lunes, 23 de diciembre de 2013

Feliz Navidad 2013

Nuestra felicitación de Navidad llega de la mano de Francisco Rizi (1614-1685), uno de los principales representantes de la Escuela Madrileña de Pintura, que floreció durante el barroco. Este pintor hizo numerosos cuadros de tema navideño, entre los que nos atrevemos a destacar la serie perteneciente al Retablo de la Natividad, del desaparecido Convento de Santa María de los Ángeles.

El citado monasterio fue fundado en 1564 por la dama portuguesa Leonor de Mascarenhas (1503-1584), aya del rey Felipe II y de su hijo Carlos de Austria, en un solar situado en la Costanilla de los Ángeles, junto a Santo Domingo el Real. Fue derribado tras la desamortización de 1836.

En este convento el caballero Andrés de la Torre se hizo construir una capilla funeraria, donde estuvo el retablo que ahora nos ocupa. Éste constaba de cinco pinturas, todas realizadas por Francisco Rizi, excepción hecha de un anónimo napolitano.

El artista trabajó en este proyecto hacia 1670 con obras de pequeño formato, que, por su pincelada suelta, como correspondía a su manera de pintar en esos momentos, fueron catalogadas como bocetos, una vez demolido el convento.



De todas ellas, la más interesante es, sin duda alguna, La Anunciación, actualmente en el Museo del Prado, una pequeña obra maestra que llama la atención por su exquisito colorido y su composición dinámica pero, al mismo tiempo, contenida. Estaba colgada en la parte superior del retablo, justo encima del anónimo napolitano antes señalado, dedicado al nacimiento de Cristo.



En la franja inferior del retablo, en el sagrario, había otros tres lienzos de Rizi, que apenas alcanzaban los 60 centímetros de alto: la Adoración de los Reyes Magos (arriba), la Presentación en el templo (abajo) y un Ecce Homo. Los dos primeros se conservan en el Museo del Prado y el último en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.



Sirvan estas pinturas para ilustrar nuestra felicitación navideña. Nuestros mejores deseos para estas fiestas y también para el nuevo año que viene. Ojalá llegue plagado de buenas noticias, especialmente en lo que se refiere a la recuperación y conservación del patrimonio madrileño.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Real Cinema, el primero de los grandes cines madrileños

Teodoro Anasagasti (1880-1938) fue un arquitecto innovador, que, sin abandonar plenamente las viejas tendencias del siglo XIX, mostró un claro acercamiento al movimiento moderno, hasta el punto de ser considerado como un precursor de esta corriente en nuestro país.

De origen vizcaíno, su carrera se desarrolló preferentemente en Madrid, donde dejó obras tan destacadas como los antiguos Almacenes Madrid-París, la Iglesia Anglicana de San Jorge o la ampliación del edificio de Prensa Española, convertido hoy en el centro comercial ABC Serrano.

Pero no fue en estos trabajos donde Anasagasti reveló su espíritu inquieto, sino en el conjunto de cines que hizo para la ciudad, con los que introdujo en España el modelo estadounidense de las grandes salas de espectáculo. Atrás quedaban los primitivos locales de proyección, muchos de los cuales se asemejaban, salvando las distancias, a barracones de feria.

Movido por un afán de modernización y renovación, Anasagasti levantó numerosos cines en la capital (Real Cinema, Monumental Cinema, Pavón, El Cisne...) y, al mismo tiempo, reformó otros que ya existían (Gong, Príncipe Alfonso, Fuencarral...).

Lamentablemente, no se conserva casi nada de su legado. Con la excepción del Cine Pavón, que fue recuperado para el teatro, todos los demás o han desaparecido o han sido objeto de profundas remodelaciones, que han desvirtuado su trazado original.


Teodoro Anasagasti: proyecto del Real Cinema.

Centrémonos en el Real Cinema, el primer cine diseñado por Teodoro Anasagasti. Su construcción empezó en 1918, con un presupuesto de más dos millones de pesetas, que aportó la empresa Sagarra, propietaria también de otras salas que vendrían más adelante, como el Monumental (1923).

El 15 de mayo de 1920, coincidiendo con la festividad de San Isidro, el rey Alfonso XIII procedió a inaugurarlo con la proyección del programa Francia pintoresca, El cuarto número 23, La hija del Plata y Las vacaciones de Solly.

Llegó a ser el mayor cine de España, con una capacidad para unas 2.000 personas, distribuidas en 1.000 butacas en el patio, 54 palcos (cuatro de ellos reservados a la realeza) y 700 asientos en la parte del anfiteatro. Además, se sumaban 800 localidades en la terraza superior, donde en 1923 fue habilitado un cine de verano.


Años veinte del siglo XX.

El Real Cinema fijó una nueva tipología de sala cinematográfica: un establecimiento cómodo y espacioso, dotado de amplios vestíbulos, servicio de bar y un enorme patio de butacas dispuesto en filas paralelas, con uno o más anfiteatros enfrentados al escenario, en lugar de la clásica planta de herradura rodeada de palcos.

Fue un proyecto verdaderamente revolucionario, no solo desde el punto de vista arquitectónico, sino también en términos sociológicos. Para empezar, consiguió llevar hasta el cine a las clases altas, hasta entonces no demasiado motivadas por esta industria, tal vez por el planteamiento excesivamente popular de los primeros locales de proyección.

El Real Cinema pronto se convirtió en el cine de la nobleza. Su suntuosa y elegante decoración, unida a un enclave inmejorable, en plena Plaza de Isabel II, constituyó un poderoso reclamo para este sector de la población. Por no hablar del prestigio que alcanzó su bar, alrededor del cual se celebraban veladas organizadas, como los llamados "Lunes aristocráticos".


Año 1931. Ortega y Gasset durante la conferencia 'Rectificación de la República'.

La llegada de la Segunda República en 1931 supuso el comienzo de una nueva etapa. El local fue bautizado con el nombre de Cine de la Ópera y en él tuvieron lugar diversos actos culturales y políticos, como la mítica conferencia que José Ortega y Gasset pronunció el 6 de diciembre de 1931, en la que el filósofo dio a conocer su distanciamiento de los postulados republicanos.

