lunes, 12 de diciembre de 2011

Los jardines renacentistas de El Pardo

Iniciamos un paseo por los jardines renacentistas que Felipe II ordenó levantar en Madrid y su entorno, coincidiendo con la proclamación de la villa como sede de la Corte, en el año 1561. Lamentablemente, nuestro recorrido debe hacerse con la imaginación, pues no se conservan más que unos cuantos restos de aquellos recintos.


Estado actual de los jardines del Palacio Real de El Pardo.

El rey Felipe II (1527-1598) puede ser considerado como uno de los principales renovadores del jardín español. Sus actuaciones en esta línea estuvieron guiadas por un espíritu de integración entre arquitectura y naturaleza, con el que se daba el salto definitivo desde el jardín medieval, como un espacio cerrado y recogido, al jardín renacentista, que se abre al mundo exterior.

En el municipio de Madrid el monarca dejó magníficas muestras en la Casa de Campo y en El Pardo, a las que hay que añadir, en el ámbito de la comunidad autónoma, Aranjuez, El Escorial y La Granjilla de La Fresneda y, fuera de ella, Valsaín, en la provincia de Segovia. 

Los jardines construidos en todos estos enclaves seguían modelos italianos, con una organización geométrica y simétrica de los parterres y un trazado articulado a partir de ejes axiales y perpendiculares, que tomaban la referencia de un hito arquitectónico, generalmente la residencia real. 

Todo ello acompañado de fuentes, estanques, esculturas, preferentemente de tema mitológico, y grutas artificiales, entre otros muchos elementos.

Hoy nos centramos en los jardines renacentistas del Real Sitio de El Pardo, donde había dos espacios claramente diferenciados: el llamado Jardín del Foso y los jardines situados frente a palacio.

Jardín del Foso

En el siglo XVI, el Palacio Real de El Pardo era mucho más pequeño que el que ha llegado a nuestros días, resultado de la sustancial ampliación impulsada por Carlos III en 1772.


Anónimo español. 'Vista del Palacio de El Pardo' (1630). Monasterio de El Escorial.

Alrededor de este edificio, se extendía un peculiar jardín, que Felipe II ordenó construir en 1562. Es posible que lo diseñara Juan Bautista de Toledo (1515-1567), el primero de los arquitectos que tuvo el Monasterio de El Escorial y autor de otros jardines, como la Casa de Campo y La Granjilla de La Fresneda, también por encargo del rey.

Esta atribución resulta completamente lógica, ya que, por entonces, Juan Bautista de Toledo había asumido la remodelación del Palacio Real de El Pardo. No sólo actuó sobre las cubiertas, con la colocación de chapiteles flamencos en las torres angulares, sino que también mejoró el interior y el patio, con la instalación de varias fuentes.

Juan Bautista de Toledo satisfizo los deseos del monarca de crear un jardín perimetral, bordeando el contorno del palacio, para que éste pudiera contemplarlo desde dentro, asomándose a las ventanas.

El jardín se levantó dentro del primitivo foso, que perduraba desde tiempos medievales, cuando el palacio no era más que un simple castillo. Constaba de plantaciones florales, con una gran variedad de especies, fuentes con mascarones en las esquinas, puentes y una especie de pajarera.


Foso del palacio. Al fondo, uno de los puentes renacentistas del desaparecido jardín.

Debió ser un espacio muy singular, a juzgar por el elevado número de crónicas históricas que nos han llegado. El primero en describirlo fue Gaspar de la Vega, en 1568, al que siguieron Juan López de Hoyos en 1572 y Gonzalo Argote de Molina en 1582. Del siglo XVII existen referencias documentales firmadas por Jean L'Hermite (1602) y Juan Gómez de Mora (1626).

En palabras de López de Hoyos (1511-1583), el jardín era "muy agradable, de muchas verduras, arrayhanes, murtas, gran diferencia de yerbas y flores raras y exquisitas de gran olor y fragancia".

Sus impresiones fueron ratificadas posteriormente por Argote de Molina (1548-1596): "éntrase en la casa por dos puentes de piedra y en torno a una anchada cara y en el fondo de ella muchos compartimentos, vasos y macetas de hierbas medicinales y flores extrañas traídas de diversas regiones, adornadas las paredes de la cava con jazmines, yedra y rosas y en cada esquina una fuente de agua, que por mascarones de piedra sale".


Pasadizo sobre el foso y portada renacentista del palacio.

El Jardín del Foso no sobrevivió al paso del tiempo. En 1814 se reconstruyó, aunque desde criterios muy alejados de los originales, con su reconversión en un huerto de frutales, con especial abundancia de avellanos, granados y perales.

