jueves, 28 de abril de 2011

El 1 de mayo en seis imágenes históricas

Cuando falta muy poco para que llegue el 1 de mayo, hacemos un repaso histórico de las diferentes formas de celebración que ha tenido este día en nuestra ciudad.

Desde el marcado tono reivindicativo de las primeras décadas del siglo XX hasta las Demostraciones Sindicales de la Dictadura de Franco, que convirtieron la jornada en una exaltación del régimen, y su recuperación como tal Fiesta del Trabajo, nuevamente presidida por un espíritu de denuncia y protesta, con la llegada de la democracia.



Masiva concentración de trabajadores en la Puerta de Sol, el 1 de mayo de 1908.



Detenciones policiales en la Calle de Alcalá, en su embocadura con la Gran Vía, durante las protestas de 1919.



Aspecto de la Puerta del Sol el 1 de mayo de 1923.



La manifestación del 1 de mayo de 1931, recién proclamada la Segunda República, figura como una de las más multitudinarias de la historia. Estuvo encabezada por el alcalde de Madrid, Pedro Rico (en la imagen se le ve con bastón); el ministro de Trabajo, Francisco Largo Caballero; el rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno; y el ministro de Hacienda, Indalecio Prieto (que acompañan al edil de izquierda a derecha).



Durante la Dictadura de Franco, las manifestaciones del 1 de Mayo fueron prohibidas. En 1958, tres años después de que la Iglesia instaurase en este día la festividad de San José Obrero, comenzaron las llamadas Demostraciones Sindicales. Solían celebrarse en el Estadio Santiago Bernabéu y consistiían en exhibiciones deportivas y folclóricas, con una clara intención propagandística, como las que pueden verse en esta fotografía del año 1964.



El 1 de mayo de 1978 tuvo lugar la primera gran manifestación del Día del Trabajo de la democracia. En la imagen puede verse la Plaza de la Independencia con una considerable aglomeración de gente.

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lunes, 25 de abril de 2011

En el Palacio de Cibeles

El Palacio de Comunicaciones, llamado Palacio de Cibeles desde el traslado de la Alcaldía de Madrid, se encuentra abierto al público en unas jornadas de puertas abiertas, que durarán hasta finales del mes de julio.



Este edificio monumental, uno de los iconos más poderosos de nuestra ciudad, fue construido entre 1904 y 1919, en lo que constituyó una de las etapas más esplendorosas y fructíferas en la historia del urbanismo madrileño.



Su arquitecto, Antonio Palacios, uno de esos genios que todavía no ha alcanzado el reconocimiento que se merece, ideó un majestuoso conjunto de estilo ecléctico, en el que se mezclan influencias estadounidenses, francesas y, por supuesto, hispánicas, además de rasgos típicamente modernistas.

Colaboraron con él el arquitecto Joaquín Otamendi y el ingeniero Ángel Chueca Sainz, además de numerosos artesanos y artistas, como el escultor Ángel García Díaz.



El interior sorprende por la armónica convivencia de las vanguardias arquitectónicas de principios del siglo XX con detalles historicistas, que recrean el gótico tardío español y el estilo del arquitecto renacentista Rodrigo Gil de Hontañón, por el cual Palacios sentía pasión.



La sinceridad estructural que preside cada una de las plantas, con los materiales de hierro desnudos, se da la mano con la rica ornamentación de las bóvedas, sin que tan insólita combinación resulte chirriante. Muy al contrario, todo es absolutamente coherente.



Galería de cristales

Fue una de las primeras dependencias finalizadas, dentro del conjunto de obras destinadas a la remodelación y acondicionamiento del Palacio de Cibeles como nueva sede municipal.

Se trata de una enorme bóveda acristalada, de geometría irregular, que cubre una superficie de aproximadamente 2.400 metros cuadrados, mediante la cual se comunican las calles de Alcalá y de Montalbán.















Este espacio fue concebido por Palacios y Otamendi como un pasaje, aunque posteriormente fue utilizado como patio de descargas del servicio de correos. Con la nueva cubierta, se pretende que cumpla una función representativa, como lugar de celebraciones de actos y eventos.



Centro cultural

El enorme edificio no sólo tendrá un uso institucional y administrativo, como sede municipal, sino que también acogerá un nuevo complejo cultural, que llevará el nombre de CentroCentro. 
















Cuenta con salas de exposiciones, lugares de esparcimiento y un auditorio con capacidad para casi 300 personas.
















Desde la torre

La torre central del Palacio de Cibeles, de setenta metros de altura, ha sido habilitada como mirador. Las vistas que se divisan desde este punto son sencillamente fantásticas.