Con el estallido de la Guerra Civil en 1936, el edificio sufrió daños de consideración, que motivaron su cierre hasta el año 1943. Más adelante, en la década de los sesenta, se tomó la decisión de demolerlo completamente y reconstruirlo de nueva planta, para adaptarlo a las necesidades de los nuevos tiempos.


Daños provocados por la guerra.

Una de sus últimas reformas tuvo lugar en 1992, con la creación de un complejo multicine de cuatro salas, que solamente duró hasta 1998. En este año fue reconvertido en teatro, aunque también se simultaneaba alguna que otra exhibición cinematográfica. En la actualidad se encuentra cerrado a cal y canto, como tantos otros cines madrileños.

El edificio que ha llegado a nuestros días poco tiene que ver con el que ideó Anasagasti. Nada queda de su singular fachada, planteada eclécticamente, en la que se mezclaban elementos historicistas con toques modernistas, que eran especialmente visibles en la torre angular.

Tampoco queda nada de su espléndido interior, conseguido a partir de estructuras porticadas de hormigón, material del que el arquitecto fue pionero en nuestro país y que le permitió encontrar soluciones muy eficaces en la organización de grandes espacios.



Y terminamos con unas palabras del propio Teodoro Anasagasti sobre Madrid y la modernidad, sin saber que la ciudad en la que se formó y desarrolló su carrera iba a destruir o desvirtuar buena parte de sus creaciones:

"Madrid, a veces, suele oponerse por temperamento a las innovaciones; pero, una vez que se da cuenta del adelanto, de la comodidad, de la utilidad de lo nuevo, suele aceptarlo con verdadera complacencia".

"Madrid tiene, pues, un apetente temperamento de novedades, por más que algunos sigan llamándole rutinario y atrasado. Nadie, ni un ciego, puede negar el afán con que se lanza sobre todo lo moderno".


El Real Cinema en el año 2013.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Feliz cumpleaños, Constitución

Animados por Carlos Osorio, autor del magnífico blog Caminando por Madrid, dedicamos esta entrada a la Constitución de 1978, que hoy viernes cumple 35 años. Queremos felicitarla y celebrar por todo lo alto el marco de libertades que trajo a nuestro país, gracias al cual los españoles nos hemos dado el periodo democrático más prolongado de nuestra historia.


Monumento a la Constitución. Fuente: Ayuntamiento de Madrid.

Tal vez le hagan falta algunos retoques, pero su esencia continúa viva, por más que, en el momento actual, surjan voces críticas que cuestionen su vigencia. Son muchos los derechos que la Constitución reconoce y, aunque parezca que siempre han estado ahí, solo llevan con nosotros unos cuantos decenios.

Incluso se hace eco de la necesidad de proteger el patrimonio, un aspecto que, dada la naturaleza de Pasión por Madrid, destacamos especialmente. No se trata, ni mucho menos, del principio más importante recogido en la Carta Magna, pero el mero hecho de figurar en ella lo convierte en fundamental.

"Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio" (artículo 46).

Ojalá no se les olvide a nuestros gobernantes.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Fuentes de Pedro de Ribera

Pedro de Ribera (1681-1742) es una figura imprescindible de la arquitectura barroca. Su estilo queda definido por un dinamismo desbordante, que deriva de la utilización de las líneas curvas como principal y casi única materia expresiva, con un lenguaje marcadamente escultórico y absolutamente personal.

No puede concebirse Madrid sin Ribera y tampoco puede concebirse a Ribera sin Madrid, la ciudad donde vio la luz en 1681 y donde desarrolló la mayor parte de su carrera, en el ejercicio de diferentes cargos municipales, entre ellos el de Maestro Mayor de Obras y Fuentes de la Villa y de sus Viajes de Agua, que alcanzó en 1725.

Su legado comprende todo tipo de edificios, desde palacios, iglesias y conventos hasta teatros, cuarteles y hospicios, además de numerosas infraestructuras, como puentes, caminos y conducciones de agua. Pero vamos a dejar todo ello de lado para centrarnos en una de sus facetas más desconocidas, la de constructor de fuentes.

Fuentes para el Paseo Nuevo

Siguiendo un orden cronológico, comenzamos con dos pequeñas fuentes diseñadas en 1716, que, lamentablemente, nunca llegaron a realizarse. Fueron proyectadas para el Paseo Nuevo (actual Paseo de la Virgen del Puerto), uno de los primeros trabajos urbanísticos que Pedro de Ribera asumió en su vida.



Un dibujo conservado en la Biblioteca Nacional nos permite hacernos una idea de su aspecto. Aunque figura como anónimo, la investigadora Matilde Verdú no duda en atribuírselo a Ribera: "la mano del artista se adivina en su trazo ágil y entrecortado, en la sutil vivacidad de sus contornos, en su fluidez de líneas contracurvadas y en su combinación de rectas y curvas".

Fuentes del Puente de Toledo

Pedro de Ribera empezó a construir el Puente de Toledo en 1715. En 1722, cuando aún quedaban cinco años para que terminasen las obras, incorporó varios elementos decorativos, entre los que cabe destacar los templetes que embellecen el pretil y dos fuentecillas situadas a ambos lados de la embocadura, junto a la actual Glorieta de Pirámides.

En palabras de Verdú, estas fuentes "son un prodigio imaginativo y técnico". Están formadas por "un incesante fluir de líneas contracurvadas y perfiles quebrados, de carnosos elementos naturalistas", en los que "el mundo real ha sido desbordado por el genio creador de nuestro artista".



Fuente de la Mariblanca

En 1727 Pedro de Ribera recibió el encargo de sustituir la Fuente de las Arpías, situada en la Puerta del Sol, que había sido proyectada un siglo antes por el escultor italiano Rutilio Gaci.

Si bien el arquitecto madrileño aprovechó algunos elementos de la construcción primitiva, rehizo completamente el trabajo de su antecesor, debido a su deterioro. Apostó por una composición más esbelta y baja, en la línea de la que, años después, propondría para la Fuente de la Fama, aunque mucho más contenida que ésta.



