Nos detenemos en esta ocasión en cuatro puertas monumentales, que tienen como denominador común ser supervivientes. Consiguieron salvarse de la piqueta, tal vez milagrosamente, y a cambio tuvieron que pagar el precio de quedar fuera de contexto o, mejor dicho, de asumir un entorno muy diferente al del momento de su construcción.
Portada del Hospital de La Latina
La portada gótica del Hospital de la Concepción de Nuestra Señora quedó fuera de contexto cuando, en 1904, fue demolido el edificio al que daba acceso. Después de varias décadas olvidada en los depósitos municipales, fue trasladada en los años setenta del siglo XX a los jardines de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, en la Ciudad Universitaria.
Al menos, tuvimos la suerte de que fuera rescatada, junto con una bella escalera gótica, que terminó instalada en una de las casas de los Lujanes de la Plaza de la Villa. Algo inusual en una ciudad tan aficionada a llevarse por delante monumentos y restos arqueológicos.
El hospital estaba en la Calle de Toledo, donde ahora se levanta la tienda de disfraces de Caramelos Paco. Fue creado en 1499 por Beatriz Galindo (1465-1534), a la que todo el mundo llamaba La Latina por sus elevados conocimientos del latín, apodo que, a la postre, fue el que se impuso a la hora de designar a la institución hospitalaria.
Del primitivo deambular de enfermos y personal sanitario, la puerta acoge en la actualidad un continuo trasiego de profesores y estudiantes, que la asedian aparcando sus motos bajo su arco apuntado y sus coches delante del frontal.
En su emplazamiento actual, muy alejado del casco histórico donde fue levantada, pasa desapercibida para la mayoría de turistas que visitan nuestra ciudad, pero tampoco muchos madrileños saben de su existencia.
Arovechamos la ocasión para expresar nuestro deseo de que la puerta pudiera regresar al centro de Madrid, a un enclave donde luzca como merece, acorde con su enorme importancia histórico-artística.
Puerta de la muralla
Esta sencilla puerta, que formó parte de la antigua muralla cristiana de la villa, puede verse en el sótano de un restaurante de comida americana, situado en la Plaza de Isabel II.
La función militar para la que fue creada ha dejado paso, varios siglos después, a un ambiente ruidoso y festivo, en el que no tienen cabida ni asaltos ni defensas. Y los centinelas que la flanquearon durante la Edad Media, en alerta ante posibles incursiones musulmanas, han sido sustituidos por bulliciosos comensales que pasan junto a ella, a veces sin darse cuenta de su existencia, en busca de los aseos.
Aunque la muralla fue levantada entre los siglos XI y XII, cabe suponer que la portada tenga un origen posterior. Algunos investigadores, como José Manuel Castellanos, autor de la estupenda web
El Madrid medieval, sostienen que pudo ser construida en época tardomedieval, tras una posible remodelación del recinto amurallado.
Los restos que se conservan consisten en un un arco de medio punto, hecho en ladrillo, que se abre en un lienzo de mampostería de sílex, de 2,5 metros de alto y 3 metros de longitud.
Portada de San Luis Obispo
La portada barroca que vemos en la fotografía también está fuera de contexto, aunque no tanto como las dos puertas anteriores. A pesar de que, como éstas, también fue trasladada, no cambió tan radicalmente de ambiente, de tal modo que continúa vinculada al mismo entorno religioso en el que vio la luz.
Se trata de la entrada principal de la desaparecida Iglesia de San Luis Obispo, que estuvo emplazada en la Calle de la Montera hasta el 13 de marzo de 1935, cuando sucumbió pasto de las llamas. Lo único que se salvó fue la portada, instalada desde el año 1950 en la fachada septentrional de la Iglesia del Carmen, situada muy cerca de la Puerta del Sol.
Aunque suele permanecer cerrada, ya que el acceso al templo se realiza desde la Calle del Carmen, la portada sigue participando del mismo ámbito eclesiástico de cuando estuvo en la Montera, al que se le añade en la actualidad una dimensión turística que, en aquel entonces, ni se sospechaba que pudiera aparecer. Feligreses y turistas comparten, a partes iguales, el día a día de la puerta.
La Iglesia de San Luis Obispo se construyó en la segunda mitad del siglo XVII, pero la portada que ahora mismo luce en la Iglesia del Carmen fue realizada en 1714 por Francisco Ruiz. Está presidida por una escultura del santo titular, hecha en piedra de caliza por Pablo González Velázquez.
Portada de la Capilla del Monte de Piedad
La cuarta y última puerta que traemos a colación cambió su contexto religioso original por el mundo de las finanzas. Desde 1733, cuando fue construida por Pedro Ribera, hasta los años sesenta del siglo XX, cuando estrenó un nuevo emplazamiento, fue la entrada de la capilla anexa al Monte de Piedad.
Esta institución se fundó en 1702, a partir de una iniciativa de Francisco Piquer, que contó con el apoyo del rey Felipe V. Tenía su sede en un edificio barroco situado en la Plaza de las Descalzas Reales, que fue demolido para construir en su solar una de las sedes de Caja de Madrid.
La portada de la capilla consiguió salvarse de la piqueta y fue llevada unos metros más allá de su ubicación original. Está encajada en la fachada trasera del inmueble de la entidad bancaria, mirando hacia el Monasterio de las Descalzas. Y, como las tres anteriores puertas, se encuentra fuera de contexto.
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La Puerta de Felipe IV-
La Puerta Real