Esperemos que se siga permitiendo la visita a este mirador, incluso cuando concluyan el próximo mes de julio las jornadas de puertas abiertas.


jueves, 21 de abril de 2011

La Semana Santa de Madrid, según Santos Yubero

Pocos reporteros gráficos como Martín Santos Yubero (Madrid, 1903-1994) han sabido captar la esencia madrileña. No sólo reflejó los grandes acontecimientos del siglo XX, sino también la vida cotidiana de la ciudad, a través de sus gentes, sus espacios urbanos, sus costumbres, sus comercios, sus fiestas o sus cafés.

La Semana Santa no fue ajena a su mirada, como prueban las siguientes fotografías, correspondientes a los años cuarenta, cincuenta y sesenta del pasado siglo. En ellas las celebraciones religiosas quedan en un segundo plano y ceden el protagonismo a las personas, el auténtico foco de atención de Santos Yubero.

Procesión del Silencio (1941).


Campanas del Sábado de Gloria (1955).


Procesión del Silencio de los Cruzados de la Fe (1942).


Rosario de penitencia (1963).

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lunes, 18 de abril de 2011

La Procesión de los Estudiantes















Ayer domingo tuvo lugar la primera de las procesiones de la Semana Santa madrileña, organizada por la Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Fe y el Perdón, María Santísima Inmaculada Madre de la Iglesia y Arcángel San Miguel.



Conocida popularmente como la Procesión de los Estudiantes, parte de la Basílica Pontificia de San Miguel y recorre diferentes puntos del Madrid de los Austrias, como la Plaza de la Villa, la Plaza de Ramales, la Plaza de Oriente o la Calle de Santiago.






















Consta de dos pasos, cada uno de ellos con treinta costaleros. La imagen de mayor valor artístico es el Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón, obra de Luis Salvador Carmona, del siglo XVIII. Le acompaña bajo palio María Santísima Inmaculada Madre de la Iglesia, una talla del siglo XX, realizada por Juan Manuel Miñarro.


domingo, 17 de abril de 2011

Monumento a Ramón Gómez de la Serna

En la Plaza de Gabriel Miró, ubicada en Las Vistillas, se encuentra una fuente monumental, dedicada al gran escritor madrileño Ramón Gómez de la Serna (1888-1963). Fue inaugurada en el año 1972.


Consiste en un pilón circular de 5,5 metros de diámetro, en cuyo centro emerge un grupo escultórico de bronce, obra de Enrique Pérez Comendador (1900-1981).

La estatua de una mujer desnuda con los brazos en alto y mirando al frente domina todo el conjunto. Se apoya sobre un bloque de figuras alusivas a la vida y obra de Ramón Gómez de la Serna, tales como una lira, una máscara teatral, diferentes libros, una esfera armilar, un arco y una flecha, una pipa, varias plumas estilográficas... y un cántaro, del que mana agua, arrojándola al pilón.

Todo ello rodeando un medallón, instalado en el frontal, en el que aparece el rostro del escritor, esculpido en altorrelieve, tal y como puede apreciarse en la fotografía inferior.


Detrás de la fuente, hay una estructura arquitectónica en forma de rotonda. Posee dieciséis puntos de apoyo, sobre los que descansa un tejadillo de pizarra.

jueves, 14 de abril de 2011

La Fuente de las Ermitas, de Manzanares el Real

Regresamos a Manzanares el Real, para visitar la Fuente de las Ermitas, una de las más antiguas que se conservan en la Comunidad de Madrid, entre las de carácter monumental. Probablemente fue construida en el primer tercio del siglo XVI, a juzgar por su composición y estilo, característicos del primer Renacimiento español.



Se encuentra situada en las afueras del casco urbano, junto a las orillas del Embalse de Santillana, en la carretera que conduce hacia Soto del Real. Estuvo operativa hasta 1993 y fue restaurada en el año 2003.

Está hecha enteramente en piedra de granito, labrada en sillares, y consta de dos estructuras independientes: una pequeña caseta de aire funcional, que servía como depósito, y la fuente propiamente dicha, donde había instalado un caño, sin duda alguna la parte de mayor valor artístico.



Aunque no fue concebido para estar adosado, este último cuerpo presenta un aspecto mural. Está formado por un muro rectangular, sobre el que descansa un frontón muy mal conservado, con molduras salientes en sus vértices laterales.

Los lados están rematados con adornos geométricos. En el frontispicio hay labrado un escudo, muy desgastado, que se asemeja al que se compuso tras la boda en 1460 del Segundo Duque del Infantado, Íñigo López de Mendoza, con María de Luna.

A los pies de la fuente descansa un pilón de planta rectangular, que era utilizado como abrevadero de animales.