Con respecto a la decoración, bien es cierto que eliminó buena parte de los ornatos ideados por Gaci, como las arpías, que fueron sustituidas por delfines, pero también es verdad que mantuvo otros muchos, como los mascarones con surtidor o la escultura que remataba el conjunto.

Ésta no era otra que la Mariblanca, la célebre estatua de mármol blanco, posiblemente una representación de Venus, que fue importada de Italia en 1619 y que ahora mismo se encuentra en la Casa de la Villa, después de sufrir todo tipo de avatares y numerosos traslados.

La fuente diseñada por Ribera fue demolida en 1838, décadas antes de que se procediera a la gran reforma de la Puerta del Sol, que dio lugar a su actual trazado. La Mariblanca es el único resto que ha llegado hasta nosotros.



Fuente de la Fama

Nuestro próximo destino son los Jardines del Arquitecto Ribera, próximos a la Calle de Fuencarral, donde se encuentra la Fuente de la Fama, la única fontana de gran tamaño que conservamos del artista.

La fuente se levantó inicialmente en la Plaza de Antón Martín, a expensas de las nuevas aguas incorporadas a la ciudad gracias a distintas obras de captación y conducción dirigidas por Ribera. El arquitecto hizo el proyecto en 1730 y, dos años después, el cantero Pedro de la Piedra dio por terminados los trabajos. Los grupos escultóricos fueron realizados por Juan Bautista.

En 1879 se tomó la decisión de desmontarla. Tras varios decenios olvidada en los depósitos municipales, fue recompuesta y llevada al Parque del Oeste. Con el inicio de la Guerra Civil (1936-39) fue nuevamente desmantelada, hasta que, en 1941, fue trasladada a su enclave actual, junto a una de las obras maestras de Ribera, el antiguo Hospicio de San Fernando.


La Fuente de la Fama se asienta sobre un pilón tetralobulado, desde el que emerge un pedestal que se apoya sobre cuatro delfines con surtidores. Cuatro niños protegidos con veneras custodian su parte central, mientras que en la coronación descansa una imagen de la Fama, blandiendo una trompeta.

Los motivos decorativos son tan numerosos como excelsos. Escudos, hornacinas con floreros, volutas, adornos naturalistas... dan forma a una composición de enorme plasticidad, que, pese a compartir un esquema muy similar al de la Fuente de la Mariblanca, significa un paso hacia adelante en la capacidad expresiva de Ribera.

Otras fuentes

En su condición de Maestro Mayor de Obras y Fuentes de la Villa y de sus Viajes de Agua, Pedro de Ribera actuó en la práctica totalidad de fontanas que existían en Madrid en su época, con trabajos menores, tendentes al mantenimiento y a la reparación.

En otros casos, como los de las fuentes de la Calle de Valverde, del Cura, de Matalobos y de San Antonio de los Portugueses, realizó una intervención algo más profunda, remodelando total o parcialmente su estructura.

Además de las fuentes que hemos visto más arriba, todas ellas de porte monumental, Ribera construyó otras más modestas, como la de la Red de San Luis y la de la Plaza de San Juan.

Bibliografía

La obra municipal de Pedro de Ribera, de Matilde Verdú Ruiz. Ayuntamiento de Madrid (Área de Urbanismo e Infraestructuras). Madrid, 1988

La ermita madrileña de la Virgen del Puerto, una brillante aportación del arquitecto Pedro de Ribera, de Matilde Verdú Ruiz. Villa de Madrid, núm. 104. Ayuntamiento de Madrid. Madrid, 1991

lunes, 25 de noviembre de 2013

Una pintura anónima del Prado de San Jerónimo

Hace unos pocos meses el blog Arte en Madrid nos deleitó con un precioso recorrido por el Prado de San Jerónimo, a través de un cuadro del siglo XVII, donde quedaba representado este recinto, germen del actual Paseo del Prado.

Con permiso de nuestra admirada Mercedes, autora del citado blog, tomamos prestada su idea y emprendemos un viaje en el tiempo a esta misma zona, por medio de otra pintura histórica, que nos ofrece nuevas perspectivas.



El Prado de San Jerónimo es una obra anónima, pintada durante el reinado de Carlos II (r. 1665-1700), en la que se muestra a vista de pájaro el extremo oriental de Madrid. 

El Museo de Historia conserva una copia del siglo XX -que es la que aquí reproducimos-, realizada con motivo de la exposición El antiguo Madrid, del año 1926. Pese a tratarse de una réplica, constituye un valiosísimo documento para conocer el aspecto que tenía esta parte de la ciudad en la segunda mitad del siglo XVII.

Prado de San Jerónimo



El Prado de San Jerónimo (Paseo del Prado) se sitúa en el primer término del lienzo, flanqueado por diferentes palacios nobiliarios, que siguen el patrón de la arquitectura de los Austrias.

Se encuentra atravesado por el Arroyo del Bajo Abroñigal, sobre el que se elevan dos puentecillos, que imaginamos fueron edificados hacia 1624, cuando se procedió al encauzamiento de la corriente. Una comitiva de carrozas, donde posiblemente viaje el rey, se abre paso por un camino plagado de árboles y fuentecillas.

Había un total de trece fuentes, que eran conocidas genéricamente como las Fuentes del Prado, aunque algunas poseía su propio nombre, como la Fuente del Peñasco, que destaca en el cuadro por su mayor tamaño. Fueron hechas en 1615 por el cantero Juan de Solano Palacios, a partir de un proyecto del alarife Juan Díaz.

El Prado de San Jerónimo se prolonga hacia el norte en el Prado de los Agustinos Recoletos (Paseo de Recoletos), llamado así por el convento que esta orden religiosa fundó a principios del siglo XVII y que fue derribado tras ser desamortizado en 1837. Su grandiosa fachada rematada en frontón y su acceso conformado por cinco arcos de medio punto son visibles en la pintura.

Calle de Alcalá

En el tercio izquierdo del cuadro se extiende la Calle de Alcalá, que aparece con una calzada mucho más estrecha que la que ha llegado a nuestros días. Tres son los edificios que nos llaman la atención.



