lunes, 6 de febrero de 2012

Los colores del invierno



Se estaba haciendo de rogar, pero finalmente hemos podido verle la cara al invierno. Ha hecho falta que llegara una ola de frío siberiano para que la sierra madrileña se pintase con tonos blancos. No es que haya nevado mucho, pero lo poquito que ha caído nos ha permitido recordar los colores invernales. Con tanto cambio climático y efecto invernadero casi se nos habían olvidado los increíbles matices que los hielos y las nieves son capaces de generar.



Así de helado estaba el Embalse del Pradillo, una pequeña presa situada en el curso alto del Lozoya, en pleno Valle de El Paular, donde el río todavía no es conocido con su nombre, sino como el arroyo de Angostura. Todo un espectáculo para nuestros sentidos, por el cual merece la pena haber pasado tantísimo frío.

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10 comentarios:

  1. Hola Jesús, si que has tenido valor para hacer esas fotos increibles.
    Rascafría ya es idem de por si todo el año, ahora...ni te cuento.
    Gracias por subirnos un rato a la sierra sin tener que salir de casa.
    Abrazos.

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  2. Impactantes fotos, Jesús. ¡Me has dejado helado!
    Aunque creo que nos engañas y has colgado fotos de un río canadiense.
    Muy bonitas, sí señor.
    Un gélido abrazo.

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  3. Qué frío, Jesús,
    pero qué bonito,
    ¡gracias por esas fotos!
    saludos cálidos

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  4. Hola Antonio:
    Hacía muchísimo frío, pero el espectáculo de la cascada helada merecía la pena. Nunca había visto nada parecido. Quedé encantado.

    Un abrazo, Jesús

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  5. Hola Manuel:
    Pues, aunque no lo parezca, es nuestro castizo Lozoya, que no sólo nos da una agua buenísima, sino también muy fresquita.

    Un abrazo y muchas gracias, Jesús

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  6. Hola Mercedes:
    ¿Verdad que es asombroso? Me alegro de que te guste. Gracias por esos saludos cálidos, que buena falta nos han hecho estos días de frío.

    Un abrazo, igualmente cálido, Jesús

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  7. Preciosas fotografías, Jesús. Es verdad que ha tardado mucho el invierno en asomar la patita. Todos los años solemos acercarnos por allí al menos un par de veces. El paseo por las Presillas después de un cocido en el pajar de Lozoya se ha convertido en un auténtico ritual. La idea de "retratar" las estaciones es estupenda. Lástima que no se puedan conservar de la misma manera sus olores. Un abrazo y enhorabuena, una vez más, por este blog.

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  8. Fotos preciosas Jesús, y que valiente a retar al frío que debería hacer en aquellos parajes. La cascada ofrecía un marco sin igual, desde luego. Eso sí, solo de ver las fotos me entra un frío de muerte...

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  9. Hola Nacho:
    Sería estupendo que el soporte web permitiera "olfatizar" las páginas, pero de momento nos quedamos sólo con la vista. Seguro que algún día se inventa algo así, seguro!!

    El ritual que comentas no puede ser más apetecible. Habrá que imitarlo.

    Muchas gracias. Un abrazo, Jesús

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  10. Hola Bélok.
    Muchas gracias por el mensaje. Más que por el frío, que también, fui osado por acercarme "peligrosamente" al borde de las aguas. Pero merecía la pena.

    Un abrazo, Jesús

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