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lunes, 17 de octubre de 2011

El Puente de la Marmota

Nos dirigimos al extremo septentrional del término municipal de Madrid, prácticamente en la linde con Colmenar Viejo. Aquí se encuentra el Puente de la Marmota, que fue levantado a mediados del siglo XVIII sobre las aguas del río Manzanares, junto a la tapia del Monte de El Pardo.

Lo primero que sorprende de esta construcción es su nombre. ¿Cómo es posible que se llame así, cuando no hay marmotas en España? La respuesta es sencilla: realmente se trata de una degeneración del término 'mamotar', con el que era conocido un cerro cercano al puente, con forma de 'mama' femenina.

La citada montaña aparece con el nombre de Cabeza de Mamotar en diferentes documentos y textos medievales, caso del célebre Libro de la Montería, escrito por el rey Alfonso XI de Castilla (1311-50). Dada la similitud fonética que poseen las voces 'mamotar' y 'marmota', es fácil entender el proceso de corrupción lingüística sufrido por el topónimo.


Fuente: mishobbiesyyo.blogspot.com.

El Puente de la Marmota fue realizado entre 1756 y 1758, en el contexto de un proyecto de acotamiento y mejora de los accesos de El Pardo, llevado a cabo por mandato de Fernando VI (1713-59). No olvidemos que este Real Sitio siempre fue el cazadero preferido de la monarquía española y que estas obras fueron consideradas como una prioridad, incluso por monarcas anteriores.

Además de esta infraestructura, se crearon otras muchas, como la cerca de 99 kilómetros que rodea al monte, la Puerta de Hierro, el Puente de San Fernando, la gavia de Fuencarral y una serie de pequeños puentes, que salvaban los arroyos de Valdeculebras, de las Viudas, de Tejada y de Trofa, todos ellos afluentes del Manzanares.

El puente se construyó para dar continuidad a la valla de El Pardo. Se eleva sobre un cañón natural, justo donde el Manzanares abandona la rampa de la sierra y se adentra en las llanuras arenosas de la meseta. Hoy día este desfiladero se encuentra anegado por la cola del Embalse de El Pardo, inaugurado en 1970.


Fuente: mishobbiesyyo.blogspot.com.

La complicada orografía del paraje explica su considerable altura. Su único ojo, formado por un arco de medio punto, con 46 dovelas, salva un desnivel de 11,5 metros, que, para hacernos una idea, equivale casi a un edificio de cinco plantas. 

En cambio, la anchura del arco no es muy grande. Tiene 12 metros de luz, un poco menos que el arco central del Puente de Segovia, con 12,8 metros.

Pero tal vez lo que más llama la atención es el tablero. No tanto por sus dimensiones (45 metros de largo y 4,7 de ancho), como por su disposición, ya que se inclina de un extremo a otro, posibilitando un pronunciado cambio de rasante.

Junto a las embocaduras del puente, se conservan restos de un camino enlosado.

Fuente: Catálogo de Archivos del CSIC. Fotografía de José Royo Gómez (1929).

El Puente de la Marmota es un perfecto desconocido para la gran mayoría de los madrileños, pero no tanto para los aficionados al senderismo y al ciclismo de montaña, que lo toman como punto de referencia de numerosas rutas, que parten tanto desde Colmenar Viejo como desde Tres Cantos.

Es, además, uno de los mejores miradores de la comunidad autónoma. Desde su tablero (o, mejor aún, desde el cercano Cerro de la Marmota), se divisan unas espectaculares vistas de todo el Monte de El Pardo, con la ciudad de Madrid como inmejorable telón de fondo.


Localización del puente dentro del término municipal de Madrid.

Otros puentes históricos sobre el Manzanares

- El Puente del Grajal
- El Puente de Segovia
- El Puente de Toledo
- El Puente Verde de La Florida
- El Puente de San Fernando
- El Puente de Capuchinos
- El Puente del Rey

miércoles, 5 de mayo de 2010

La Marca Media: el puente musulmán del Grajal


Vista del puente, sobre el río Manzanares, a su paso por el término municipal de Colmenar Viejo.

La Marca Media era una de las demarcaciones territoriales de Al Ándalus. Por su situación al sur del Sistema Central, haciendo frontera con los reinos cristianos de la mitad norte peninsular, jugó un papel fundamental entre los siglos IX y XI, como garante de las posiciones musulmanas.