El más próximo al espectador, fácilmente reconocible por la torre que preside una de sus esquinas, es el Palacio de Alcañices, que mandó construir Luis Méndez de Haro (1598-1661), Marqués del Carpio y sobrino del Conde-duque de Olivares. Sobre su parcela se levantó en 1884 el Banco de España.

El segundo edificio es el Real Pósito de la Villa, un organismo dedicado al almacenaje, regulación y distribución del trigo, que, hacia 1667, estrenó el soberbio complejo que vemos en el óleo. Ocupaba una amplio solar que iba desde el Paseo de los Agustinos Recoletos hasta más allá de la primitiva Puerta de Alcalá.



Y el tercer edificio que destacamos es precisamente la Puerta de Alcalá, pero no la que todos conocemos, que es una obra muy posterior, sino la que diseñó Teodoro Ardemans con tres vanos a finales del siglo XVII. Como se comprueba en la imagen, se encontraba encajada entre el Real Pósito y la cerca del Buen Retiro.

Palacio y jardines del Buen Retiro

Casi tres cuartas partes de la pintura corresponden al Palacio y Jardines del Buen Retiro, que Felipe IV (r. 1621-1665) se hizo construir entre 1630 y 1640, como segunda residencia y lugar de recreo.

Según puede observarse en el cuadro, el palacio queda articulado alrededor de dos espacios principales: la Plaza Cuadrada, con torres en las esquinas, y la Plaza Grande, de menor valor arquitectónico. En un plano más próximo se sitúan la Plaza de los Oficios y el Monasterio de San Jerónimo el Real, que sobresale en altura.



Mención especial merecen las ermitas que existieron en este conjunto palaciego, curiosa fusión de lo religioso y lo profano, que, en muchos casos, fueron concebidas como auténticos casinos de recreo. Se levantaron un total de seis, aunque en el lienzo solo hemos podido localizar dos, al menos de forma precisa.

La más lejana a la vista es la de San Pablo, que asoma entre los árboles, delante de una de las fachadas del palacio, no muy lejos del Jardín Ochavado, reconocible por sus ocho calles convergentes.

La de San Juan, por su parte, puede distinguirse en el centro del lienzo, compartiendo el mismo eje de la Puerta de Alcalá. En esta ermita se celebraba la Noche de San Juan, una de las fiestas más esperadas del Buen Retiro, como así dejó constancia Francisco de Quevedo: "Junio con noche y mañana de San Juan, bien nos la pega, si se cena allá en el Prado, en el río si se almuerza".



Miradores del Prado

Los Miradores del Prado se ubicaban en la confluencia del Prado de San Jerónimo y la Calle de Alcalá, en la margen izquierda del Arroyo del Bajo Abroñigal, dentro del Buen Retiro. A sus espaldas se extendía la Huerta del Rey, donde siglos más tarde sería levantado el imponente Palacio de las Comunicaciones, hoy llamado Palacio de Cibeles.

A pesar de su cuidada arquitectura, en plena consonancia con el estilo de los Austrias, no estamos ante ningún palacio, sino ante unas galerías, que, a modo de observatorio, permitían al rey ver cuanto ocurría en la calle. Fueron hechos por Juan de Aguilar, al que también se debe la Emita de San Pablo, anteriormente descrita.



Para la investigadora Concepción Lopezosa, los miradores eran "la verdadera fachada del Real Sitio de cara a la ciudad", la construcción que realmente referenciaba a la monarquía, ante la ausencia de una fachada en el Palacio del Buen Retiro que facilitase el contacto directo con los súbditos.

Juego de Pelota y Torrecilla de Música

El edificio situado en la parte central del cuadro, donde la arboleda del Prado de San Jerónimo se hace más frondosa, estaba dedicado al juego de pelota, un pasatiempo que se hizo muy popular entre los aristócratas del barroco.

Fue levantado en el primer tercio del siglo XVII. Era de planta rectangular y disponía en su interior de una pista descubierta, habilitada para la práctica de este juego, similar al frontón.



Terminamos con la Torrecilla de Música, una sencilla edificación del año 1613, desde la que se tocaba música con la intención de hacer más agradable el paseo a los viandantes del Prado. También funcionaba como quiosco de bebidas.

La torre aparece rodeada de árboles, en el tercio derecho del cuadro. A su lado se vislumbra una diminuta estructura que identificamos con la Fuente del Caño Dorado, que, pese a lo sugerente de su nombre, era arquitectónicamente muy modesta.

sábado, 23 de noviembre de 2013

II Jornadas sobre la Guerra Civil

La próxima semana tendrá lugar un ciclo de actividades sobre la Guerra Civil, organizado por el Grupo de Estudios del Frente de Madrid (Gefrema). Hay previstas ocho ponencias, que se celebrarán en la Escuela de Hostelería y Turismo, situada en el Paseo de la Puerta del Ángel, además de una ruta guiada.


Un soldado republicano en el frente de Madrid.

El programa completo se encuentra disponible en la página de Gefrema. Entre todas las actividades que se van a desarrollar, nos atrevemos a recomendar la presentación del libro Madrid 1936-1939, una guía  de la capital en guerra, que correrá a cargo de su autor, Fernando Cohnen (jueves 28, a las 20:45 horas).

También queremos destacar la conferencia El jardín histórico de El Capricho durante la Guerra Civil, que impartirá la arquitecta María Isabel Pérez Hernández, una de las máximas estudiosas del citado parque (viernes 29, a las 17:00 horas).

El domingo 30 de noviembre, a las 10:00 horas, arrancará la última de las actividades, una ruta guiada por la Casa de Campo, en la que se visitarán los restos de diferentes centros de resistencia. La cita es a las 10:00 horas, en la Estación de Metro Lago.

Desde aquí queremos felicitar a Gefrema por esta iniciativa, a la que auguramos un enorme éxito.

jueves, 21 de noviembre de 2013

El Pasaje del Comercio, desmantelado

Parece que en Madrid no podemos tener dos buenas noticias seguidas. Después de alegrarnos con la sentencia que anulaba el polémico proyecto del minivaticano, volvemos a indignarnos al comprobar que la decoración decimonónica del Pasaje del Comercio (o de Murga) está siendo destruida.

