jueves, 23 de septiembre de 2010

El Embarcadero Real de Aranjuez y la Escuadra del Tajo



Regresamos a Aranjuez, en busca del Embarcadero Real, una singular construcción a orillas del Tajo, inequívocamente vinculada a los lujos y fastos de la monarquía española, en pleno auge del barroco.

Se encuentra en el Jardín del Príncipe, uno de los mejores exponentes que existen en España del paisajismo inglés del siglo XVIII, surgido gracias al impulso de Carlos IV (1748-1819), cuando todavía era Príncipe de Asturias.

Sin embargo, el embarcadero nada tiene que ver con este monarca, sino que corresponde a un periodo anterior, cuando los terrenos actualmente ocupados por el jardín eran tan sólo bosques y huertas.

Fue mandado levantar por Fernando VI (1713-1759) a mediados del siglo XVIII, como una de las paradas de la llamada Escuadra del Tajo.

Con este nombre se conocía al conjunto de fragatas, galeones, botes y falúas que, cada tarde de primavera, desde 1752 hasta 1758, surcaba las aguas del río, dando rienda suelta a los caprichos del monarca y de su esposa, Bárbara de Braganza (1711-1758).

La flota estaba integrada por aproximadamente una veintena de embarcaciones, que imitaban navíos de guerra. A pesar de su pequeño tamaño, adaptado a la navegación fluvial, no les faltaba ningún detalle, incluidos los cañones.

Los barcos más importantes eran la Falúa Real, que estaba reservada a los reyes, y la Falúa de Respeto, que le servía de acompañamiento. Aquí viajaban personalidades ilustres, invitadas para la ocasión.


La Escuadra del Tajo, cerca del Palacio Real de Aranjuez. La pintura es obra de Antonio Joli (1700-1777) y es anterior a 1754.

Es sabido que, cada vez que salía la Escuadra del Tajo, llegaban hasta Aranjuez alrededor de 200 marineros, que se responsabilizaban de todo el operativo, bajo el mando de un almirante de prestigio.

El castrato italiano Carlo Broschi (1705-1782), que ha pasado a la historia con el sobrenombre de Farinelli, organizó numerosas excursiones por el Tajo, en su calidad de Director de Entretenimientos Reales, uno de los cargos que desempeñó mientras estuvo al servicio de la corte española.

El propio cantante se encargaba de deleitar a los reyes y a sus acompañantes con recitales de música, durante el paseo fluvial.

Los barcos solían partir de unas atarazanas dispuestas en las riberas del río, cerca de donde hoy se encuentra el Camping Internacional, hasta llegar al Palacio Real. Los viajes tenían varias escalas, que los reyes aprovechaban para reposar e, incluso, para cazar, otra de sus aficiones favoritas.

El Embarcadero Real era una de las paradas más esperadas. Erigido a modo de fortificación, con una escalinata, un murallón almenado y dos garitas -todo ello en piedra de Colmenar-, disponía de cañones de bronce, que estaban grabados con los escudos de las casas reales de España y Portugal.

Cuando la comitiva iba a tomar tierra, se disparaban salvas de honor, en señal de respeto y pleitesía a los monarcas.

Desde este punto se llegaba al Pabellón Real, un pequeño gabinete diseñado en 1754 por el arquitecto Santiago Bonavía (1700-1760) y restaurado en el año 2002. No se conserva nada de su suntuosa decoración interior, consistente en valiosas telas de seda, lámparas de araña, bustos de mármol y cerámicas de Manises.





La Escuadra del Tajo estuvo operativa hasta el fallecimiento en 1758 de Bárbara de Braganza, hecho que provocó una profunda depresión en Fernando VI, que murió tan sólo un año después de quedarse viudo.

Durante la Guerra de la Independencia, la práctica totalidad de la flota se perdió, aunque muchas embarcaciones pudieron reconstruirse posteriormente, en concreto en 1816, por orden del rey Fernando VII (1784-1833).

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5 comentarios:

  1. Vaya, ¡cómo se lo montaban los reyes!

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  2. Madre mía cuanto tiempo libre tenía esta gente. Vaya cosas que se les ocurría para pasar el tiempo. Eso sí que era vida de reyes. Fantástico reportaje y preciosas fotos Jesús.

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  3. Sí que es precioso el reportaje, Jesús!
    Al menos hoy día podemos disfrutar de parte de los Sitios Reales que fueron construyendo los reyes para su propia diversión, algunos una delicia, como Aranjuez.
    ¡buen fin de semana!

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  4. Estuvimos hace poco en Aranjuez, y tus palabras (junto a las imagenes que tengo grabadas en la retina), me transportan a otra época... muy interesante el artículo, como siempre...

    Gracias Jesús,

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  5. Muchas gracias a todos por vuestros comentarios!! Un abrazo, Jesús

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