lunes, 14 de noviembre de 2011

El Cementerio de San Isidro

Visitamos el Cementerio de San Isidro, nombre abreviado con el que todo el mundo conoce al Cementerio de la Pontificia y Real Archicofradía Sacramental de San Pedro, San Andrés, San Isidro y la Purísima Concepción, que este año celebra su bicentenario.



Los primeros cementerios madrileños, entendidos en su concepto moderno, aparecieron durante el reinado de José I Bonaparte (r. 1808-1813), aunque, ya en tiempos de Carlos III, se promulgaron leyes para favorecer la creación de este tipo de instalaciones fuera del casco urbano.

Hasta entonces, los enterramientos se hacían en las iglesias, bien en su interior, bien en pequeños camposantos en los aledaños del templo, sin ninguna garantía de salubridad.



En 1809 fue inaugurado el Cementerio General del Norte, conocido popularmente como Puerta de Fuencarral, y un año más tarde abrió sus puertas el del Sur.

Poco después, llegarían los cementerios eclesiásticos, impulsados por las archicofradías y sacramentales de la ciudad, con la intención de dar sepultura a sus afiliados.

El primero de estas características que se levantó en Madrid es el que ocupa nuestra atención. Surgió inicialmente como Cementerio de San Pedro y San Andrés, al estar vinculado a las cofradías de las parroquias de San Pedro el Real y San Andrés Apóstol, que se fusionaron en 1587.



Su construcción fue aprobada por Real Orden de 9 de marzo de 1811 y, en el mes de julio, tuvo lugar su primer enterramiento. En septiembre de 1814, el rey Fernando VII confirmó la posesión de los terrenos colindantes.

El primitivo recinto ha sido objeto de sucesivas ampliaciones a lo largo del tiempo, hasta conformar una superficie total de 120.000 metros cuadrados, donde reposan alrededor de 50.000 difuntos.

Una de las más relevantes fue la realizada en 1842 por la cofradía de San Isidro Labrador, cuyo nombre es el que finalmente se ha impuesto en la denominación de todo el cementerio.

Descripción

El Cementerio de San Isidro se extiende a espaldas de la ermita homónima, sobre las laderas de un montículo, que, en su momento, fue conocido como Cerro de las Ánimas. Desde esta colina se contemplan unas preciosas panorámicas de la llamada Cornisa de Madrid.



Las instalaciones se dividen en nueve grandes patios. Los más antiguos -y también los más interesantes desde un punto de vista artístico- son los de San Pedro, de San Andrés, de San Isidro y de la Purísima Concepción.

Los tres primeros presentan un trazado claustral, con sepulturas de nichos y bajo losas, sin grandes pretensiones, siguiendo la concepción igualitaria que estuvo vigente en los enterramientos en la primera mitad del siglo XIX.

El cuarto está planteado como un espacio abierto y es, sin duda, el más monumental, con notables muestras arquitectónicas, escultóricas y decorativas, representativas del historicismo y del modernismo.

Especial atención merece el Panteón Guirao, de estilo modernista, una obra maestra del arte funerario español, realizada en 1909 por el escultor Agustín Querol (1869-1909), quien contó con la colaboración del arquitecto Ignacio de Aldama.



Agustín Querol es sólo uno más de una larga lista de artistas que intervinieron en la realización de los 280 hitos monumentales, de carácter histórico, que guarda el cementerio.

De ellos, una treintena son estructuras de dimensiones considerables, de gran calidad arquitectónica, con alturas que, en algunos casos, llegan a los 25 metros.

Por citar solamente algunos nombres, cabe destacar a los arquitectos Ricardo Velázquez Bosco, Enrique María Repullés, Secundino Zuazo y Antonio Palacios Ramilo, y a los escultores Mariano Benlliure, Ricardo Bellver y Giulio Monteverdi. Casi nada.



El Patio de San Pedro se terminó en 1811, a partir de un diseño del arquitecto José Llorente, consistente en unas galerías porticadas con andanas de nichos, a semejanza de los patios castellanos. La mala calidad de los materiales empleados en la fábrica hizo necesaria su restauración en el año 1917.

En 1829 comenzó la construcción del Patio de San Andrés, que nuevamente fue encargado a Llorente. No se introdujeron grandes variaciones con respecto a el proyecto inicial, con lo que se consiguió un conjunto armónico y homogéneo.