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lunes, 11 de abril de 2011

Inquietudes en torno al Puente de Toledo

Leemos un interesante artículo del ingeniero Leonardo Fernández Troyano (Madrid, 1938), acerca de la situación actual del Puente de Toledo, que queremos compartir con nuestros seguidores. De ahí que nos tomemos la libertad de reproducir algunos de sus textos, debidamente entrecomillados.

En el citado ensayo, Fernández Troyano mantiene una postura crítica con respecto al proyecto Madrid Río. "Lo que más nos ha sorprendido -afirma- es que se hable de una recuperación del río y en ella no se incluya la recuperación del puente, sino todo lo contrario". 

Para él, se ha perdido una oportunidad de oro para corregir las erróneas actuaciones del siglo XX, cuando se procedió a la canalización del Manzanares y a la construcción de la autopista M-30, que supusieron el enterramiento de la mayor parte de las pilas del Puente de Toledo.















Esta obra barroca fue realizada entre 1718 y 1738 por el genial arquitecto Pedro de Ribera, quien concibió una estructura monumental, de gran longitud, "con muchos arcos iguales de luces medias y pilas de altura similar".

Se trataba de salvar lo que por entonces era "un cauce amplio, con un río divagante de poco caudal y por ello de poca profundidad, que en situación de avenidas ocupaba una amplia extensión". 

Con la regulación del Manzanares a su paso por la ciudad, la anchura del cauce se redujo de forma considerable, con lo que el conjunto ideado por Ribera perdió su sentido original.

Fue como si pasara "un elefante por una cacharrería: quedaron dos pilas dentro del cauce de la canalización y todas las demás quedaron semienterradas en las dos zonas del cauce primitivo, que se terraplenaron a ambos lados de la canalización".

La posterior construcción de la M-30 en los años setenta del siglo XX consolidó el estado en el que había quedado el puente, "al pasar la autopista por debajo de sus ojos, al nivel fijado por el aterramiento hecho con la canalización".

Según el autor, el proyecto Madrid Río no sólo no ha puesto remedio a esta situación, sino que la ha perpetuado ad aeternum. "Y cuando parecía que una recuperación del río Manzanares como la que ahora se quiere hacer, podía desfacer el entuerto, resulta que no sólo no se desface, sino que el desafuero se hace irreversible".

Las últimas intervenciones realizadas en el puente son de una extrema gravedad y ya no tienen vuelta atrás, "como es romper parte de las pilas con los cajones que alojan la nueva autopista subterránea y, por ello, estas pilas nunca podrán ser ya desenterradas".


En esta imagen se aprecia perfectamente la desproporción de alturas que presenta el puente.

Fernández Troyano concluye su artículo incidiendo en la vertiente jurídica de las actuaciones llevadas a cabo por el Ayuntamiento de Madrid:

"La ley del Patrimonio Histórico Español, en su artículo 19, dice que en los monumentos declarados Bien de Interés Cultural no podrá realizarse obra interior o exterior que afecte directamente al inmueble o a cualquiera de sus partes integrantes o pertenencias, sin autorización expresa de los organismos competentes para la ejecución de esta ley".

"Resulta sorprendente que se haya permitido una actuación irreversible como las efectuadas en partes esenciales de un Monumento Nacional, como son las pilas del Puente de Toledo".

"La existencia de una autorización para actuar de esta forma irreversible en las pilas del puente nos lleva a dudar de la competencia del organismo que la haya dado, y si no existe esa autorización para actuar en las pilas, la obra no es legal".


En esta fotografía de 1880 aparece el Puente de Toledo con sus auténticas dimensiones, en toda su monumentalidad.

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jueves, 7 de abril de 2011

La Huerta de la Partida
















Visitamos la Huerta de la Partida, cuatro años después de las intervenciones realizadas, que han supuesto la recuperación de uno de los parajes más singulares del Madrid renacentista. Se encuentra situada en la orilla derecha del Manzanares, muy cerca del Puente del Rey, justo en el arranque de la Casa de Campo.
















Estas tierras de cultivo se formaron como tales en el siglo XVI. Su explotación garantizaba el abastecimiento de frutas y hortalizas a la hacienda que la poderosa familia de los Vargas poseía junto al río, alejada del casco urbano.

En el año 1559 el rey Felipe II (r. 1556-1598) inició las gestiones para hacerse con la finca y con los terrenos colindantes, en un proceso de anexiones que duró hasta 1562, con la intención de crear una zona, próxima a palacio, para su disfrute personal.

La huerta quedó así integrada dentro de un espacio recreativo y cinegético vinculado a la Corona, pero no por ello perdió su función productiva.


