lunes, 18 de marzo de 2013

El Palacio de la Música (2): descripción



Una vez vistos sus aspectos históricos, regresamos al Palacio de la Música para analizar su espléndida arquitectura, que ahora se ve amenazada, sobre todo en su interior, por un cambio legal que permitirá que el edificio deje de tener un uso cultural y se convierta en una tienda.

Secundino Zuazo Ugalde, a quien los madrileños debemos obras tan notables como la Casa de los Flores y los Nuevos Ministerios, fue el autor del proyecto. Resulta curioso cómo este arquitecto, uno de los principales abanderados del racionalismo en España, empleó en el Palacio de la Música un lenguaje historicista, aunque debe tenerse en cuenta que éste fue uno de los primeros trabajos de su carrera.



Incluso se planteó utilizar modelos neobarrocos de inspiración sevillana, que finalmente rechazó para el exterior, aunque no plenamente, como puede comprobarse en las ventanas con orejeras que dan a la Gran Vía. No es caso del interior, donde el citado estilo está presente en todo momento.

Para la fachada principal optó por una solución de aire clasicista, en la que son reconocibles tres plantas bien diferenciadas y siete calles de recorrido vertical, con alternancia de superficies macizas y los vanos.

La planta inferior se configura alrededor de tres huecos (dos entradas practicables y una fingida), que se custodian con pilastras y entablamentos. Están separados por cuatro machones almohadillados, donde aparecen hornacinas, de las cuales únicamente las dos laterales portan ornatos, en concreto, jarrones pétreos. En el momento actual, esta planta se encuentra oculta bajo diferentes paneles de protección.

En la planta intermedia, el elemento más distintivo son los tres paños de ladrillo que se enmarcan con molduras. En su interior se abren ventanas con vidrieras, de estilo neobarroco, engalanadas con pequeños grupos escultóricos de tema mitológico. Tres grandes óculos las rematan.



En referencia a la planta superior, está conformada por un corredor de orden jónico, donde se combinan columnas simples y pareadas. Una balaustrada adornada con jarrones embellece su parte baja, mientras que, en la coronación, se dispone un entablamento sobre el cual se desliza otra balaustrada, en la que sobresalen pedestales con pináculos piramidales.

El edificio juega con el bicromatismo. En lo que respecta a la fachada principal, los colores grises se emplean en los lados y en las plantas extremas, mientras que el rojo domina la parte central. El efecto final es el de una fachada enmarcada. 

El Palacio de la Música abrió sus puertas en noviembre de 1926 con un aforo de 1.782 espectadores, distribuidos en un patio de butacas de planta rectangular, sobre el que cuelgan dos anfiteatros y varios palcos laterales. Fue en su momento una de las salas más grandes de Europa.


A diferencia del sobrio exterior, el interior está decorado profusamente, siguiendo patrones procedentes del barroco sevillano, aunque también es visible la influencia art decó.

Todas las dependencias destacan por su suntuosidad, incluso las que tienen una mera funcionalidad de tránsito. Es el caso del vestíbulo, adornado con escayolas pintadas en oro y revestido con mármoles en los zócalos y en los suelos, del denominado Salón de Descanso o de las escaleras que conducen a los entresuelos, en cuyos sofitos hay instaladas molduras doradas.



Lógicamene, la máxima ornamentación se reserva para el patio de butacas y, más en concreto, para el escenario, si bien debe tenerse en cuenta que ésta es la parte que más modificaciones ha sufrido a lo largo del tiempo.

El escenario fue concebido como un ábside semicircular, con cubierta de bóveda de medio punto y tres huecos internos, custodiados por columnas jónicas de mármol. En un primer momento, estuvo flanqueado, a ambos lados, por dos impresionantes órganos, pero, tras el incendio de 1932, éstos fueron reemplazados por dos cadenas de candilejas.



Especial mención merece la bóveda de coronación del patio de butacas, proyectada para distribuir la luz indirectamente por medio de lámparas circundantes y, al mismo tiempo, optimizar la acústica de los dos órganos.