Aunque muy modificado con el paso del tiempo, este establecimiento es un relevante exponente de los pasajes comerciales que florecieron en Madrid en el segundo tercio del siglo XIX y el único superviviente junto con el Pasaje Matheu. Está ubicado entre las calles de Montera y Tres Cruces.

Debido a sus valores históricos y artísticos, el inmueble se encuentra protegido de forma integral. Esto significa que no es posible intervenir sobre ninguno de sus elementos arquitectónicos y ornamentales, al margen de las necesarias labores de mantenimiento y de restauración.


Fotografía de MyCP, captada del 16 de noviembre de 2013.

Sin embargo, las intervenciones que se están llevando a cabo han ido mucho más allá y prácticamente ya no queda rastro de la decoración primitiva, como ha puesto de manifiesto la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio.

Al parecer, estos trabajos fueron autorizados por el ayuntamiento el pasado mes de agosto, aunque como obras de conservación.

Según pudimos comprobar en una entrada anterior, el Pasaje del Comercio mantenía buena parte de sus ornamentos originales, tales como pilastras, capiteles, cenefas, molduras, medallones, arquerías ciegas, rejerías... que, una vez más, han sido víctimas de la piqueta.


Detalles decorativos del pasaje, en el año 2010.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Dieciocho edificios y enclaves amenazados

El pasado sábado 16 de noviembre se celebró el Día del Patrimonio Mundial. Con tal motivo, la asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio (MCyP) organizó un recorrido guiado por dieciocho edificios y enclaves madrileños, que, pese a su indudable interés histórico, artístico y cultural, se encuentran en peligro.

1.- Frontón Beti‐Jai. Construido a finales del siglo XIX, se trata de uno de los edificios de espectáculos deportivos profesionales más antiguos del mundo. Aunque fue declarado Bien de Interés Cultural en 2011, su estado de conservación es muy delicado, sin que la administración tome cartas en el asunto.



2.- Palacio de Ustáriz. Este palacio del siglo XVIII fue objeto de una discutida remodelación, dirigida a su conversión en hotel, que quedó súbitamente interrumpida. Durante las obras se realizó un polémico recrecido, que supuso el añadido de una nueva cubierta, al tiempo que fueron destruidas las caballerizas.

3.- Jardines de Pedro Ribera. Se encuentran amenazados por el nuevo Mercado de Barceló, actualmente asentado sobre unas instalaciones provisionales, que el ayuntamiento quiere que sean permanentes.

4.- Museo de Historia. Este museo lleva cerrado desde 2005, cuando se procedió a su reforma, sin que nada se sepa sobre su reapertura. Delante del edificio que le sirve de sede, el Antiguo Hospicio, ha sido colocada una verja, que no solo rompe la panorámica de la fachada, sino que quiebra innecesariamente la continuidad de la lonja.



5.- Corredera Baja de San Pablo, 20. El palacio situado en esta dirección fue adquirido en 1991 por el ayuntamiento, que tenía la intención de proteger sus valores histórico-artísticos. En lugar de ello, el edificio ha ido deteriorándose cada vez más, hasta el punto de cuestionarse su integridad.

6.- Edificio Carrión o Capitol. Sobre su fachada serán instaladas próximamente unas pantallas LED que proyectarán películas publicitarias. La silueta de este edificio, uno de los más importantes de la arquitectura española del siglo XX, quedará así alterada. Sorprendentemente, este inmueble no ha recibido todavía la declaración de Bien de Interés Cultural.

7.- Plaza del Callao. Las pantallas LED serán una realidad no solo en el Capitol, sino también en otros edificios de la plaza, como la FNAC y El Corte Inglés, que se sumarán a las ya existentes en el Cine Callao.

8.- Palacio de la Música. La recuperación de este espacio como sala de conciertos se ha visto repentinamente truncada como consecuencia de la crisis de Caja Madrid, su propietaria. Según se ha publicado en la prensa, será reformado para alojar una tienda de moda.

9.- Operación Canalejas. Las antiguas sedes bancarias de Canalejas, Sevilla y Alcalá han visto cómo la Comunidad de Madrid rebajaba su nivel de protección a únicamente la fachada y la primera crujía. Siete edificios histórico-artísticos serán vaciados y convertidos en uno solo, mediante la construcción de una estructura que emergerá desde los interiores. Las fachadas se mantendrán envolviendo el nuevo edificio, que, para más inri, tendrá un recrecido de al menos tres plantas.

10.- Puerta del Sol. Pese a que fue remodelada hace apenas cuatro años, la plaza volverá a ser intervenida en breve. La posibilidad de que se instale un quiosco de restauración, como ha anunciado el ayuntamiento, aviva la controversia sobre el destino que han tenido nuestras plazas, ocupadas por chiringuitos comerciales y mercadillos de quita y pon.

11.- Teatro de la Comedia. La lentitud con la que se están llevando a cabo los trabajos de restauración levanta las sospechas sobre si podrán ser concluidos.



12.- Museo Ambasz. El ayuntamiento cederá un edificio público en el Paseo del Prado al arquitecto argentino Emilio Ambasz, para, una vez derribado, levantar otro edificio, que albergará un museo sobre arquitectura. Su diseño ha suscitado serias dudas sobre su encaje en esta emblemática vía.

13.- Teatro Calderón. Debido al riesgo de desprendimientos, se han ido retirando numerosos elementos arquitectónicos y ornamentales de las fachadas (estatuas, balaustradas...). La cúpula ha sido una de las partes más afectadas por este proceso.

14.- Sede de 'El Imparcial'. A pesar de que este inmueble está catalogado con nivel 1 de protección, en grado integral, existe una solicitud para erigir un edificio de cuatro plantas en los antiguos talleres del periódico.



15.- Casa de la Duquesa de Sueca. El ayuntamiento expropió este palacio en 1998 para salvarlo de la ruina y convertirlo en un espacio de uso cultural y social. Quince años después, el propio consistorio ha iniciado un expediente de ruina que conllevará la destrucción de varias partes del edificio. La Justicia ha tomado cartas en el asunto y ha paralizado el derribo.

