lunes, 4 de julio de 2011

La Fuente Castellana

La Fuente Castellana es uno de los ejemplos más destacados de la arquitectura conmemorativa madrileña de la primera mitad del siglo XIX. Pese a ello, ha sido objeto de un continuo maltrato, que, lejos de detenerse en los momentos actuales, se ha visto incrementado con las obras de Madrid Río.

La reciente remodelación del Parque de la Arganzuela, donde fue trasladada hace 42 años, muy lejos de su primer emplazamiento en el Paseo de la Castellana, ha supuesto la eliminación de elementos que, como los vasos, los estanques o los juegos de agua, son característicos de toda fuente.



Historia

La historia de esta fuente dio comienzo en 1830, cuando el rey Fernando VII ordenó erigir un monumento para celebrar el nacimiento de su hija Isabel (a la sazón, Isabel II), si bien los trabajos no pudieron empezar hasta tres años después.

El monarca no pudo ver realizado su deseo en vida, ya que le sobrevino la muerte pocos días antes de ponerse la primera piedra. El acto tuvo lugar el 11 de octubre de 1833, prácticamente en coincidencia con el tercer cumpleaños de la princesa, celebrado la jornada anterior.

El proyecto corrió a cargo del arquitecto Francisco Javier de Mariategui (1775-1844), quien concibió una gran columna con pedestal, a modo de hito, todo ello en estilo neoclásico. Contó con la colaboración del escultor José de Tomás (1795-1848), en las labores decorativas, además del cantero José Arnilla y del broncista Eugenio Alonso.

Después de cinco años de obras, el monumento fue levantado en el Paseo de la Castellana -que, en aquel momento, se estaba perfilando como una importante zona de esparcimiento- y más en concreto, en lo que hoy se corresponde con la Glorieta de Emilio Castelar.


Grabado del siglo XIX, donde puede verse la fuente con su primitiva fisonomía.

Inicialmente se pensó en colocarlo en el Paseo del Cisne (actual Calle de Eduardo Dato), pero esta idea se desestimó. No fue la única variación que se hizo sobre la marcha, pues también se transformó el concepto original del propio monumento, al incorporarle una fuente.

De este modo, se mataban dos pájaros de un tiro: por un lado, se cumplían los deseos de la Casa Real y, por otro, se sustituía la primitiva Fuente Castellana, que recogía las aguas del arroyo homónimo, por otra más artística y ornamentada, algo que, en aquellos momentos, se había convertido en una prioridad, dado el empuje que estaba adquiriendo el nuevo Paseo de la Castellana.

La columna con pedestal ideada por Mariategui fue instalada en el centro de un pilón circular, flanqueada por dos esfinges de bronce con surtidores en la boca, que fueron hechas por José de Tomás en 1838.

Así permaneció hasta 1869, cuando se produjo el primero de los maltratos históricos a los que hemos aludido, con la sustitución del pilón por una zona ajardinada y el traslado de las esfinges a la entrada del Estanque Grande del Parque de El Retiro.

El segundo desaguisado llegó en 1906: el monumento fue sencillamente retirado y su lugar ocupado por el actual grupo escultórico de Emilio Castelar, realizado por el célebre Mariano Benlluire (1862-1947).


El monumento a principios del siglo XX, poco antes de su retirada de la Glorieta de Emilio Castelar. Fotografía de J. Lacoste (Museo de Historia de Madrid).

Ocho años después, en 1914, la Fuente Castellana fue rescatada del olvido y, debidamente recompuesta, fue llevada a la Plaza de Manuel Becerra, donde volvió a ser la fuente que fue en sus orígenes. No sólo se reconstruyó el pilón circular que le servía de base, sino que también regresaron las esfinges decimonónicas.

La reordenación del tráfico llevada a cabo en la citada plaza motivó un nuevo traslado, esta vez al Parque de la Arganzuela. Aquí fue embellecida con un impresionante estanque, de más de 100 metros de largo y casi 60 de ancho, sobre el que emergían distintos surtidores de agua. Corría el año 1969.


La fuente en 1969, recién instalada en el Parque de la Arganzuela.

Durante los trabajos de soterramiento de la M-30, desarrollados entre 2004 y 2007, fueron arrasados tanto el estanque como el pilón circular sobre el que se apoyaba directamente la estructura.

No obstante, sobrevivieron varios sillares, que fueron reutilizados como material de construcción en la reciente remodelación del Parque de la Arganzuela, finalizada en el año 2011. Pueden verse desperdigados en algunos de los nuevos elementos levantados en el recinto, caso de los terraplenes sobre los que descansan los ya famosos toboganes-tubo de Madrid Río.



Con respecto a las esfinges, ahí siguen custodiando el monumento. Pero yacen sobre dique seco, con los surtidores vacíos, evidenciando el contrasentido de una fuente sin pilón y sin agua.



Descripción

La fuente también recibe el nombre de Obelisco de la Castellana, en alusión (equivocada, ya que no es un obelisco) a la columna estriada que preside todo el conjunto. Después de su traslado al Parque de la Arganzuela, empezó a ser conocida como Fuente de la Arganzuela o como Obelisco de la Arganzuela.

Como se ha dicho, su elemento más destacado es la columna. Está asentada sobre una basa toscana y tiene integrado, en su parte intermedia, un cubo de piedra, cuyas cuatro caras están decoradas con relieves de bronce, con el sol, la luna y dos coronas de laurel. Carece de capitel y, como remate, hay instalada una estrella polar, que simboliza la capacidad de guía de la princesa Isabel.

