Una de sus joyas es el Monumento funerario de Francisco de Goya, Donoso Cortés, Juan Meléndez Valdés y Leandro Fernández de Moratín, cuatro grandes personalidades de nuestra cultura que tienen en común el haber fallecido en Francia.
Fue realizado a finales del siglo XIX, a partir de una iniciativa del Ministerio de Fomento, bajo el gobierno liberal de Práxedes Mateo-Sagasta.
Fue realizado a finales del siglo XIX, a partir de una iniciativa del Ministerio de Fomento, bajo el gobierno liberal de Práxedes Mateo-Sagasta.
Concebido como un pequeño Panteón de Hombres Ilustres, su diseño corrió a cargo del arquitecto Joaquín de la Concha Alcalde, con Ricardo Bellver como autor de los grupos escultóricos.
El monumento en 1887, cuando fue erigido. Fuente: 'La Ilustración Española y Americana'.
El proyecto inicial constaba de tres tumbas, ya que, en un principio, no estaba contemplado traer aquí a Goya, cuyos huesos ni siquiera se encontraban en España cuando se aprobó la construcción del monumento.
La decisión de enterrar al pintor en este panteón se tomó sobre la marcha, una vez que, en 1884, el gobierno español comenzase las primeras diligencias para la repatriación de su cuerpo.
En un primer momento se pensó en dejar fuera del mausoleo a Moratín, para que su sepultura fuera ocupada por Goya. Aunque, finalmente, se optó por su ampliación, con el fin de que pudieran tener cabida los cuaro. Los trabajos de remodelación fueron desarrollados por el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco.
A pesar de que se terminó en 1887, el panteón estuvo vacío hasta 1900, en espera de la llegada de los restos mortales de Goya, cuyo proceso de repatriación se había dilatado de manera incomprensible.
Algo que sólo cabe explicar en clave de desidia, como bien dejó reflejado Mesonero Romanos en uno de sus escritos: “siempre fue España perezosa y olvidadiza con sus hijos esclarecidos.”
En 1899 los restos mortales de Goya llegaron a España y en 1900 fueron llevados, junto con los de Donoso Cortés, Meléndez Valdés y Moratín, al Cementerio de San Isidro.
En 1899 los restos mortales de Goya llegaron a España y en 1900 fueron llevados, junto con los de Donoso Cortés, Meléndez Valdés y Moratín, al Cementerio de San Isidro.
El traslado de los féretros se hizo el día 11 de mayo, en solemne procesión, ante una multitud de madrileños que literalmente se echó a la calle para presenciar el desfile.
Hoy sólo se encuentran aquí tres de ellos. En 1919 el cuerpo de Goya fue exhumado y enterrado en la Ermita de San Antonio Florida, donde descansa rodeado de sus célebres frescos.
Descripción
El conjunto está integrado por una esbelta columna, que se apoya en un pedestal de planta cuadrangular. Cada uno de los lados de la base muestra un medallón labrado con la efigie de las personalidades enterradas, a modo de cabecera de las sepulturas que rodean el monumento, dispuestas en aspa.
Los medallones están hechos en mármol de Rabbaggioni y miden 46 centímetros de diámetro. Unas hojas de acacia los circundan parcialmente y, en la parte inferior, se despliega la estrella flamígera de cinco puntas.
La columna presenta fuste estriado, dividido en cuatro cuerpos. Su basamento es octogonal y se encuentra custodiado por cuatro alegorías infantiles de las disciplinas a las que se dedicaban los sepultados: la Poesía, la Elocuencia, la Literatura y la Pintura.
En la parte superior descansa la figura de una mujer alada, en insinuante movimiento, que representa a la Fama. Está hecha en mármol y piedra.
Hoy sólo se encuentran aquí tres de ellos. En 1919 el cuerpo de Goya fue exhumado y enterrado en la Ermita de San Antonio Florida, donde descansa rodeado de sus célebres frescos.
Descripción
El conjunto está integrado por una esbelta columna, que se apoya en un pedestal de planta cuadrangular. Cada uno de los lados de la base muestra un medallón labrado con la efigie de las personalidades enterradas, a modo de cabecera de las sepulturas que rodean el monumento, dispuestas en aspa.
Los medallones están hechos en mármol de Rabbaggioni y miden 46 centímetros de diámetro. Unas hojas de acacia los circundan parcialmente y, en la parte inferior, se despliega la estrella flamígera de cinco puntas.
La columna presenta fuste estriado, dividido en cuatro cuerpos. Su basamento es octogonal y se encuentra custodiado por cuatro alegorías infantiles de las disciplinas a las que se dedicaban los sepultados: la Poesía, la Elocuencia, la Literatura y la Pintura.