16.- Mercado de la Cebada. El ayuntamiento contempla la sustitución de este viejo mercado por un moderno centro comercial. Con independencia de sus valores arquitectónicos, el debate que se abre es la conveniencia de que el gobierno municipal ceda suelo público a los intereses privados, máxime considerando la carencia de equipamiento que existe en la almendra central de la ciudad.

17.- La cornisa madrileña. Poco después de organizarse el recorrido guiado que estamos describiendo, se hizo pública la sentencia del Tribunal Supremo por la que quedaba anulado el proyecto conocido como minivaticano. El Arzobispado de Madrid pretendía construir en la trasera del Seminario Conciliar y de San Francisco el Grande un complejo de más de 20.000 metros cuadrados, que habría puesto en peligro la panorámica que mejor identifica a Madrid, además de numerosos restos arqueológicos (entre ellos, el tramo más largo que se conserva de la Real Cerca de Felipe IV).

18- Puerta del Río y Casa de Campo. La Puerta del Río fue sustancialmente modificada durante las obras de Madrid Río, hasta hacerla irreconocible. En sus inmediaciones, el Palacio de los Vargas continúa abandonado, sin que se haya podido realizar su anunciada recuperación. Recordamos que ésta contemplaba la restauración del Jardín del Reservado y de las grutas renacentistas del reinado de Felipe II.



Fotografías

Todas las fotografías son gentileza de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio:
- Frontón Beti-Jai. Tomada de la revista El Pelotari (año 1894).
- Museo de Historia. Realizada por Jesús Rodríguez.
- Teatro de la Comedia. Tomada de la web de Talleres de Arte Granda.
- Sede de 'El Imparcial'. Tomada de la revista Mundo gráfico (año 1917) y realizada por Alfonso.
- Madrid Río y Casa de Campo. Postal de Castañeira y Álvarez (años 1911-17).

viernes, 15 de noviembre de 2013

Una buena noticia: adiós al 'minivaticano'

Hacía mucho tiempo que no se producían noticias tan buenas como ésta. El proyecto conocido como minivaticano, que contemplaba la construcción por parte de la Iglesia de un macrocomplejo a espaldas de San Francisco el Grande y del Seminario Conciliar, ha sido tumbado de forma definitiva.


Maqueta del proyecto.

El Tribunal Supremo ha anulado el Plan Parcial de Reforma Interior de la Cornisa del río Manzanares, que el consistorio redactó a medida de los intereses eclesiásticos, después de desestimar el recurso presentado por el Ayuntamiento y el Arzobispado de Madrid contra una sentencia anterior del Tribunal Superior de Justicia.

De haberse realizado, el minivaticano se habría llevado por delante la panorámica que mejor identifica a Madrid, la de su cornisa occidental, que inmortalizara Goya en La pradera de San Isidro. Por no hablar de los numerosos y valiosos restos arqueológicos que yacen bajo el parque, no suficientemente estudiados, entre ellos el tramo más largo que se conserva de la Cerca de Felipe IV.

Recordemos que esta zona contó con un jardín renacentista, el más antiguo de la capital junto con el de la Casa de Campo, y que aquí estuvo el Palacio de los Duques de Osuna, que tuvo unos magníficos jardines paisajistas, en la línea de El Capricho.


Francisco de Goya. 'La pradera de San Isidro'  (1788).

Detrás de este final feliz se esconde una dura batalla, que, al más puro estilo de David contra Goliat, tiene como héroes a ciudadanos anónimos. Constituidos en la Asociación de Amigos de la Cornisa-Vistillas, han luchado contra viento y marea para impedir que el proyecto avanzara. Nos han regalado su esfuerzo, su tiempo y su dinero para que la ciudad pueda seguir disfrutando de su célebre panorámica.

Según denuncia la propia asociación, "nos hemos tenido que defender de nuestra administración, quien actuaba en contra de sus propias leyes como refleja la sentencia. Nos hemos tenido que defender de un gobierno que actúa como una empresa, operando en función de intereses privados, absolutamente espurios, y en contra de los ciudadanos que en tantos casos similares se ven impotentes y desprotegidos".

Para quitarse el sombrero. Muchas gracias, de todo corazón.

lunes, 11 de noviembre de 2013

La Ermita de San Pablo (2): el salón de recreo y jardín

Apenas dos décadas después de ser construida, la Ermita de San Pablo fue objeto de importantes reformas y ampliaciones, destinadas a convertirla en un espacio lúdico y recreativo. Es posible que su desacralización diera comienzo en 1656, año en el que se efectuaron varios pagos a Francisco Rizi (1614-1685) por diversas decoraciones pictóricas.

Pero la gran transformación del templo tuvo lugar en 1659, cuando Bartolomé Zumbigo (1620-1682) y Sebastián de Benavente (1620-1689) recibieron el encargo de levantar un vestíbulo-salón de gran amplitud, cubierto por una bóveda, y una nueva fachada de aire clasicista. Cabe pensar en el empleo de materiales nobles, habida cuenta que el primero era un reconocido marmolista, además de arquitecto.

Las obras, que se prolongaron hasta 1667, incluían también una suntuosa ornamentación, para la que no se escatimaron medios. Ésta fue llevada a cabo por los pintores italianos Agostino Mitelli (1609-1660) y Angelo Michele Colonna (1604-1687), que habían llegado a Madrid por mediación de Diego Velázquez, para decorar el Salón de los Espejos del Real Alcázar.



Lo único que queda de su trabajo en la Ermita de San Pablo son dos bocetos. Uno de ellos es un cuadro al óleo, propiedad del Museo del Prado, aunque en depósito en el Museo de Historia de Madrid, que nos muestra su propuesta para la bóveda.

Como se aprecia en la imagen superior, utilizaban la técnica del trampantojo para simular diferentes elementos arquitectónicos, que, según algunos testimonios de la época, eran una prolongación de la columnata dórica que, mediante este recurso, se fingía en los muros.

Tras la muerte en 1660 de Mitelli, Colonna se puso al frente de la ornamentación exterior, con la ayuda de Dionisio Mantuano. La fachada fue pintada igualmente con trampantojos arquitectónicos, entre los que asomaban, a modo de grupos escultóricos, personajes de la fábula de Céfalo y Aurora.