La columna se apoya sobre un basamento cúbico y éste sobre un pedestal de planta rectangular, mucho más grande. Este último cuerpo queda recorrido por una cornisa moldurada, sobre la que descansan, en los lados mayores, dos grupos escultóricos, cada uno de ellos con dos amorcillos sosteniendo un blasón.

Uno es el escudo real y el otro reproduce las armas de la Villa de Madrid, con el oso y el madroño a la derecha y un dragón rampante a la izquierda.



El monumento mide cerca de veinte metros de altura, de los cuales aproximadamente nueve corresponden a la columna. Combina diferentes tipos de piedra, como la caliza blanca, el granito rojo y el granito gris, lo que le confiere una gran variedad cromática.

A estos tonos se añaden los matices marrones de la estrella polar y de los relieves de bronce, además del color negro con el que están pintadas las esfinges situadas a los pies de la estructura.


Postal de los años setenta del siglo XX, con una panorámica de la fuente, antes de las obras de Madrid Río.

12 comentarios:

  1. Recuerdo la fuente. Como vivía en Marques de Vadillo, en algún paseo por la zona, la ví completa.

    La verdad es que lo que ha ocurrido es intolerable.

    saludos

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  2. Completamente de acuerdo, Txema: la palabra es intolerable e, incluso, me atrevería a decir que delictivo.

    Muchas gracias y un abrazo, Jesús

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  3. Hola Jesús, felicidades, post completísimo. Me dejas sorprendida, esos sillares en los toboganes ¿pertenecen a la anterior fuente? ¿y hay por más sitios?... qué cosas.
    abrazos

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  4. Hola Mercedes:
    Gracias. Los sillares del antiguo estanque y del primitivo pilón están repartidos por todo el parque, formando parte de parterres, terraplenes y otros elementos. Es tremendo!!!

    Un abrazo, Jesús

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  5. Hola Jesus. Menuda panda de impresentables delicuentes, porque esto es lo que son, los faraones de tercera estos. Todo lo que tocan lo j...... Es que no pueden reponer los monumentos tal cual, aunque haya que moverlos de sitio. La fuente de la Arganzuela, era espectacular y lo que han dejado es una ridiculez.
    Un abrazo.
    José Casado

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  6. Hola José:
    Con lo fácil que es dejar las cosas como estaban. Nos empeñamos en cambiarlo todo en pro de una mal entendida modernidad. Comparto plenamente tu enfado...

    Un abrazo, Jesús

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  7. Hola Jesús. Felicidades por todos los artículos de las fuentes, con muy interesantes y merece la pena leerlos. Quisiera añadir un dato curioso sobre esta que tiene que ver con las cápsulas del tiempo:

    “Introdujéronse en una caja de cristal encerrada en otra de plomo los objetos siguientes: una Guía de forasteros, un almanaque, la Gaceta y el Diario del aquella fecha, la lista de los individuos del Ayuntamiento, un doblón de oro, un duro, una peseta, un real de plata, una pieza de dos cuartos, un cuarto y un octavo, todo con el cuño de 1833”.

    Esto pertenece a nuestro artículo http://historias-matritenses.blogspot.com/2010/09/las-capsulas-del-tiempo-ii.html

    No sé si en alguno de los desplazamientos del monumento han rescatado la cápsula, o lo mismo está en alguna de las piezas repartidas por Madrid Rio.

    Saludos.

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  8. Hola Ricardo:

    Ya conocía el artículo de "Historias matritenses" que señalas, que es realmente interesante. Es una pena que este tipo de cosas se pierdan, pero, teniendo en cuenta la cantidad de traslados que ha tenido la Fuente Castellana, hubiese sido un auténtico milagro que la cápsula llegara hasta nosotros. El milagro es que todavía esté la fuente en pie, teniendo en cuenta las libertades que se han tomado con la última intervención realizada.

    Un abrazo y muchas gracias, Jesús

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  9. Soy del barrio de toda la vida (sigo viviendo en la Arganzuela) y puede que los primeros recuerdos que tenga (fotos, vídeos...) es lo que era la fuente a finales de los setenta...no sabía nada de ella, ni que fuera tan importante pero siempre me pareció muy mágica, de hecho, cuando abrió Madrid Río lo primero que hice al verla fue acercarme y hacerme una foto con el obelisco sin agua, cuantas veces había imaginado de niña poderlo tocar...me hizo mucha ilusión al igual que pasar debajo del puente de Segovia, pero me dio pena y pensé...esto durará poco sin protección...esperemos ser cívicos y repetar las joyas preciosas de nuestro entorno.

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  10. Hola Anónimo(a):
    Gracias por compartir con nosotros tus recuerdos y nos quedamos con esa frase final del civismo, que resulta algo elemental en otro países, pero que en el nuestro escasea.

    Un saludo cordial!!!

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  11. Hemos utilizado el grabadom del siglo XIX citando esta web en http://laprospe.jimdo.com/fiestas-patronales/documentos-historicos-de-la-festividad/ Por favor avisar en laprospe@hotmail.com si debiéramos retirarlo

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    Respuestas
    1. No hay ningún problema. Todo lo contrario.

      Saludos desde "Pasión por Madrid"

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