Sin olvidar otros elementos ornamentales como las telas, los forjados, o los ricos artesonados de los anfiteatros, que añaden a su soberbia factura una sugerente iluminación, a base de luces ocultas entre las piezas de ebanistería.


Fotografías

Las fotografías en blanco y negro y en sepia pertenecen al Ayuntamiento de Madrid y fueron realizadas en diferentes épocas (años treinta y años cincuenta del siglo XX). La de color es de autoría propia y fue captada el 9 de marzo de 2013.

9 comentarios:

  1. Hola Jesús,
    La descripción que haces del conjunto es impecable. Sólo recuerdo un punto negativo en su hall, con muy poca altura.
    El edificio debe estar a la altura de las grandes salas internacionales que en aquella época se pudieron hacer gracias a la intervención también de los mejores artesanos en los oficios de cerrajería, ebanistería, estofadores, doradores y un largo etcétera. Todo esto me produce una gran tristeza porque me imagino un final semejante al que tuvo el Cinema Edén de Lisboa (una joya del Art Dèco) convertido hace ya 20 años en un insípido Centro comercial, hotel y oficinas (o el vecino Avenida).
    Si esto continúa por mal camino, propongo una movilización en la calle, como se hacían las cosas en el 68 ¿Dónde están los estudiantes involucrados en las humanidades? ¡Ah! Se me olvidaba que Wert está quitando de los programas eso de las humanidades que no valen para nada...
    Un abrazo.

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  2. Hola Antonio:
    Como bien dices, lo más triste de todo es que la sociedad actual apenas toma conciencia sobre este tipo de temas. Es como predicar en el desierto. Me hago la misma pregunta que tú: después de unos años setenta devastadores en materia urbanística y de protección del patrimonio, ¿tan mal lo hemos hecho, tanto hemos involucionado, para que este tipo de tropelías no provoque reacciones más enérgicas?

    Muchas gracias y un abrazo, Jesús

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  3. Hola Jesus. Muy buena descripción del interior de este magnifico edificio. Estoy de acuerdo, en las infinitas tropelias que se han venido haciendo con el patrimonio de este sufrida ciudad, y que se quedan sin sancionar.
    En fin, gracias por explicarnos la historia y fisonomia de este edificio, por el que, seguro que todos hemos pasado.
    Un abrazo

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    1. Hola José:
      Gracias a ti por tu comentario. Lo peor de todo es que, después de tanto como se destruyó, sobre todo en los setenta, creíamos haber evolucionado y haber alcanzado un cierto nivel con estos temas. Pero ya veo que no...

      Un abrazo, Jesús

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  4. Hola Jesús, una de esas descripciones técnicas y artísticas perfectas a las que nos tienes acostumbrados. Para guardar.
    Y por supuesto totalmente de acuerdo con vosotros, es una pena que todo eso desaparezca, seré ingenua pero yo aún tengo esperanza...
    gracias!

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    1. Hola Mercedes:
      Muchas gracias. Ojalá esa esperanza con la que nos animas sea premonitoria. Cruzo los dedos!!!

      Un abrazo, Jesús

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  5. Hola Jesús,
    Fantástica radiografía en dos tomos de lo que fue, supongo que es y, ojalá me equivoque, dejará de ser el Palacio de la Música. Para que esto último no ocurra ya se han presentado cerca de 17.000 firmas. Pocas para que lo tomen siquiera en consideración.
    Un abrazo.

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  6. Hola Manuel:
    Aunque fueran 100.000 firmas, nuestros munícipes y comunitarios van a hacer lo que les salga de las narices y, con este edificio, han sido más que claros. Así que sólo nos quedarán fotografías y recuerdos de ese fantástico interior.

    Muchas gracias. Un abrazo, Jesús

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  7. Hola Jesús,
    Me quiero poner en contacto contigo pero no encuentro forma de enviarte un mensaje. Por Google+ no puedo y aquí no encuentro tu dirección de email. Te importaría escribirme? Puedes enviarme un mensaje a mi email o escribirme por Google+: beaburgos@madrid.com
    Muchas gracias!

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