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lunes, 8 de diciembre de 2014

Los pozos artesianos de El Pardo

Rastreando por Internet, nos hemos encontrado con la singular torre que podemos apreciar en la postal inferior. Y aunque no hemos podido averiguar mucho sobre su autoría o su ubicación exacta, sí que hemos podido saber que se trataba de uno de los muchos pozos artesianos que se perforaron en El Pardo a principios del siglo XX.


Postal de 1913.

La construcción de estos pozos se empezó a gestar en el año 1904, cuando el rey Alfonso XIII tomó la decisión de impulsar la agricultura y la ganadería en el Real Sitio, hasta entonces prácticamente inexistentes.

El encargo recayó sobre Rafael Janini Janini, ingeniero agrónomo de la Real Casa y Patrimonio, quien, desde un primer momento, dirigió sus esfuerzos a la localización de aguas subterráneas, enfrentándose a la opinión mayoritaria de que El Pardo carecía de ellas. Contó con la colaboración del perito agrícola Silvino Maupoey.

Después de un largo periodo de estudio, que dio como resultado la apertura en 1906 de un pozo a cielo abierto, la primera perforación artesiana como tal pudo llevarse a cabo a mediados del año 1908.


Foto publicada por la revista 'Ibérica' (1914).

Para los tres primeros pozos se empleó un rundimentario trépano con cuchara, accionado por vapor, que fue sustituido posteriormente por una maquinaria como la que nos muestra la fotografía superior, similar a la que se utilizaba en Estados Unidos para las extracciones petrolíferas. Su coste ascendió a 32.526 pesetas.

Hasta 1913 se estuvieron excavando pozos, probablemente un total de diecisiete. Algunos de ellos tenían surtidores realmente espectaculares, de más de veinte metros de altura sobre el ras del suelo, y otros provocaban caprichosos juegos de agua, dignos de una fuente ornamental.

Fotos publicadas por la revista 'Ibérica' (1914).

Además fueron levantadas cuatro instalaciones de bombas electrohidráulicas, que permitían elevar, en el caso de los grupos más potentes, entre 3.300 y 6.000 litros de agua por minuto.

Todo ello hizo posible la habilitación de 500 hectáreas de secano y 187 de regadío, que permitían el cultivo de trigo, cebada, avena, centeno, almortas, habas, patatas, garbanzos, algarrobas, alfalfa, maíz, nabos y remolacha, entre otras plantaciones.

A algunos de estos pozos les fueron añadidos, posiblemente en los años treinta o cuarenta del siglo XX, aljibes soportados sobre estructuras de vigas metálicas, como así ocurrió con el que estaba situado dentro del recinto del antiguo Cuartel de Guardias de Corps.

Poco queda de aquel legado, más allá de ciertas bocas metálicas que se encuentran diseminadas por el monte. Uno de los pozos que se conserva es el que surtía de agua a la Fuente Blanca o Fuente de Valpalomero, construida en un paraje agreste durante la Segunda República (1931-1939) y trasladada en la década de los noventa a unos jardines cercanos al palacio.



Con respecto al pozo con el que hemos iniciado el presente artículo, no podemos añadir mucho más. Tan solo que su silueta nos ha evocado al Primer depósito elevado del Canal de Isabel II, erigido entre 1908 y 1911, en un momento en el que la arquitectura industrial tenía un profundo sentido de la estética, más allá de la mera funcionalidad.

viernes, 18 de junio de 2010

Lista Roja del Patrimonio

La Lista Roja del Patrimonio es una iniciativa de la asociación Hispania Nostra, que "aspira a recoger aquellos elementos del patrimonio histórico español que se encuentren sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores".

Comenzó a elaborarse en el año 2006 y, hasta el momento, se han inventariado en toda España más de 360 conjuntos monumentales y arqueológicos. Lejos de estar cerrada, la lista se encuentra en plena fase de elaboración, abierta a la participación de cualquier entidad o persona interesada en la defensa del patrimonio.

En la Comunidad de Madrid hay catalogados nueve conjuntos amenazados. Aunque faltan otros muchos, es un primer paso para que las autoridades y los ciudadanos tomen conciencia de la necesidad de proteger nuestro patrimonio histórico, artístico y paisajístico.