En la parte superior descansa la figura de una mujer alada, en insinuante movimiento, que representa a la Fama. Está hecha en mármol y piedra.
Hola Jesús,
ResponderEliminarMenuda sorpresa me he llevado ¡y por partida doble!.
La autoría de Joaquin de la Concha Alcalde de un monumento escultórico le relaciona aun más con mi bisabuelo escultor (quien compró en 1914 un inmueble proyectado por de la Concha) y me hace sospechar de su colaboración aqui con Bellver...
La otra sorpresa (a la que me estoy malacostumbrando) es el inmerecido enlace con S. Antonio de la Florida, que te agradezco sinceramente.
Enhorabuena por el magnífico artículo.
Un abrazo.
Hola Antonio:
EliminarMe alegro de que hayas podido encontrar otro hilo en tu labor investigadora. Ojalá que consigas tirar de él y reunir toda la información perdida. Seguro que sí!! La memoria de nuestros grandes escultores tiene que estar completa.
Y lo del enlace, nada de inmerecido. Tu artículo (y tu punto de vista) sobre San Antonio de la Florida es soberbio, como todo tu blog.
Un fuerte abrazo, Jesús
En España hemos tenido, y tenemos, grandes escultores, incluido el bisabuelo de Antonio, a quien aprovecho para felicitar por ir encontrando más datos sobre él, comprendo su alegría.
ResponderEliminarUn post fantástico, felicidades para tí, Jesús, y gracias.
Hola Mercedes:
EliminarNadie como tú conoce a esos grandes artistas (muchas veces olvidados)que embellecieron nuestra ciudad con sus forjas, sus cerámicas, sus esculturas, sus artesonados... Hay que reivindicarlos y tú eres maestra en ello. Gracias a ti!!
Un abrazo, Jesús
Hola Jesús,
ResponderEliminarTenemos una sacramental que es un lujo. Por la extensión, no es Père-Lachaise, que aquí somos más "recogiditos", pero en lo que se refiere a grupos escultóricos y a sus artífices, no tenemos nada que envidiarle.
Felicidades por el artículo.
Un abrazo.
Hola Manuel:
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Es todo un lujo nuestro Cementerio de San Isidro. Ya he ido varias veces y siempre se descubre algo nuevo, sorprendente. Por cierto, que su estado es muy delicado: el célebre "Panteón Guirao", una obra maestra de la escultura modernista, se está cayendo a trozos, hay figuras que han perdido su rostro o sus extremidades. Una pena.
Un abrazo fuerte, Jesús
Ese cementerio es una maravilla.
ResponderEliminarGracias Anónimo. Sin duda, el cementerio merece más de una visita.
EliminarHola Jesus. Llevo mal lo del los cementarios, tengo que ir al Panteon de Hombre Ilustres, para un trabajo y me lo estoy pensando, pero lo cierto es que ese cementerio, guarda monumentos y construcciones dignas de mención.
ResponderEliminarExcelente post.
Un abrazo.
Hola José:
EliminarGracias por tu comentario. Entiendo perfectamente que haya gente a la que no le gustan nada los cementerios. Yo debo ser algo raro, ya que les encuentro mucho encanto.
Un abrazo y buen fin de semana!!!
Muy interesante, Jesús, un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos. Un abrazo!!
Eliminarparece que tiene vida propia :) un saludo!!!
ResponderEliminarHola Slu:
ResponderEliminarBienvenido otra vez a esta tu casa. Es irónico lo de tener vida propia en un cementerio, jeje!! Gracias y un abrazo!!!
Jesús
El misterio de estas cuatro tumbas (vacía la de Goya), es que en una de las tres restantes figura enterrado el general Diego de León, que fue fusilado por conspiración en la Puerta de Toledo. En la cubierta del panteón lo indica claramente. Hasta ahora todavía no he podido encontrar una explicación. ¿Lo sabe alguien?
ResponderEliminarHola Carlos:
ResponderEliminarGracias por tu brillante aportación, en clave de misterio. Un elemento más a añadir a la cadena de desidias y humillaciones que han sufrido los restos mortales de nuestros iustres, como bien has reflejado en tu magífico blog, con esa serie dedicada al paradero de las glorias españolas.
Un abrazo, Jesús
Los restos mezclados de Goya y de su pariente llegaron de Burdeos en tren a la Estación del Norte. De ahí permanecieron casi un año en una cripta de la Basílica de San Isidro, calle Toledo, de donde pasaron por fin a la Sacramental de San Isidro.
ResponderEliminar