viernes, 20 de abril de 2012

La Casa de Campo, más de ochenta años como parque municipal

Tal día como hoy, un 20 de abril de 1931, el Real Sitio de la Casa de Campo se convertía en un espacio público, bajo titularidad municipal, tras procederse a la incautación de los bienes de Alfonso XIII por parte del Estado.

La medida, llevada a cabo sólo seis días después de proclamarse la Segunda República, permitió al pueblo de Madrid disfrutar de lo que, desde tiempos de Felipe II, había sido una de las posesiones más preciadas de la Corona.

Todo ello quedó escenificado el 1 de mayo siguiente, con la apertura de puertas y la llegada de miles de familias madrileñas, que, literalmente, asaltaron el recinto. Sin duda alguna, fue una manera muy especial de celebrar la Fiesta del Trabajo.

La fotografía inferior, obra de José María Díaz Casariego -por aquel entonces reportero gráfico de la revista Crónica- da cuenta del ambiente multitudinario de aquella histórica jornada.



Según distintas estimaciones de la época, fueron más de 200.000 los ciudadanos que acudieron a la Casa de Campo ese día y los sucesivos, como puede apreciarse en esta nueva foto, igualmente tomada por Casariego.



Pocos días después, el 6 de mayo, tuvo lugar el solemne acto oficial mediante el cual se hacía entrega al Ayuntamiento de Madrid de la antigua finca real.

La imagen adjunta, realizada por Félix Albero y Francisco Segovia, capta el momento en el que el notario Pedro Tobar (en el centro de la mesa) lee la escritura de propiedad, desde la misma Casa de Campo. A la derecha aparece Indalecio Prieto, Ministro de Hacienda, y, a la izquierda, se sitúa Pedro Rico, Alcalde de Madrid.

15 comentarios:

  1. Interesante documento Jesús. La Casa de Campo abierta al pueblo después de haber sido un lugar sagrado monárquico. Que pena que cinco años después fuera escenario de tantas muertes sin sentido en esos trágicos momentos que la historia de nuestra ciudad guarda para siempre. Menos mal que luego llegó la paz para el país, la ciudad y para la Casa de Campo, una paz que perdura hasta hoy en día, y una paz rebosante que se respira cuando paseas por ella.

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  2. ¡Qué gran idea la tuya recordar la efeméride que tal día como hoy se abría la Casa de Campo a los madrileños!

    De pequeña yo la recorría de punta a punta para ir al colegio que estaba (y está) en Somosaguas. Y muchoas, muchas veces el autobús tenía que pararse para dejar pasar al rebaño de ovejas que, junto con el pastor y los perros, vivían en este gran pulmón verde de Madrid :)

    Un saludo desde mi Madrid del alma,
    Mayrit

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  3. Hola Jesús,
    Increibles fotos y muy oportuna efemérides... con la que está cayendo a la corona, viene bien recordar que no hay nada eterno.
    Abrazos.

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  4. Hola Jesús,
    ¡Qué bárbaro, qué tropel de gente!
    Fantástico documento gráfico de una efeméride que desconocía y fantástico regalo para que los madrileños del 31 celebraran el tan reciente 14 de abril. Y siguiendo con los "fantásticos", fantástico recordatorio por tu parte, de lo que fue ese gesto tan rumboso de desposeer a la corona de tan fantástico lugar.
    Un fantástico abrazo.

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  5. Hola Bélok:
    Interesante reflexión. La guerra se lo llevó todo por delante, tal vez por eso valoremos más la paz de este rincón.

    Un abrazo!!

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  6. Hola Mayrit:

    Qué bonito recuerdo. Y, ahora que lo dices, tengo la sensación de haber visto en viejas películas españolas ganado pastando por la Casa de Campo.

    Un abrazo, Jesús

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    1. Hola Jesús,

      Y no solo ovejas veía yo a diario en la Casa de Campo, también los dromedarios que vivieron unos cuantos años en un cercado sobre una loma. Fueron los que Samuel Bronson utilizó en su película Érase una vez el circo. Los pobres pasaban un frío horroroso en los inviernos, no estaban acostumbrados y fueron muriendo poco a poco. Los días nevados daban todavía más pena.

      En una plaza redonda, rodeada de árboles, creo que eran chopos, veía practicar a El Cordobés, cuando aún no era torero. Uno empujaba un toro de dos ruedas y el diestro lidiaba, y no era el único que practicaba allí.

      en otra explanada rectangular, todos los días había un pelotón de soldados desfilando al unísono. No sé de qué cuartel procedían.

