El complejo fue realizado en ladrillo visto, con toques neomudéjares, a partir de un proyecto de Francisco Andrés Octavio (1846-1912), que fue objeto de sucesivas ampliaciones y transformaciones, entre las que cabe citar la llevada a cabo entre 1899 y 1900 por José López Sallaberry (1858-1927).
La adaptación de este edificio decimonónico como recinto cultural ha corrido a cargo de los arquitectos José González Gallegos (Guadalajara, 1958) y María José Aranguren (Madrid, 1958), quienes han apostado por una solución de aire escenográfico y, en cierto sentido, escultórico, donde conviven las viejas estructuras originales con las tendencias arquitectónicas más actuales.
El espacio más singular del museo es, sin duda, el antiguo patio de luces, convertido tras la reforma en un gran vestíbulo, desde el que se canalizan los accesos. Tanto el suelo como la fachada interior han recibido el mismo tratamiento, a base de planos triangulares de acero pavonado, entre los cuales se intercalan pequeños orificios, que garantizan la entrada de luz natural a la distintas dependencias.
El vestíbulo tiene conexión con dos calles, la del Limón y la de Amaniel. En esta última vía se halla la entrada principal, que queda enmarcada por un cuerpo-viga acristalado, envuelto dentro de un enrejado metálico. Si, al exterior, este elemento se concibe como un enorme dintel, en su parte interior, funciona como un lugar de descanso y mirador.
El Museo ABC tiene una superficie de más de 3.500 cuadrados, que se distribuyen a lo largo de seis plantas, dos de ellas subterráneas. El espacio de exposiciones principal se extiende bajo el patio-vestíbulo, en una sala de doble altura.
Su colección, que arranca en el año 1891, está integrada por 200.000 dibujos originales, firmados por aproximadamente 1.500 artistas, entre los que cabe destacar a Salvador Dalí, Juan Gris o Rafael de Penagos.
Todos ellos proceden de los fondos del diario ABC y de la desaparecida revista Blanco y negro, igualmente publicada por Prensa Española, la editora del periódico antes de la entrada de Vocento.
Vivo a tres minutos del edificio, y te me has adelantado, jajajajaja. Uno no se puede despistar ni un segundo.
ResponderEliminarYa fuera de broma Jesús, muy bueno el artículo, muy pronto lo visitaré y ya te comentaré.
Gracias Bélok. Estoy deseando que publiques un artículo sobre el museo, con esas magníficas fotos a las que nos tienes acostumbrados. Creo, además, que el edificio da mucho juego fotográficamente. Por fa, no dejes de ir!!!
ResponderEliminarGracias por el "granito de arena" Jesús, las fotos son preciosas. Y gracias por el enlace!
ResponderEliminarHola Mercedes. Gracias a ti, por descubrirnos la historia de la antigua fábrica de Mahou, con esa maestría que tú tienes contando las cosas. Un abrazo!!
ResponderEliminarDesde mi punto de vista ha quedado más resultón en tus fotos, Jesús, que al natural. Tus perspectivas hacen maravillas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Manuel! ¿No te gustó? A mí sí que me pareció "resultón", jeje. Un abrazo, Jesús
ResponderEliminar