Este territorio, coincidente en gran parte con la actual Comunidad de Madrid y otras provincias del centro de España, fue fortificado mediante un complejo sistema defensivo, del que surgieron fortalezas como las de Madrid, Alcalá de Henares y Villaviciosa de Odón, entre otras plazas.

De ellas nos han llegado vestigios tan singulares como la muralla de la Cuesta de la Vega, el castillo de Alcalá la Vieja y los restos arqueológicos de Calatalifa, respectivamente.

Dentro de este contexto militar, también fue creada una red de atalayas, muy estructurada, que se encargaba de vigilar los pasos de montaña de la Sierra de Guadarrama y de Somosierra, puntos considerados de especial peligro.

Las diferentes torres-vigía se comunicaban entre sí mediante 'humadas', que alertaban a las tropas ante posibles incursiones cristianas. Muchas de ellas aún se mantienen en pie, caso de las existentes en Torrelodones, Venturada, El Vellón o El Berrueco.

Mucho menos conocida que estas construcciones es la calzada militar que, bordeando la parte meridional del Sistema Central y siguiendo la dirección norte-sudoeste, unía las distintas atalayas y ciudadelas existentes entre los valles del Jarama y del Tiétar.

Aunque quedan muy pocos rastros de esta vía, sí que perviven diferentes puentes, erigidos para facilitar el paso de los distintos ríos con los que tropezaba el camino. Cabe datarlos en algún periodo indeterminado comprendido entre los siglos IX y XI, a lo largo del cual tuvo lugar la fortificación de la Marca Media, tal y como acaba de señalarse.

Algunos de ellos, como los del Pasadero (Navalagamella) y de la Alcanzorla (Galapagar), han conseguido llegar a nuestros días conservando intacto su aspecto original.

Otros, en cambio, han sufrido transformaciones de tal calado, que difícilmente podría adivinarse que tuvieron un origen islámico, como así ocurre con los puentes medievales de Talamanca de Jarama y de San Martín de Valdeiglesias.

Un puente claramente andalusí

Nos detenemos en el Puente del Grajal, que se levanta sobre un desfiladero del río Manzanares, en el actual municipio de Colmenar Viejo. Pese a haber sido objeto de intervenciones posteriores, que han alterado su fisonomía primitiva, todavía mantiene rasgos que avalan su inconfundible factura andalusí.

Su tablero resulta especialmente revelador, pues sus medidas entran en consonancia con las de los citados puentes del Pasadero, sobre el río Perales, y de la Alcanzorla, sobre el Guadarrama. Tales similitudes no pueden ser fruto de la casualidad, sino que, con toda seguridad, responden al mismo plan general.

En concreto, presenta una anchura de 3,34 metros, equivalente a seis codos rassasíes, que, junto con los cinco codos, eran los dos anchos más utilizados en los puentes musulmanes.


Vista del tablero.

Asimismo, el Puente del Grajal no descansa directamente sobre la roca, sino en una especie de zócalo, que, además de ser un punto de apoyo, permite encauzar la corriente. No sólo se trata de una pauta arquitectónica característica de Al Ándalus, sino que la técnica constructiva empleada, mampostería con cal, revela igualmente esta procedencia.


Detalle de uno de los zócalos sobre los que se apoya la estructura.

Del mismo modo, hay que destacar que, en una dehesa cercana al puente, se descubrieron en el año 2004 unos enlosados, que muy bien podrían corresponder a algún tramo de la vieja calzada militar, a la que tantas veces hemos hecho referencia.

Hipótesis que parece quedar ratificada por la proximidad de dos atalayas musulmanas, una en el término municipal de Hoyo de Manzanares, conocida como La Torrecilla, y otra en el de Torrelodones, ubicada junto a la A6.

El Puente del Grajal consta de un único arco de medio punto, de diez metros de luz. Presenta fábrica de piedra de granito, encajada en la estructura mediante mampostería, excepto en las dovelas, que están formadas por sillares regulares. Su rasante es alomada.

Se halla en un paraje de alto valor ambiental, protegido por su inclusión dentro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares.

A su lado se alzan otras dos construcciones de interés histórico: aguas abajo existe otro puente, realizado en el año 1895, por el que pasa la carretera comarcal M-618, y aguas arriba se encuentra la central hidroeléctrica de El Navallar, inaugurada en 1908 por el rey Alfonso XIII.


El puente desde la margen derecha del Manzanares.