Podemos hacernos una idea de los resultados finales, gracias a un dibujo conservado en la Biblioteca Nacional -el segundo de los bocetos que hemos señalado más arriba-. Se trata de una copia anónima de la primera mitad del siglo XVIII, realizada a partir de un original de Colonna, correspondiente al extremo izquierdo del frontón.

Otro documento gráfico de excepcional valor es un aguafuerte de Louis Meunier, fechado hacia 1665, en el que puede verse la decoración pictórica de la fachada recién terminada, además de cuatro bultos escultóricos, posiblemente de tamaño natural, que custodiaban la parte baja del edificio.

Con todo, lo verdaderamente relevante de este dibujo es la información que nos proporciona sobre la plaza situada junto a la ermita, que también fue remodelada para que en ella pudieran celebrarse representaciones teatrales al aire libre.



De hecho, las cuatro galerías enramadas que vemos en el grabado conformaban realmente un teatro elíptico, mientras que los restantes elementos, desde los parterres hasta las estatuas y las fuentes, fueron concebidos con un profundo sentido escenográfico, con la idea de quedar integrados dentro de la función teatral.

Mención especial merece la fuente que presidía el recinto, que estaba coronada por un Narciso con los brazos abiertos, con la cabeza inclinada para mirarse en el agua del pilón inferior. Esta figura fue fundida en bronce a partir del vaciado que hizo Velázquez de una imagen romana, durante su segundo viaje a Italia.


Fuente: Museo del Prado.

Aunque en el dibujo de Meunier no aparece, hay constancia de que, por aquella época, ya había sido instalada la escultura Carlos V dominando el furor (1551-64), junto con las estatuas de Felipe II y María de Hungría, todas ellas hechas en bronce por León y Pompeyo Leoni. Forman parte de la colección del Museo del Prado.



Saltamos en el tiempo hasta 1778, año en el que Domingo de Aguirre (1742-1805) hizo un nuevo dibujo de la plaza de San Pablo, propiedad de la Biblioteca Nacional. Más de un siglo después de su profunda reforma, la ermita aparecía sin los trampantojos de Colonna, completamente borrados, si bien seguían en pie las cuatro estatuas que guardaban su base.

Entre estas últimas, podemos reconocer en los flancos de la entrada central los retratos de bronce de Felipe II y María de Hungría, a los que nos hemos referido más arriba.

En cambio, el jardín aún mantenía todos sus elementos principales. Pese a que Aguirre modifica la perspectiva de Meunier, pueden distinguirse fácilmente las galerías enramadas antes citadas (al fondo), mientras que, en un plano preeminente, se destacan la Fuente de Narciso (a la derecha) y la estatua de Carlos V (en el centro), que, ahora sí, puede apreciarse con plena nitidez.

Detalle del dibujo anterior.

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jueves, 7 de noviembre de 2013

Madrid, Ciudadanía y Patrimonio organiza las jornadas 'Patrimonio en alerta roja'

La próxima semana se celebrarán las jornadas Patrimonio en alerta roja, organizadas por la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, dedicada a la defensa de nuestro patrimonio histórico, artístico, social, cultural y natural.

En un año marcado por la falta de conservación e, incluso, el derribo de inmuebles históricos, cambios en la protección de los edificios a medida de intereses particulares o la aprobación de un nuevo marco legal tan discutible como amenazante, solo esperamos que estas jornadas sean un éxito y que logren su objetivo de sensibilizar a los madrileños.


Derribo del Cuartel de Muñoz Grandes, en Campamento, en diciembre de 2012. Foto de Jesús Rodríguez.

El programa completo se encuentra disponible en la página de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio. Entre las numerosas actividades previstas, nos permitimos destacar la mesa redonda del miércoles 13 de noviembre, sobre la Ley de Patrimonio Histórico que la Comunidad de Madrid aprobó el pasado junio y que se encuentra recurrida ante el Tribunal Constitucional. Tendrá lugar en el Ateneo de Madrid, en la Calle del Prado, a las 19:00 hs.

La Casa de Campo será la protagonista el jueves 14 de noviembre. Primero, con un recorrido guiado que comenzará a las 12:00 hs. en la Glorieta de San Vicente; y posteriormente, con un debate sobre las amenazas que acechan a esta zona forestal, en el que también se abordará la anunciada privatización de parques y jardines (a las 16:00 hs., en la Escuela de Hostelería de la Puerta del Ángel).

Para el sábado 16 de noviembre hay organizado un "Recorrido peatonal crítico" por distintos puntos de la capital, que arrancará a las 11:30 hs. de la Glorieta de Rubén Darío. Enclaves como el Frontón Beti-Jai, el Palacio de Ustáriz, el Palacio de la Música o la Casa de la Duquesa de Sueca, entre otros, serán objeto de una especial atención.

Desde aquí queremos felicitar a la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio por esta iniciativa y por toda su labor en defensa de nuestro patrimonio, que nos marca la referencia a seguir a todos los que amamos esta ciudad.

lunes, 4 de noviembre de 2013

La otra Virgen de la Almudena

A pesar de tratarse de dos realidades urbanas muy distantes, Madrid y Talamanca de Jarama mantienen paralelismos históricos notables. No solo comparten el mismo pasado andalusí, sino también algunas tradiciones religiosas de origen medieval.

Es el caso de la Virgen de la Almudena, una advocación surgida casi al mismo tiempo en Madrid y en Talamanca, con similitudes más que evidentes en su proceso de gestación, aunque no en su posterior evolución. Pero vayamos por partes.


Fuente: Cofrades.

Durante la dominación musulmana, los árabes crearon un sistema defensivo en la Marca Media, como así eran conocidas las tierras del centro peninsular que hacían frontera con los reinos cristianos.

Madrid y Talamanca se encontraban entre las plazas fuertes más importantes de esta demarcación territorial. Sus almudaynas (o ciudadelas) fueron fundadas por el emir Muhammad I (853-883) en el último tercio del siglo IX, como así avalan los restos fortificados que aún se conservan en ambas poblaciones.


