en Madrid, significó todo un hito en su carrera, dado el enorme prestigio de la fundación que lo había contratado, una de las más relevantes en tiempos de los Austrias.
Por no hablar de los honorarios, cuantificados en más de 62.000 reales, la suma más elevada percibida por el pintor en toda su trayectoria.
Si, en el terreno económico, la empresa fue posible gracias a María de Aragón, quien, antes de morir, dejó asegurada su total financiación, en el aspecto artístico, el escritor y predicador franciscano Fray Alonso de Orozco fue el auténtico y más directo inspirador del proyecto.
El colegio cerró en 1808 o en 1809, en cumplimiento de dos decretos promulgados por José I Bonaparte (r. 1808-1813), dirigidos a reducir la presencia de las órdenes religiosas.
En 1814, el edificio sufrió una profunda transformación, que prácticamente borró su aspecto primitivo, para ser adaptado como Salón de Cortes, precedente del actual Senado de España.
Vista del Palacio del Senado.
Durante las obras de remodelación, se decidió desmontar el retablo y llevarlo al desaparecido Convento de San Felipe el Real, en la Puerta del Sol, regentado también por los agustinos.
En 1835, con la Desamortización de Mendizábal, los lienzos fueron depositados en la Real Academia de San Fernando y, posteriormente, en el Museo Nacional de Pintura y Escultura, llamado popularmente Museo de la Trinidad, en alusión al antiguo monasterio donde tuvo su sede.
De las seis pinturas que integraban el conjunto, cinco se encuentran en la actualidad en el Museo del Prado, donde fue trasladada la colección del Museo de la Trinidad, tras su desaparición en 1872. Se trata de El bautismo de Cristo, La crucifixión, La resurrección de Cristo, Pentecostés y La anunciación.
Lamentablemente, La adoración de los pastores salió de nuestro país. Después de pasar por diferentes particulares, terminó en el Museo Nacional de Arte de Rumanía, en Bucarest, donde se exhibe desde 1948.
Descripción
Hasta tiempos relativamente recientes, no se conocía el número de piezas que conformaban el retablo y, mucho menos, su configuración. El descubrimiento en 1985 de un documento en el que se relacionaban las obras existentes en más de treinta conventos madrileños arrojó algo de luz sobre el conjunto.
Según este inventario, estaba integrado por siete pinturas originales de El Greco, además de por seis esculturas de madera, que se han perdido, con las figuras de San Pedro, San Pablo, San Antonio, San Agustín, San Nicolás de Tolentino y Santo Tomás de Villanueva.
A pesar de su brevedad, esta descripción ha permitido concluir que el retablo presentaba dos pisos y tres calles. En la parte inferior, se encontraban La Anunciación, flanqueada por La adoración de los pastores y El bautismo de Cristo; y, en la superior, La crucifixión, con La resurreción de Cristo y Pentecostés a ambos lados.
Todo ello pudo ser reconstruido en el otoño de 2010, con motivo de una exposición organizada por el Museo del Prado, que contó con La adoración de los pastores que se halla en Bucarest. Desde la desmantelación del retablo en tiempos de José I, no se habían podido ver juntos los seis lienzos.
Con respecto a la séptima pintura señalada en el inventario, se desconoce cuál pudo ser, aunque cabe suponer que fuera una obra de tamaño menor, situada probablemente en la coronación. Podría pensarse en una Santa Faz, en un Cordero adorado por ángeles o en una Virgen con Niño, temas muy recurrentes en El Greco.
Estamos ante uno de los trabajos más trascendentes del pintor, con el que éste inició su última etapa, la más personal de toda su producción artística. El conjunto constituye un alarde de composición, dibujo y sentido del color, que, sin embargo, no fue comprendido en el momento de su presentación. Muy al contrario, fue objeto de numerosas críticas.
'La adoración de los pastores', la única obra del retablo que no se conserva en el Museo del Prado.
Precioso trabajo con esa adoración de los pastores como antesala de la Navidad.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Antonio
Precioso, e interesantísimo trabajo, Jesús.
ResponderEliminarTambién te doy la enhorabuena.
y muchos saludos
Hola Antonio y Mercedes. Muchas gracias por vuestros comentarios!! Un abrazo, Jesús
ResponderEliminarEs increíble las vueltas que han dado las obras de arte y que hayan llegado casi todas intactas hasta nuestros días, lástima que no haya ocurrido lo mismo con la mayoría de edificios.
ResponderEliminarExcelente trabajo Jesús, enhorabuena.
Un saludo.
Hola Manuel. Muchas gracias!!!
ResponderEliminarBueno, en este caso, perdimos uno de los lienzos, pero, teniendo en cuenta todos esos avatares (que si José Bonaparte, que si la Desamortización, etc.) es todo un milagro que la práctica totalidad del retablo haya llegado hasta nosotros.
Un abrazo, Jesús
Excelente Jesús, soy un loco de la obra del Greco. Estuve en Toledo hace muy poquito y disfruté de nuevo de todo lo allí existente, aunque me llevé una gran desilusión porno poder ver las "vistas de Toledo" que se encuentra en la Casa-Museo del Greco y está cerrado por restauración, aunque no sé porque le llaman Casa si no tiene nada que ver con la que fuera casa del pintor. Eso sí, el Expolio y las lágrimas de San Pedro en la catedral, y el Entierro del Señor de Orgaz me llevaron mucho tiempo de mi visita a la ciudad. Además dos días antes estuve en el Prado, con lo cual imagínate que saturación llevo del Greco. Me pasaré un sábado de estos a ver otra vez la expulsión de los mercaderes en San Ginés.
ResponderEliminarHola Bélok!!
ResponderEliminarComparto contigo ese fervor por El Greco. De todo tu periplo sólo te ha faltado visitar El Escorial, para admirar "El martirio de San Mauricio", otra de sus grandes obras.
La verdad es que tenemos mucha suerte en Madrid y en su entorno tener a nuestro alcance lo mejor de su producción.
Por cierto, estuve hace un mes en San Ginés para ver "La expulsión de los mercaderes". Quedé fascinado. Es una pena que sólo lo puedan exhibir apenas media hora los sábados.
Un abrazo y muchas gracias, Jesús