El foso se conserva hoy día, pero sin ningún tipo de plantación, excepción hecha de la hiedra que recorre sus paredes, a modo de talud, y de algún que otro frutal.

Jardín frente a palacio

A diferencia del anterior, no se conocen referencias escritas sobre el jardín de estilo renacentista que se extendía junto a la fachada del Palacio Real de El Pardo. La única prueba de su existencia es un óleo del siglo XVII, que se conserva en el Museo de Burgos, en el que aparece retratado el rey Felipe IV (1605-1665), en apacible paseo, junto a otros personajes y distintas especies animales.


Anónimo. 'Jardines y Palacio de El Pardo con el rey Felipe IV' (siglo XVII). Museo de Burgos.

Los trazados que pueden verse en esta obra anónima recuerdan a otros recintos promovidos por Felipe II (sin ir más lejos, la propia Casa de Campo). Sin embargo, la ausencia de una documentación sólida obliga a ser cautelosos a la hora de afirmar que surgieron por iniciativa de este monarca.

Como puede apreciarse en la pintura, el jardín tenía una distribución hipodámica, a partir de parterres de planta cuadrangular, que seguían los patrones italianos antes señalados. Estaba alineado con con el palacio, que igualmente podemos ver en el óleo, hacia el fondo.

Pero, sin duda, su rasgo más característico eran los dos túneles de verdura que flanqueaban el eje axial, en los que se abrían vanos, a modo de estructura arquitectónica.

Tantas han sido las reformas desarrolladas a lo largo de la historia que poco queda del planteamiento renacentista con que el que fue concebido este jardín.

Una de las modificaciones más radicales fue la realizada en tiempos de Fernando VII (1784-1833), con la plantación de árboles frutales y la instalación de abundantes pilones y fuentes. En 1865 fue adaptado al gusto isabelino.

En el siglo XX se hicieron tres grandes intervenciones: una en 1941, al ser elegido el palacio como residencia de Francisco Franco (1892-1975), y las otras dos con la llegada de la democracia.



Los jardines actuales presentan un trazado de estilo neoclásico, con grandes espacios abiertos, formados por praderas y parterres florales, y arboledas en los laterales, por las que discurren caminos y glorietas.

Se disponen alrededor de una avenida central, que comunica la fachada del palacio con la cancela de entrada al recinto.

Bibliografía

Jardines que la Comunidad de Madrid ha perdido, artículo de Carmen Ariza Muñoz. Revista Espacio, tiempo y forma, serie VII, número 14 (páginas 269-290). UNED, Madrid, 2001.

El Pardo (Serie 'Parques y Jardines de Madrid'), de Virginia Tovar Martín. Fundación Caja Madrid. Madrid, 2001

Artículos relacionados

- La Huerta de la Partida
- La Fuente del Águila, de la Casa de Campo
- La Cachicanía y el Pozo de Nieve del Monasterio de El Escorial

16 comentarios:

  1. ¿Se sabe algo de la fuente que se ve en la pintura del Museo de Burgos? Saludos, NGR

    ResponderEliminar
  2. Hola Jesus. Bonito post de uno de los parajes más bonitos de Madrid. Bonitas imagenes antiguas para recrearnos en lo que era originalmente el jardin, y sus remodelaciones en funcion de los gustos del rey de turno.

    Gracias y un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Gracias NGR. Pues no tengo ni idea del paradero de esa fuente. Supongo que, como tantas y tantas otras fuentes que hubo en Madrid en los siglos XVI y XVII, se habrá perdido para siempre.

    Saludos!!!

    ResponderEliminar
  4. Hola José:
    Me alegro de que te haya gustado. Cuando se habla de jardines renacentistas en Madrid, todo el mundo piensa en la Casa de Campo y casi nadie se acuerda de El Pardo. La pintura anónima del Museo de Burgos es todo un lujo de detalles.

    Un abrazo y muchas gracias, Jesús

    ResponderEliminar
  5. Hola Jesús,
    Realmente regios los jardines de la pintura anónima del Museo de Burgos. Todos los artistas desvirtuaban un tanto la realidad para engrandecer a espacios y personas, sobre todo si pertenecían a la Corona, pero veo que el paso de múltiples dirigentes caprichosos a través de los siglos ha convertido los frondosos jardines en funcionales explanadas de césped con florecitas...y una fuentecilla.
    ¡Si los Habsburgo levantaran la cabeza!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Hola Manuel:
    ¡Si los Habsburgo levantaran la cabeza y vieran estas verdes praderas y estos negocios a lo Urdangarín! ¡Ay, cómo está la monarquía!

