No se sabe a ciencia cierta en qué momento los anticuarios se establecieron en el Rastro. Ni siquiera se conoce cuándo surgió el concepto de antigüedades, tal y como se entiende hoy en día, aunque cabe pensar que se fue perfilando a finales del siglo XIX y principios del XX, a partir de los ropavejeros, traperos y quincalleros que operaban en la zona.
Algunos fueron verdaderos magnates. Éste fue el caso de Bargues, un trapero de origen galo, cuyo centro de operaciones estuvo en el número 29 de la Ribera de Curtidores, justo donde ahora se levantan las Galerías Piquer.
Se trataba de un enorme recinto, conocido como el Corralón del Francés, que se mantuvo durante varias generaciones, con figuras clave para el desarrollo del negocio de las antigüedades en el Rastro, como el matrimonio formado por María Bargues y Adolfo Aigueperse, un occitano nacido en 1841.
En la fotografía inferior, realizada por Ferriz en 1929, puede verse la Ribera de Curtidores con las casas bajas que, dos décadas después, serían derribadas para construir las Galerías Piquer. El Corralón del Francés se ubicaba entre las mismas.
Año 1929.
Las Galerías Piquer fueron inauguradas en 1950 por el entonces alcalde José Moreno Torres, en un acto que contó con la asistencia de Concha Piquer, a la que deben su nombre. No en vano la célebre tonadillera fue una de las promotoras del proyecto.
Año 1952.
El diseño corrió a cargo de José de Azpiroz y Azpiroz (1895-1967), un destacado arquitecto racionalista, con obras tan singulares como el Edificio Parque Sur, que, con la llegada del franquismo, hizo suyo el estilo de corte imperialista impulsado por el régimen.
Éste resulta muy visible en el espacio comercial que ocupa nuestra atención, con cubiertas de pizarra abuhardilladas, chapiteles en punta y columnas de orden toscano, todo ello de inspiración escurialense.
El conjunto ocupa un solar de planta rectangular. Un gran patio central -porticado en algunos tramos- actúa como distribuidor de las distintas tiendas, que se disponen en varios pisos. Aunque tal vez el elemento más significativo sea la torre de diez alturas, bajo la cual se encuentra el acceso principal.
Tal fue el éxito de las Galerías Piquer que, al poco tiempo de su apertura, se pusieron en marcha otros recintos similares, igualmente especializados en antigüedades y coleccionismo.
En 1952, las Nuevas Galerías comenzaron su andadura en el número 13 de la Ribera de Curtidores y en 1964 hicieron lo propio las Galerías Ribera, en el número 15.