Visitamos tres pantanos del río Lozoya, el principal abastecedor de agua potable de los madrileños, para comprobar de primera mano este sorprendente espectáculo, todo un lujo para los sentidos.
Puentes Viejas.
Comenzamos por el Embalse de Puentes Viejas, ubicado en el término municipal del mismo nombre, que comenzó a levantarse en 1916. El aliviadero de su presa se ha convertido en una estruendosa cascada de 66 metros de alto, el equivalente a un edificio de veinte plantas.
El Villar.
Nada más salir de este embalse, el río Lozoya vuelve a quedar represado en otro pantano histórico, el de El Villar, que, en estos momentos, supera con creces el cien por cien de su capacidad.
El Villar.
Edificado en 1869, igualmente en el municipio de Puentes Viejas, fue la segunda de las grandes infraestructuras realizadas por el Canal de Isabel II, después de la experiencia fallida del Pontón de la Oliva. A pesar de tener menos altura que el anterior (unos cincuenta metros), su salto de agua es, si cabe, más impresionante.
Aguas abajo se encuentra el Pontón de la Oliva, que lleva más de un siglo en desuso. Concebido en 1851 como el embalse captador del Canal de Isabel II, nunca pudo utilizarse a pleno rendimiento, debido a la permeabilidad del suelo en el que fue construido.
Pontón de la Oliva.
Cuando los embalses situados más arriba se ven obligados a soltar, el Pontón de la Oliva recoge su aguas para, a su vez, expulsarlas a través de sus canales de desagüe. En algunas ocasiones las aguas han llegado a rebosar por encima del dique de la presa, formándose una enorme catarata, insólita en el paisaje madrileño. Pero éste no ha sido el caso.
Puentes Viejas.
Comenzamos por el Embalse de Puentes Viejas, ubicado en el término municipal del mismo nombre, que comenzó a levantarse en 1916. El aliviadero de su presa se ha convertido en una estruendosa cascada de 66 metros de alto, el equivalente a un edificio de veinte plantas.
El Villar.
Nada más salir de este embalse, el río Lozoya vuelve a quedar represado en otro pantano histórico, el de El Villar, que, en estos momentos, supera con creces el cien por cien de su capacidad.
El Villar.
Edificado en 1869, igualmente en el municipio de Puentes Viejas, fue la segunda de las grandes infraestructuras realizadas por el Canal de Isabel II, después de la experiencia fallida del Pontón de la Oliva. A pesar de tener menos altura que el anterior (unos cincuenta metros), su salto de agua es, si cabe, más impresionante.
Aguas abajo se encuentra el Pontón de la Oliva, que lleva más de un siglo en desuso. Concebido en 1851 como el embalse captador del Canal de Isabel II, nunca pudo utilizarse a pleno rendimiento, debido a la permeabilidad del suelo en el que fue construido.
Pontón de la Oliva.
Cuando los embalses situados más arriba se ven obligados a soltar, el Pontón de la Oliva recoge su aguas para, a su vez, expulsarlas a través de sus canales de desagüe. En algunas ocasiones las aguas han llegado a rebosar por encima del dique de la presa, formándose una enorme catarata, insólita en el paisaje madrileño. Pero éste no ha sido el caso.
Pontón de la Oliva.
¡Qué interesante tu entrada sobre los embalses!
ResponderEliminarNos preguntamos si se aprovechan esos saltos de agua para generar electricidad, aunque si es un hecho puntual, como apuntas, no parece que la instalación sea rentable.
Un saludo. Anónimo Castellano.
Hola Anónimo Castellano:
EliminarGracias por tu comentario. De las tres presas citadas, solamente la de El Villar se aprovecha, además de para abastecimiento de agua, para generar energía hidroeléctrica. No sé como funciona el tema, pero entiendo que, al margen del desagüe primaveral, tendrán reservas suficientes para provocar esos saltos. La existencia de varios embalses sucesivos (casi pegados) ayudará a ello.
Gracias nuevamente. Un abrazo, Jesús
Hola Jesús,
ResponderEliminarAún desde tierras lusas, veo este espectáculo con un doble sentimiento: bonito y necesario, como se ve en tus fotos, y preocupante por las crecidas y desbordamientos que aqui está originando el Tajo. Pero está claro que nunca llueve a gusto de todos y más aún cuando no están coordinadas las políticas hidrológicas de ambos paises. De cualquier manera, enhorabuena por las espectaculares y "ruidosas" fotos.
Un abrazo
Gracias Antonio.
