Es el caso del Puente Verde de la Florida, llamado así por el color con el que estaban pintados sus pretiles. Estuvo situado a escasa distancia del actual emplazamiento del Puente de la Reina Victoria (1908-1909), en las proximidades de la Ermita de San Antonio de la Florida.
Los lavaderos del río Manzanares, en una fotografía de A. Begué, realizada hacia 1860. El puente puede verse al fondo de la imagen superior y, con mayor detalle, en la ampliación inferior.
El Puente Verde de la Florida empezó a construirse en 1728, un año después de que Pedro de Ribera concluyese el Puente de Toledo, uno de los mejores trabajos de su brillante carrera.
Pero, a diferencia de éste, se trataba de una obra menor, que partía de un planteamiento absolutamente temporal, sin grandes retos arquitectónicos y para un uso exclusivamente peatonal.
Tal extremo se comprueba en la fragilidad del material empleado en la fábrica. Era de madera, excepción hecha de las pilas, que, por su contacto con la corriente, estaban labradas en piedra de granito y ladrillo. A pesar de ello, fueron necesarios dos años para terminarlo, dada la complejidad de la estructura, con nada menos que once arcos.
Ubicación del puente en el plano de Ibáñez de Ibero (1874).
Aunque fue levantado para enlazar el Camino Real de El Pardo con el Camino de Aravaca, en el siglo XIX tuvo una utilización preferentemente gremial, vinculada a los famosos lavaderos del Manzanares, que estaban instalados a ambas orillas del río.
La inauguración en 1909 del Puente de la Reina Victoria lo dejó completamente en desuso, aunque ello no significó su desaparición. Según la planimetría de la época, pervivió al menos hasta 1926, cuando es muy probable que fuera definitivamente eliminado, junto con distintos lavaderos abandonados, en el contexto de un plan de ordenación de las riberas del Manzanares.
Con todo, cabe entender que, a esas alturas, sólo se mantuvieran en pie los elementos hechos en piedra, tras la terrible riada de 1906, que se llevó por delante las partes realizadas en madera, como puede comprobarse en la siguiente fotografía, publicada por el periódico ABC el 4 de enero de 1906.
El puente en 1906, prácticamente destruido. Fuente: Hemeroteca de ABC.
No fue el único infortunio que padeció el puente a lo largo de sus casi 200 años de existencia. A principios del siglo XX, un grupo de personas sufrió heridas de consideración al caerse al cauce, tras romperse la barandilla de madera.
Suceso que el escritor Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) describió en los siguientes términos: "sólo se debió al desorden del público el que un día de San Antonio se desprendiese uno de los pretiles y se cayesen varias personas al río, haciéndose graves daños, no por causa del caudal de agua, sino por la altura y violencia de la caída en seco".
Vista del tablero en una imagen histórica.
Los puentes y pontones de madera sobre el río Manzanares fueron muy recurrentes en el siglo XVIII. Además del puente que ocupa nuestra atención, hubo otro en El Pardo, anterior al de San Fernando, que igualmente fue conocido como Puente Verde, porque su balaustrada también tenía este color.
Dibujo de 1859, publicado en 'El Museo Universal', donde se ve parcialmente el puente.
Bibliografía
El Puente Verde sobre el río Manzanares. Una obra civil del arquitecto Pedro de Ribera en el Madrid del siglo XVIII, de Ernesto Agustí García, Pablo Guerra García, Jorge Morín de Pablos y Laura Cantallops Perelló.
Actas de las terceras jornadas de Patrimonio Arqueológico en la Comunidad de Madrid. Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, Madrid 2006.
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En este blog también hemos hablado de estos puentes sobre el río Manzanares.
Fotografía antigua del Puente de la Reina Victoria, que vino a reemplazar al Puente Verde.
Como me gusta que se hable de puentes, es como que le damos un protagonismo a nuestro aprendíz de río, que falta le hace.
ResponderEliminarEl de Victoria Eugenia me encanta, es un puente con encanto, no tiene la solera del de Toledo y Segovia, pero tiene algo especial. Seguiré atento a los puentes, que te quedarán unos cuantos por comentar.
Muy interesante, Jesús, tu recorrido por los puentes madrileños. Creo recordar que durante las obras de la M-30, que tantas sorpresas nos depararon, apreció un resto de este puente verde, y lo que es más importante, de un molino medieval. Otro de los hallazgos del que nunca más se supo…
ResponderEliminarsaludos
No conocía este puente, qué artículo más interesante :)
ResponderEliminarLaura
Hola Jesús. Interesante este post de uno de los puentes mas nombrados historicamente, y que no existe ya. Ah! me encantan las fotos.
ResponderEliminarSaludos.
Eso sí que era el pasillo verde, por el color de sus puentes. Buen artículo y bien documentado.
ResponderEliminarSalud.
Gracias, Bélok. Es cierto, todavía me quedan unos cuantos puentes de los que hablar. Poco a poco los iremos descubriendo. Saludos
ResponderEliminarHola Mercedes. Es verdad lo que dices: las obras de la M-30 pusieron al descubierto un montón de restos arqueológicos. Los que comentas (diferentes vestigios del Puente Verde y de un molino medieval) están muy documentados en el artículo que incluyo como bibliografía... Pero, al igual que los restos de la Puente Segoviana, parece que se les ha perdido la pista. Un abrazo!!
Hola Laura Es una de esas obras de las que apenas queda recuerdo. Tampoco hay mucha documentación gráfica. Muchas gracias!!
Hola Josamez!! Seguro que tiene que haber más fotos históricas del puente, pero tienen que estar muy escondidas. A ver si entre todos las rescatamos. Un abrazo!!!
Hola Romo XIII. Es verdad, eso sí que era un Pasillo Verde y también blanco (por las sábanas de los lavaderos, jeje). Un abrazo fuerte, Jesús