lunes, 7 de abril de 2014

La Semana Santa de Madrid, tal y como era (1)

Iniciamos una serie de dos reportajes, dedicada a las tallas religiosas que la Semana Santa madrileña ha perdido, bien porque fueron destruidas, bien porque, aún conservándose, dejaron de procesionar por las calles de la ciudad. No pretendemos hacer un compendio de todas ellas, sino que hemos seleccionado diez, que creemos pueden ser representativas.

Para ilustrarlas nos valemos de diferentes fotografías históricas, recopiladas por la red, la mayoría correspondientes al primer tercio del siglo XX, cuando la Semana Santa madrileña solamente tenía una procesión, la de Viernes Santo.

Estaba formada por un nutrido grupo de pasos, pertenecientes a todas las cofradías de la capital, que, partiendo de sus respectivas parroquias, terminaban confluyendo en la Calle Mayor, desde donde se dirigían al Palacio de Oriente para rendir honores a la Familia Real (ésta solía presenciar el desfile desde el balcón del Salón del Trono).

La celebración de una única procesión fue una decisión tomada por el Consejo del Rey en 1805. Hasta entonces había procesiones prácticamente todos los días de la Semana Santa, que, según las crónicas de la época, eran tan multitudinarias como poco decorosas e, incluso, peligrosas. De ahí que la monarquía tomara cartas en el asunto unificando y regulando las salidas.

'El Descendimiento'

Comenzamos con El Descendimiento (siglo XVII), uno de los pasos más relevantes de la Semana Santa madrileña, cuyos valores artísticos fueron resaltados por Antonio Ponz en su Viaje de España (1772), así como por Mesonero Romanos, en diferentes escritos.



Obra del escultor madrileño Miguel Rubiales (1642-1702), se veneraba en la iglesia del Convento de Santo Tomás, en la Calle de Atocha, de donde salía en procesión cada Viernes Santo. Aunque este templo fue pasto de las llamas en 1875, entendemos que la imagen logró salvarse, a juzgar por la fotografía incluida, que parece tener una factura muy posterior. Desconocemos en qué momento pudo desaparecer.

'Los Azotes'

'Los Azotes' a su paso por la Calle Mayor.

Otro de los grupos escultóricos perdidos es el de Los Azotes (siglo XVIII), que vemos en la imagen superior portado por ocho cargadores, a su paso por la embocadura de la Calle del Sacramento con la Calle Mayor. Se encontraba en el Hospital de San Juan de Dios, fundado en el siglo XVI por Antón Martín en la plaza que lleva su nombre y derribado a mediados del siglo XIX. Su autor fue el escultor granadino Pedro Hermoso (1763-1830).

'El Prendimiento'


En 1910 el imaginero murciano Manuel Sánchez Araciel (o tal vez su hermano Francisco) hizo el paso que vemos en las fotografías adjuntas. Conocido como El Prendimiento o El Beso de Judas, se trataba de una copia de la obra homónima de Francisco Salzillo (1707-1783), que se conserva en Murcia.

El paso en la Plaza de Oriente. Años veinte del siglo XX.

El grupo escultórico estuvo en la Iglesia de San Cayetano, en la Calle de Embajadores, hasta el año 1931, cuando fue donado a una cofradía de la Catedral de Ávila. Este traslado le salvó del incendio que sufrió la parroquia en 1936, poco después del estallido de la Guerra Civil. Hoy día es uno de los pasos más destacados de la Semana Santa abulense.


'El Prendimiento' por la Calle Mayor. Viernes Santo de 1913.

'La Caída' y 'La Santa Cena'

Además de El Prendimiento, Manuel Sánchez Araciel realizó otras dos copias de Francisco Salzillo, que se guardaban en la Colegiata de San Isidro. Una de ellas era La Caída, concluida en 1910, que vemos en la fotografía inferior.


'La Caída' frente al Palacio Real. Años veinte del siglo XX.

El otro paso era La Santa Cena, hecho en 1919, que, dada su particular disposición, tenía que desfilar en horizontal. Aquí lo vemos en una imagen precisamente de 1919, en su primera salida por las calles madrileñas.


'La Santa Cena' por la Puerta del Sol (año 1919).

Al igual que El Prendimiento, los grupos de La Caída y de La Santa Cena fueron trasladados en 1931 a Ávila, donde procesionan cada Viernes Santo.

'Cristo de la Vida Eterna'

La fotografía inferior nos muestra la talla original del Cristo de la Vida Eterna, desfilando junto al Palacio Real. Atribuido al escultor toledano Juan de Mena (1707-1784), este Cristo yacente desapareció en 1936, al comienzo de la Guerra Civil. 

En 1941 la cofradía titular le encargó a Jacinto Higueras una nueva escultura y, cinco años después, Francisco Palma Burgos (1918-1985), uno de los imagineros más importantes del siglo XX, haría un nuevo paso. Su procesión, denominada del Santo Entierro, sigue celebrándose en la actualidad, con salida desde la Parroquia de Santa Cruz, en la Calle de Atocha, donde el Cristo se custodia.


El paso a su llegada al Palacio Real. Años veinte del siglo XX.

Artículos relacionados

La segunda y última entrega de esta serie se centra en el Cristo de los Alabarderos, el Cristo de la Agonía y de la Buena Muerte, La Piedad y la Virgen de la Soledad.