EliminarEspero que las crecidas de los ríos no provoquen demasiados estragos, aunque me temo que ya es tarde, ya que ya han muerto dos personas en Ciudad Real al caerse un puente y el otro día un ciclista cayó al Manzanares en Colmenar Viejo y tristemente falleció.
Todos los informativos están alertando al respecto.
Al margen de ser un espectáculo bellísimo, la verdad es que todo esto impone y mucho.
Un abrazo y feliz estancia lusa, Jesús
Impresionantes fotos, Jesús,
ResponderEliminarqué belleza. Debe ser una maravilla contemplarlo, a pesar de los "problemillas" que comentan tus comentaristas amigos anteriores.
Un abrazo
Hola Mercedes:
EliminarGracias por tu mensaje. Es un espectáculo único, que recomiendo. Además de su belleza visual, hay que añadirle el sonido, que, pese a ser muy potente, te termina relajando. Increíble!!
Un abrazo, Jesús
Hola Jesús,
ResponderEliminar¿Niágara, Iguazú, Victoria? ¡Nooo, Madrid!
Qué barbaridad, es espectacular, mucho ha que no veíamos así nuestros embalses. Lástima que no podamos aprovechar tal profusión de aguas para épocas de vacas flacas.
Precioso espectáculo y tú presenciandolo.
Gracias y un abrazo.
Hola Manuel:
EliminarPues sí, es nuestro Lozoya, que se ha agigantado. Pero también nuestro humilde Manzanares se ha hecho grande. No sólo sus dos grandes presas están desagüando, sino que, a su paso por Madrid, el aprendiz de río ha tenido que ser liberado de su represamiento y no veas como corre, como si fuera un mozuelo, con la misma apariencia de cuando está represado.
Un abrazo, Jesús
Hola!
ResponderEliminarEn primer lugar decirte que muy buena entrada! estaba buscando info sobre el ponton de la Oliva y su desbordamiento, y me he topado con tu página.
En segundo lugar, no se si serás de la zona, pero me gustaría ir a verlo en vivo todo esto (he estado en todas esas presas, pero no cuando soltaban agua) pero no se donde puedo mirar cuando los embalses soltarán agua. Si supieras de algo te agradecería .
Un saludo y sigue con tu pagina
Hola Anónimo:
EliminarGracias por tu mensaje. Yo me enteré de que varios pantanos estaban desaguados por la televisión, pero hay una página llamada embalses.net que da información actualizada de cómo están de llenos todos los embalses de España. Para que el Pontón de la Oliva rebose por encima del dique de su presa, es necesario que desagüe la Presa de El Atazar por su aliviadero. Y esto no suele ocurrir ya que a este embalse, el más grande de la Comunidad de Madrid, le cuesta mucho llenarse. Según la citada web, hoy martes El Atazar estaba por encima del 84%, esto es, todavía le queda para estar por encima del 100% y soltar agua por el aliviadero. Pero no creo que esto tarde mucho, teniendo en cuenta que los embalses que están aguas arriba no dejan de soltar y soltar agua... y, sobre todo, las previsiones de lluvias y nieves de los próximos días.
Gracias y un saludo, Jesús
Hola Jesus. Oportunisima entrada la que nos muestras. El otro dia estuve en Buitrago, para preparar un post sobre esta localidad, y el rio Lozoya esta espectacular.
ResponderEliminarEl Puente Viejo esta con un nivel impresionante de agua, tanto es asi, que el vano central a desaparecido debajo del agua.
Gracias por llegarte a estos sitios y mostrarnoslos.
Un abrazo.
Hola José:
EliminarLa verdad es que Buitrago es un buen "termómetro" del estado del embalse de Puentes Viejas. Espero que no siga lloviendo más porque, de la contrario, las aguas pueden rebasar el Puente Viejo.
Un abrazo y muchas gracias, Jesús
Estuve en el Pontón de la Oliva hace muchos años, cuando las noticias de Telemadrid indicaron el suceso de rebose de la presa, espectacular cortina de agua en toda la longitud del dique y un estruendo ensordecedor.
ResponderEliminarNo pude contener la emoción y fuí a dar toda la vuelta para ver que sucedía en el pantano mas arriba, El Atazar. La vueltecita tiene lo suyo, hay muchos kilómetros.
Cuando llegué comprendí lo sucedido, estaba extremadamente alto el nivel de agua embalsada, y los desagües dejaban escapar el agua haciendo un recorrido volado impresionante valle abajo, unos cien metros de longitud, y rompiendo en el lateral izquierdo de la montaña. Espectacular, espectacular, espectacular.