      De vez en cuando veíamos liebres corriendo entre los arbustos.

      Y junto a la valla de Sabatini, antes de llegar a Prado del Rey, había un edificio hueco, de dos pisos, solo quedaban las 4 paredes, ni siquiera tenía tejado. Me impresionaba mucho y muy posteriormente me enteré que había sido una casa-cuartel de la Guardia Civil destruida en la Guerra Civil.

      Y cerca del Pinar de las Cuatro Hermanas (no sé si eran cuatro o tres hermanas) se veía la entrada a una cueva que, ya en mis últimos años de colegio, la tapiaron. En el internado del colegio se contaba siempre que era un pasadizo que había desde ese internado hasta la Casa de CAmpo, y que databa de la Guerra de la Independencia. Nunca supe qué había de cierto. Además, del internado no sé si anteriormente hubo allí un palacio, o un edificio religioso o lo que fuera que tuviera dicho pasadizo subterráneo.

      Tambíen vi colocar la primera torreta de vigilancia de incendios de la Casa de Campo, veía a los piragüistas en el Lago, vu derribar una de las puertas de acceso a la Casa de CAmpo cuando se ensanchó el paseo del Marqués de Monistrol como parte de la M-30. Era una puierta tan estrecha que solo pasaba un coche o un autobús en un sentido, por lo que había que esperar que no pasara nadie para poder pasar tú... ¡qué recuerdos!

      En fin, que me enrollo más que las persianas :)

      Un abrazo,
      Mayrit

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    2. Hola Mayrit:
      ¡Qué de historias tan fantásticas! Gracias por contarlas y commpartirlas con nosotros. Me da pena el destino de esos dromedarios...


      Si es que la Casa de Campo da mucho de sí. Hay mucha bibliografía sobre este bosque, pero esta vertiente social, de historias, de anécdota, que nos haces llegar... no es nada conocida.

      Muchas gracias, Mayrit. Un abrazo, Jesús

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    3. Muchas gracias a ti por tu magnífico blog :)

      Un abrazo
      Mayrit

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  7. Hola Antonio:
    Je, je. Nada es eterno. La República no lo fue, y la monarquía parece que se desvanece... o no!!

    Un abrazo, Jesús

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  8. Hola Manuel:
    Por el gentío que se ve en las fotos, debió ser un acontecimiento muy especial. Imagínate: poder entrar en una posesión durante siglos cerrada al pueblo llano.

    Un abrazo, Jesús

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  9. Hoy he decidido ponerme al día con los blogs que visito y me encuentro con este sensacional artículo. Enhorabuena y muchas gracias.

    Me gustaría comentarle alguna cosa, de la apertura de la Casa de Campo se guardan una imágenes filmadas excepcionales, forman parte si no recuerdo mal del archivo de Alcala Zamora, esta película estaba oculta en un hueco tras una pared en la casa del político en Córdoba y salió a la luz hace poco. Me parece que en la página de la Fundación Alcalá Zamora se puede encontrar y supongo que en Youtube también estará. Ahora no tengo tiempo pero la buscaré.

    En cuanto al tema del ganado, recordar que la Casa de Campo también se utilizaba con fines agropecuarios, y que existía una vacada entre sus muros, que proveía de leche y productos lácteos a Palacio. Era una construcción singular que terminó siendo arrasada por la guerra, aunque todavía se conservan las ruinas de la misma y una fuente recientemente restaurada, donde se pueden ver los pesebres de las vacas, un lugar muy interesante de visitar.

    Un cordial saludo.
    Florentino Arenberos.
    http://florentinoareneros.blogspot.com.es/

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  10. Hola Florentino. Tus comentarios resultan muy enriquecedores, muchas gracias. No sabía lo de esas imágenes de Alcalá Zamora. Tiene que ser un documento valiosísimo. Intentará buscarlo.

    Muchas gracias, nuevamente. Saludos, Jesús

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  11. Hola Florentino:
    Acabo de ver el vídeo en el Foro del Viejo Madrid. Muchas gracias. Poder ver esas imágenes es algo emocionante, por todo el significado que reúnen.

    Un abrazo, Jesús

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  12. Bonitos recuerdos de cuando estudiaba allí, no olvidaré las mañanas de primavera tomando café en los bares del lago, y aquellas tardes cuando caía el sol.

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