'Vista de Madrid', de Antón van der Wyngaerde (1561). Biblioteca Nacional de Viena. Puede verse la Casa de los Vargas abajo a la izquierda, junto al antiguo cauce del arroyo Meaques, alrededor del cual se extendía la Huerta de la Partida.

El lugar mantuvo su carácter agrícola hasta el primer tercio del siglo XX, aunque ya no con fines alimenticios, sino terapéuticos, tras ser cedido en 1928 al Comité de Plantas Medicinales, dependiente del Ministerio de Agricultura, por parte de Alfonso XIII (r. 1886-1931).

Con el estallido de la Guerra Civil (1936-39), todo el vértice suroriental de la Casa de Campo, en el que se hallaba la Partida, quedó en muy mal estado. Aunque posteriormente se procedió a la recomposición de la zona, para la huerta fue una herida mortal.

En el año 2007, el Ayuntamiento de Madrid procedió a la recreación del enclave, con la plantación de casi un millar del árboles frutales y el acondicionamiento de los terrenos para su utilización como parque.
















Uno de los elementos incorporados ha sido un cauce seco, que reproduce el antiguo curso del arroyo Meaques, cuyas aguas eran aprovechadas para el riego, a través de un canal artificial. El verdadero arroyo discurre soterrado en esta parte de su recorrido.

También se ha querido representar su desembocadura en el Manzanares, por medio de un pequeño estanque y un hito pétreo.
















En la parte más alta de la huerta, ha sido instalado un sencillo mirador, desde el cual se divisan unas fantásticas vistas de la cornisa de Madrid, con el Palacio Real, la Plaza de la Armería, la Catedral de la Almudena y, ahora también, el Museo de Colecciones Reales como principales referencias visuales.


lunes, 4 de abril de 2011

Inquietudes en torno al Puente de Segovia

Retomamos un tema denunciado hace algún tiempo por el blog Caminando por Madrid, que, pese a su enorme transcendencia, ha pasado completamente inadvertido.



Nos estamos refiriendo a las recientes intervenciones realizadas en el Puente de Segovia, que, desde nuestro punto de vista, son otro ejemplo de cómo nuestros políticos desprecian y maltratan el patrimonio histórico y artístico.

El entorno del Puente de Segovia fue profundamente transformado dentro del proyecto Madrid Río. Los antiguos embarcaderos existentes antes del soterramiento de la M-30 desaparecieron para ser sustituidos por una serie de estanques, con surtidores y jardines de plantas acuáticas, inaugurados por todo lo alto en la primavera de 2010.

Todo el mundo aplaudió el resultado final, pero casi nadie reparó en el daño provocado a las pilas laterales del puente, que fueron enterradas casi totalmente, para adaptarse a la nueva rasante surgida tras la excavación de los túneles de la M-30.

De las ocho pilas en las que se apoya la estructura, únicamente las dos centrales pueden verse enteras, mientras que las seis restantes (tres por cada lado) se encuentran ocultas bajo los estanques.

El agua de los estanques llega hasta el arranque de los arcos, al tiempo que también cubre los tajamares, dejando libres únicamente los sombreretes y la parte superior de la base.

No sabemos mucho de leyes, pero mucho nos tememos que las autoridades municipales han actuado impunemente, apurando los límites de la legalidad o, sencillamente, traspasándolos. Total, vivimos en una sociedad narcotizada, que ni siente ni padece ante este tipo de atropellos.



En el imagen superior, procedente de Wikipedia, se ve el puente en noviembre de 2008, con los embarcaderos vaciados, para facilitar las obras de la M-30. En la inferior, realizada en octubre de 2010, se aprecian las pilas enterradas.

No es el primer desaguisado que ha sufrido el Puente de Segovia a lo largo de sus más de 400 años de existencia. Tras ser volado durante la Guerra Civil (1936-1939), en 1943 se procedió a su reconstrucción, aunque ensanchando su tablero de los 8,65 metros originales hasta nada menos que 31 metros.

Esta modificación desvirtuó sustancialmente el concepto planteado por Juan de Herrera (1530-1597), su arquitecto, presidido por el equilibrio geométrico.

Con las intervenciones del proyecto Madrid Río, el puente más antiguo de nuestra ciudad añade otro elemento de alteración, que rompe definitivamente su proporcionalidad.

Pero lo peor de todo es que ya no hay marcha atrás: las pilas nunca podrán ser desenterradas, ante la existencia de túneles inferiores que condicionan cualquier tipo de actuación.

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El Puente del Rey es otro de los puentes históricos madrileños que han sido especialmente maltratados. El proyecto Madrid Río no sólo no ha corregido los errores del pasado, sino que ha profundizado aún más en los mismos. Lo mismo cabe decir en relación con el Puente de Toledo, del que publicaremos un post el próximo lunes 11 de abril.