    Un abrazo, Jesús

    ResponderEliminar
  7. Lo malo del Pardo es que el entorno está muy poco cuidado, como ocurre con otros muchos monumentos españoles. El cuartel, o lo que sea eso que esta a las espaldas del Palacio, rompe todo el encanto y deja a la Casita del Príncipe desubicada, y poco menos que rodeada de barracones. Una pena

    ResponderEliminar
  8. Hola Anónimo:
    Muchas gracias por tu comentario. Tienes toda la razón. Durante el franquismo, se construyeron muchos acuartelamientos en El Pardo, un verdadero atentado contra el patrimonio, pues no sólo desaparecieron jardines históricos (como el eje arbolado que iba desde el Palacio hasta la Casita, tal y como señalas), sino que también quedó desdibujada, prácticamente anulada, la concepción urbanística de todo el Real Sitio. Por no hablar de los propios jardines de la Casita, que fueron eliminados parcialmente para construir una carretera. Has dado en el clavo...

    Un saludo, Jesús

    ResponderEliminar
  9. Que facil es echarle la culpa al de siempre.... a Franco
    "esos barracones" fueron construidos en el Siglo XVIII para alojar a las Guardias de Corps.
    Posteriormente fue el Orfanato Nacional de San Juan y Santa María. Durante la G. Civil del 36-39 un cuartel republicano y cuando finalmente Franco decidió establecerse en El Pardo fue ocupado por su guardia personal.
    La vista del expléndido cuadro (Burgos) es Sur, es decir que no es la que unía el Palacio con la Casita del Príncipe, el eje arbolado sigue existiendo en la actualidad.
    Los jardines de la Casita efectivamente fueron cortados en los anos 50 pero se mantienen practicamente igual a como estaban antes de Franco pues la Calle de Colmenar siempre pasó por allí, recientemente han repuesto en su lugar la fuente que siempre habia estado.

    Anónimo estoy de acuerdo contigo en que El Pardo está muy poco cuidao.

    JJ Muchas gracias por tu Blog, es sencillamente espectacular

    ResponderEliminar
  10. Muchas gracias, Anónimo, por tus aportaciones y aclaraciones, que tanto enriquecen el artículo. Un abrazo, Jesús

    ResponderEliminar
  11. Junto a la Casita del P. han construido un edificio horroroso, que se terminó en el año 2008
    ¿la culpa de la construcción de ese edificio de quien es? ¿quien gobernaba en ese año... ZP? ¿se puede culpar al que gobierna de todo lo "malo" o depende de quien es el que nos gobierna?.

    ResponderEliminar
  12. Hola Anónimo:
    Muchas gracias. Creo que no es comparable el ejemplo que citas con las decisiones, directas y muy personales, de monarcas, príncipes y del propio Franco, tomadas en referencia al lugar donde iban a residir, ya fuera de forma permanente o por temporadas.

    Un abrazo, Jesús

    ResponderEliminar
  13. Tengo que decir del famoso cuadro del museo de Burgos, se piensa que no corresponde al Pardo por que no hay espacio suficiente para hacer ese jardín: hacia el oeste (donde está ahora la iglesia de Corte, por que ahí estaban las casas de oficios, y hacia el este, por que el terreno es más alto.
    Que yo sepa, la portada del palacio es la de la foto de arriba, la renacentista. La portada principal del palacio corresponde a la de los Borbones, que doblan la superficie del palacio hacia el este con un patio simétrico al de Felipe II.

    ResponderEliminar
  14. La importancia del jardín del foso estriba en que crea un microclima permitiendo el cultivo de plantas que de otro modo no resistirían el clima: Así la mole del palacio (lo protege del viento del norte), la orientación al sur, el mismo foso, el agua de las fuentes de las esquinas; todo hace que ahí se pueda cultivar jazmínes, por ejemplo.
    Nótese que Felipe II crea un efecto similar en el Escorial (sin foso).
    No creo que el jardín rodease todo el palacio, y probablemente el foso es más ancho en el sur.
    La idea es extranjera, probablemente inglesa o flamenca.
    Es posible también que el foso protejiese las plantas de los animales salvajes.
    Debajo del puente, había jaulas grandes donde Felipe II tenía aves canoras.
    El jardín como tal desapareció al derrumbarse la galería sur sobre él en el S. XVII.

    ResponderEliminar
  15. Hola Anónimo:
    Mil gracias por tus brillantes aportaciones. Ahí quedan como complemento y ampliación del artículo. Saludos cordiales desde "Pasión por Madrid"

    ResponderEliminar
  16. Yo tenía siete años vivía en Madrid y me acuerdo ir a pasar el dia en los jardines del Pardo,1957 me imagino que estaba abierto al público ?

    ResponderEliminar