Los nueve conjuntos madrileños en peligro

Jardines de Las Vistillas, en Madrid. El Plan Parcial de Reforma Interior de la Cornisa del Río Manzanares, aprobado por el Ayuntamiento de Madrid, permite la construcción de varios edificios para uso eclesiástico y municipal en el Parque de la Cornisa, uno de los recintos de los Jardines de Las Vistillas. El complejo, situado a los pies mismos de la Basílica de San Francisco el Grande, hará desaparecer una de las vistas panorámicas más hermosas y simbólicas de la capital.

Real Canal del Manzanares, en Madrid, Getafe y Rivas-Vaciamadrid. Los restos de este canal artificial, levantado entre los siglos XVIII y XIX, presentan diferentes niveles de conservación, aunque se observa un paulatino estado de abandono. E, incluso, se ha procedido a la destrucción de diferentes vestigios, tras ejecutarse diversas obras públicas en las inmediaciones.


Embarcadero del Real Canal del Manzanares, en una fotografía de mediados del siglo XIX.

Ermita de la Virgen de Oliva, en Patones. Enclavado en un paraje agreste, en las cercanías de Patones de Arriba, este pequeño templo data del siglo XII o XIII. Presenta un estado de conservación muy delicado, con riesgo de desprendimientos y vegetación invasiva. Sólo han llegado hasta nosotros el ábside y el primer tramo de la nave, donde se aloja un arco apuntado, correspondiente al arranque de la bóveda. Todo ello en estilo románico-mudéjar.

Ermita de San Polo, en Aldea del Fresno. De esta ermita medieval, probablemente edificada en el siglo XII o XIII, se mantienen en pie restos de muros y cimientos, así como una notable portada mudéjar, articulada alrededor de un arco ojival de herradura. Su estado es de ruina progresiva, por total abandono.

Palacio del Canto del Pico, en Torrelodones. Se trata de una casa-museo de principios del siglo XX, levantada para albergar la colección de arte de su primer propietario, José María del Palacio, conde de las Almenas. El edificio, que tiene integrados en su estructura restos arqueológicos y artísticos procedentes de toda España, está abandonado y ha sido objeto de numerosos saqueos y actos vandálicos. En 1998 sufrió un incendio que destruyó las cubiertas. Hasta 2001 estuvo sin ellas, lo que aceleró su deterioro.


El Palacio del Canto del Pico está emplazado a más de 1.000 metros de altitud, en la montaña granítica del mismo nombre.

Castillo de Torrejón de Velasco. Esta fortaleza fue construida en el siglo XV sobre los restos de un castillo anterior, posiblemente del siglo XIII. Tiene planta rectangular y conserva nueve torres cilíndricas, además de la torre del homenaje, sin duda alguna, el elemento de mayor interés arquitectónico de todo el conjunto. La fortificación está abandonada y arruinada, con una alta probabilidad de derrumbe.

Valle de los Caídos, en San Lorenzo de El Escorial. Puede sorprender que este polémico monumento funerario, iniciado en 1940 y concluido en 1958, figure en la Lista Roja del Patrimonio, ya que se encuentra en plena restauración. Los procedimientos empleados en este proceso son precisamente los que han motivado su inclusión, al cuestionarse el desmontaje llevado a cabo en los grupos escultóricos de Juan de Ávalos. Diferentes especialistas consideran que pueden ocasionar daños irreparables.

Capilla Universitaria de San Ildefonso, en Alcalá de Henares. A pesar de la declaración de Alcalá de Henares como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, la Capilla del Colegio Mayor de San Ildefonso presenta una deficiente conservación. Las humedades y las grietas amenazan la estabilidad de los muros, al tiempo que se advierten numerosos desperfectos en el artesonado y en los elementos decorativos. Incluso, el sepulcro del Cardenal Cisneros, obra de Bartolomé Ordóñez realizada a principios del siglo XVI, muestra signos de suciedad y deterioro.

Frontón Beti Jai, en Madrid. Es el único edificio deportivo decimonónico que se conserva en Madrid. Reúne elementos de estilo neomudéjar y de la arquitectura de hierro de la época, en concreto, su grada de espectadores, concebida para albergar a 4.000 personas. Está abandonado, con riesgo de ruina.


Fotografía del año 1900 del frontón Beti Jai.