Puerta de la Tostonera (Talamanca de Jarama). Posible acceso de la alcazaba musulmana.

Dos siglos después fueron incorporadas a la Corona de León y Castilla, en el contexto de las diferentes campañas desplegadas por el rey Alfonso VI (1047-1109) para la conquista de Toledo, la antigua capital visigótica.

Fue en estos momentos cuando vio la luz la advocación de la Virgen de la Almudena y, si hacemos caso de la tradición, tomó cuerpo antes en Talamanca que en Madrid.

En 1079 las tropas de Alfonso VI entraron en Talamanca de Jarama y se hicieron con el control de la mezquita mayor, donde entronizaron una imagen mariana. En alusión al enclave donde se hallaba el templo, la almudayna, la talla quedó bajo la advocación de Santa María de la Almudena. 

La historia volvió a repetirse con la toma de Madrid a manos del monarca leonés, en 1085. Y aunque la leyenda afirme que la Virgen apareció milagrosamente en el recinto amurallado de la almudayna, hemos de entender que Alfonso VI procedió como lo hizo en Talamanca, con la purificación de la mezquita principal y la posterior entronización de María, como símbolo del poder cristiano.

Ni en Talamanca ni en Madrid han pervivido las iglesias medievales en las que se veneraba a la Almudena. La madrileña fue demolida en 1868, para facilitar la creación de la Calle de Bailén, mientras que los últimos vestigios de la de Talamanca debieron perderse a mediados del siglo XX.

En las Relaciones Topográficas de Felipe II, de 1580, se habla someramente de este último templo: “se llama Nuestra Señora de la Almudena, que antiguamente dicen solía ser mezquita de moros y es al modo de la de Córdoba con mármoles de jaspe en ella”.

Gracias a estudios recientes, sabemos que estuvo ubicada en la parte meridional de Talamanca y que, a su alrededor, se fue articulando un cementerio, hoy día desaparecido.



En la imagen superior, detalle de un plano fechado entre 1875 y 1880, puede verse la planta del citado cementerio, que, a tenor de su complejidad, seguramente integraba numerosos elementos arquitectónicos de la iglesia anterior y también de la primitiva mezquita.

El historiador Florentino Castañeda publicó en 1955 una fotografía de las últimas ruinas que aún seguían en pie, en lo que parecía ser una parte de la cripta. En cualquier caso, intuimos que, más allá de la pérdida del edificio, el culto a la Almudena debió extinguirse en la localidad mucho antes del siglo XX.



De otra forma no se entiende que, en Talamanca, no exista ningún rastro de esta advocación. Ni una imagen, ni una calle, ni una capilla. Todo lo contrario de lo ocurrido en Madrid, donde esta Virgen llegó a convertirse, como todos sabemos, en la patrona de la ciudad.

lunes, 28 de octubre de 2013

El Panteón Guirao

Coincidiendo con las próximas festividades de Todos los Santos y de Todos los Difuntos, nos dirigimos al Cementerio de San Isidro, donde se encuentra el Panteón Guirao, también conocido como Panteón de Luisa Sancho Mota, levantado en estilo modernista.



El mausoleo fue mandado construir por el abogado, político y fotógrafo Luis Federico Guirao (1848-1941), como lugar de enterramiento de su esposa, Luisa Sancho Mota, fallecida el 8 de julio de 1907. En 1908 se hizo el encargo y en 1911 fue terminado.

Se trata de un trabajo póstumo del escultor tarraconense Agustín Querol Subirats (1860-1909), a quien los madrileños debemos obras tan relevantes como La Gloria y los Pegasos, el frontón de la Biblioteca Nacional o el Monumento funerario de Cánovas del Castillo.

Querol contó con la colaboración del arquitecto Ignacio de Aldama Elorz, autor de la cripta, y de Francisco Torras Codina, cuyo taller se responsabilizó de los trabajos de forja, consistentes en una puerta de hierro y una verja, tristemente desaparecida, con la que se rodeaba el recinto.



Pese a su desconocimiento, estamos ante una pieza fundamental dentro del modernismo español, que, según el investigador Óscar da Rocha, es "comparable con cualquiera otra de similares características realizada en Europa por aquellos años".

El conjunto está integrado por un doble basamento, sobre el que descansa un sarcófago. La horizontalidad de este planteamiento queda rota en la cabecera, gracias a una cruz de grandes dimensiones y a los cipreses centenarios que custodian el recinto, que parecen formar parte del proyecto escultórico.



Alrededor de la cruz se distribuyen catorce figuras, que llevan a cabo una escenografía de desbordante dinamismo y plasticidad. Las estatuas quedan amalgamadas dentro de la misma masa pétrea, al compás de un imparable movimiento ascendente, que les envuelve sin posibilidad de escapatoria.

Su ritmo agitado parece poner el acento en lo fugaz y efímero de la vida. Esta concepción contrasta con el hieratismo y la solemnidad que tradicionalmente han acompañado al arte funerario, como símbolos de la paz y descanso eternos.



Uno de los grupos escultóricos más importantes se encuentra a los pies de la cruz. En esta parte puede verse un ángel con las alas desplegadas, dando consuelo a un hombre, a una mujer con su hijo y a una mujer postrada de rodillas.

También hay representaciones alegóricas de las virtudes que Luisa Sancho intentó practicar en vida. La Caridad, el Perdón, la Compasión o la Limosna aparecen en los niveles inferiores del monumento, mezcladas con seres terrenales.



Con respecto a la cripta, está situada bajo el basamento. Es de planta circular y se cubre con una bóveda semiesférica. Su acceso se realiza mediante una hermosa puerta de hierro, forjada con motivos vegetales silvestres, tales como cardos, que se van entrelazando, al más puro estilo modernista.



El sentido escenográfico de la composición queda remarcado por una ubicación privilegiada, al final del eje central del Patio de la Concepción (uno de los sectores en los que se divide el Cementerio de San Isidro), a modo de hito arquitectónico.

Lamentablemente, el Panteón Guirao fue labrado en caliza, un material muy endeble que ha acelerado el deterioro de la piedra y que ha provocado el desprendimiento de numerosos trozos.