La tercera ampliación, la de San Isidro, llegó en 1842. Se debió a José Alejandro Álvarez, quien se apartó de las líneas castizas de Llorente, con un estilo puramente neoclásico, de gran potencia en los volúmenes y marcada horizontalidad.



El proyecto del Patio de la Purísima Concepción fue redactado en 1850 por Francisco Enríquez Ferrer y aprobado dos años más tarde por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Influido por el espíritu romántico de algunos cementerios europeos, ideó un grandioso parque fúnebre, que, sin embargo, recibió la oposición frontal de la archicofradía propietaria del recinto.

En 1855 fue relegado por José Núñez Cortés, quien modificó radicalmente el trazado previsto, aunque respetó la planta en forma de anfiteatro de su predecesor, sin el planteamiento claustral que tienen los tres patios anteriores.

Los trabajos de esta cuarta ampliación no pudieron concluirse hasta 1890, por problemas económicos.



Entre las personalidades enterradas, se encuentran Diego de León, Leandro Fernández de Moratín, Ramón de Mesonero Romanos y Antonio Maura, entre otros muchos. Sin olvidar que aquí estuvieron los restos de Francisco de Goya desde 1886 hasta 1919, cuando fueron trasladados a la Ermita de San Antonio de la Florida.

Sin duda, otro aliciente más de un espacio que, pese a haber sido declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico, es un completo desconocido para la mayoría de los madrileños.

Es una lástima que su estado de conservación deje mucho que desear, especialmente en referencia a los tres primeros patios construidos.

8 comentarios:

  1. Hola Jesús,
    Si no fuera porque los camposantos dan un poco de "yu-yu" a la mayoría de los vivos, éstos serían lugares a incluir en visitas guiadas a museos, pues son verdaderos museos, pero de arte funerario.
    ¿Te imaginas un recorrido nocturno en la noche de los museos?, una experiencia de muerte.
    ¿Por qué no?, al fin y al cabo algún día tendremos que ir...

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  2. Hemos encontrado tu artículo y te agradecemos muchísimo que te intereses por nuestro cementerio. Estaríamos encantados de que vinieses a nuestras visitas guiadas. Te apetece? Seguro que te sorprendemos! http://cementeriodesanisidro.com/category/visitas-guiadas/

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  3. Hola Jesus. Mira, Manuel te apunta lo de las visitas guiadas, y la sacramental te lo propone...yo no me apunto. No he entrado nunca, y como no sea por obligación, tampoco lo haré.
    Reconozco lo de monumentos que guarda, ya lo he visto al ver obras de alguno de los arquitectos que repase, y de las obras modernistas.
    Con que haya un valiente que vaya al cementerio y nos lo enseñé vale.

    Un abrazo.

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  4. Pues yo no me quedo sin apuntarme a una de esas visitas. Siempre estoy dejando para después los post en mi blog sobre los cementerios de Madrid y creo que ya es hora de empezar, y que mejor que con esta maravilla de camposanto?

    Jesús, tu artículo es de diez, pero comprenderás que después de que asista yo a una de esas visitas guiadas, te adelante por la izquierda verdad?. Madre mía... Benlliure, Repullés, Zuazo, Palacios, Bellver... desde luego todo un lujo de artistas a disposición de la muerte. Lástima que Antonio Palacios no pueda construir uno para mí ya. Así que mejor, me quemarán, no sin antes visitarlo desde el otro lado.

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  5. Hola Manuel:
    A mí me sucede todo lo contrario, nada de yu-yu. Los cementerios me producen mucha tranquilidad, son lugares que me gustan mucho, sobre todo cuando son tan monumentales como éste de San Isidro.

    Muchas gracias y un abrazo, Jesús

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  6. Gracias a la Sacramental de San Isidro. Me apetece muchísimo esa visita guiada, que seguro que os solicitaré. Saludos, Jesús

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  7. Hola José:
    Con buenos guías, los "yu-yus" desaparecen. Es una pena que el Cementerio de San Isidro sea tan poco conocido. En París, una de las visitas turísticas por excelencia son sus cementerios... Eso sí, guiadas, para combatir los "yu-yus".

    Saludos, Jesú

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  8. Hola Bélok:
    Estoy ansioso por ver publicado algún reportaje tuyo sobre los cementerios madrileños. Con tu maestría fotográfica, no hay panteón que se te resista.

    Muchas gracias y un abrazo, Jesús

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