14 comentarios:

  1. Que lástima cuando se destruyen las obras de arte,todavía no estamos civilizados,una pena.
    Un saludo de G.M.P.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola G.M.P.:
      Tienes toda la razón. La destrucción es un sinsentido, cuando una obra de arte desaparece algo falla en la sociedad.

      Un abrazo, Jesús

      Eliminar
  2. Entre las imágenes desaparecidas, quemadas, donadas y dispersas, es un milagro que Madrid tenga procesiones de Semana Santa y que mantenga la tradición año tras año congregando cada vez a más gente. Enhorabuena por la serie. Las fotografías son una maravilla. Hay nazarenos que parecen salidos de un cuadro de Zurbarán...
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Antonio:
      ¡Cómo me ha gustado esa comparación de los nazarenos con un cuadro de Zurbarán! La verdad es que, si observas bien las fotos, la Semana Santa madrileña era bastante humilde, en lo que respecta a los pasos propiamente dichos, no así las tallas, que parece que tenían bastante calidad. El resurgir de estas celebraciones en el momento actual, en una ciudad tan grande como Madrid, no deja de ser algo asombroso.

      Un abrazo y gracias por tu comentario, Jesús

      Eliminar
  3. Buenos días, Jesús.

    ¡Qué trabajo más interesante y qué idóneo para la Semana Santa!

    Coincido con Anónimo, es una lástima que todas estas maravillas no se hayan conservado. Por lo menos nos queda testimonio de que existieron y de los usos religiosos de la Semana Santa madrileña.

    Gracias por la serie, tiene una pinta estupenda. Un saludo y que tengas un buen día,


    Manuel Fernández Luccioni
    Los Laberintos del Arte

    ResponderEliminar
  4. Hola Manuel:
    Gracias por tu comentario. Si alguna vez se hiciese un recuento riguroso de todo lo que ha desaparecido en Madrid (por guerras, desamortizaciones, incendios...), nos llevaríamos las manos a la cabeza. En las fotos aparecen principalmente grupos escultóricos del XVII al XIX, pero la Semana Santa madrileña ya se celebraba desde al menos 1500. Eso significa que hay una estatuaria del XVI igualmente desaparecida.

    Un abrazo, Jesús

    ResponderEliminar
  5. Hola Jesús, es muy interesante tu post. Muchas maravillas desaparecieron por todos los motivos que comentais, pero también porque quizá durante mucho tiempo no se conocía realmente el patrimonio artístico de la Iglesia, aún hoy ignoro si existe un registro de bienes. Quiero decir que acaso existan aún obras (felizmente) que creemos perdidas?
    Gracias y felicidades.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Mercedes:
      Gracias por tus palabras. Yo también tengo esa impresión. La ausencia de un registro riguroso en esos tiempos puede depararnos alguna sorpresa y, cuando menos esperemos, pueden aparecer piezas que creíamos destruidas.

      Un abrazo desde "Pasión por Madrid", Jesús

      Eliminar
  6. Muy buena entrega y muy buenas fotos. Por cierto, de la Cena hay fotos históricas en Blanco y Negro del 4/4/1920, pasando por la Puerta del Sol, y en ABC del 24/3/1929, pasando por la Plaza de la Villa.
    Este paso procesionaba a lo ancho.

    Otra curiosidad, no sé si te has fijado, son los niños con pelucas y coronas de flores que se ven delante del Cristo de la Vida Eterna. Eran bastantes y llevaban los instrumentos de la Pasión. Perduraron en la procesión del Santo Entierro posterior, cuando era el Sábado Santo. Hoy no sé si salen en la del Viernes actual.

    Un saludo,

    Tirso.

    ResponderEliminar
  7. Hola Tirso:
    Muchas gracias por tu comentario (imprescindible) y por tus aportaciones, que iré incorporando en la entrada en cuanto tenga ocasión (de verdad, muchas gracias). La verdad es que la hemeroteca de ABC/Blanco y Negro es una fuente inagotable de información. Lástima que, en muchas ocasiones, la calidad de las imágenes no sea del todo buena.

    Sí que me había fijado en los niños acompañando el paso del Cristo de la Vida Eterna, pero no sabía nada de la tradición que comentas. Imagino que hoy día ya no desfilan.

    Un abrazo y gracias otra vez, Jesús

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hecho Tirso. Al final he incluido una foto de 1919, de 'Mundo gráfico', cuando la "Santa Cena" desfiló por vez primera.

      Mil gracias por todo. Abrazos, Jesús

      Eliminar
  8. Excelente artículo, Jesús. Da pena ver tanto patrimonio artístico desaparecido de nuestra ciudad. Sobre todo dado el bajo nivel artístico de algunas de las tallas que procesionan por Madrid actualmente. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Hola Carlos:
    Muchas gracias. Tienes toda la razón, hemos perdido mucha calidad artística (hay tallas que son muy mediocres, desde el punto de vista artístico), aunque yo creo que toda la parafernalia que rodea a las procesiones (forma de llevar los pasos, desfiles, ornamentación de los pasos...) ha ido a mejor.

    Abrazos, Jesús

    ResponderEliminar
  10. La luz de los faroles en una procesión crea una atmósfera mágica y misteriosa. Es una tradición que ha perdurado a lo largo de los años y que sigue cautivando a quienes la presencian.

    ResponderEliminar