lunes, 27 de mayo de 2013

Escultura madrileña del primer Renacimiento (2): el mecenazgo del Tesorero

Continuamos nuestro paseo por la escultura madrileña de la primera mitad del siglo XVI, centrándonos en esta ocasión en el mecenazgo de Alonso Gutiérrez de Madrid (1466-1538), al que todo el mundo conocía como el Tesorero, por haber desempeñado este cargo con los Reyes Católicos y el emperador Carlos I.

Aunque posiblemente nació en Madrid, Alonso Gutiérrez solo vivió en nuestra ciudad en los últimos años de su vida. Aquí impulsó un conjunto de obras de enorme relevancia artística, primero en su propia residencia, situada donde hoy se encuentra el Monasterio de las Descalzas Reales, y después en una excelsa capilla funeraria, que, tras su muerte, prosiguió su viuda, María de Pisa.

Las casas del Tesorero

El Palacio del Tesorero fue construido entre 1525 y 1534, sobre unas antiguas casas medievales, con el alarife Miguel de Hita como maestro de obras. Era una de las viviendas más suntuosas de la época, tal y como dejó reflejado Juan López de Hoyos en 1569: "jardines, fuentes, reales, patios y claustros adornados de mucha escultura y columnas de mármol de Génova y muy rico alabastro".

A diferencia de otras casas renacentistas madrileñas, el Palacio del Tesorero ha conseguido sobrevivir al paso del tiempo, pero, eso sí, integrado dentro del edificio de las Descalzas Reales, ya que sirvió de base para la fundación del monasterio.

Aún así, pueden reconocerse algunos elementos de la primitiva residencia dentro del convento. Es el caso del patio de dos alturas, reconvertido en claustro monacal, cuya planta pervive a pesar de las intervenciones desarrolladas en 1679 y 1773, que supusieron el tapiado y ocultación de las galerías dentro de un anodino cerramiento.


Fotografía: Wikipedia.

Afortunadamente, unos trabajos efectuados en el último tercio del siglo XX han permitido realizar catas y liberar de su emparedamiento numerosas columnas originales, todas ellas hechas en mármol. No así las arquerías, que permanecen escondidas.

De todo este conjunto nos interesan los 43 capiteles existentes en el claustro y en los corredores adyacentes. Fueron labrados por los entalladores-canteros Hernán Pérez de Alviz y Juan Navarro, quienes utilizaron una rica gama de motivos escultóricos: volutas, cabezas antropomórficas o animales, torsos humanos, escudos heráldicos, ménsulas...


Capitel de moñas. Fotografía: M. Ángeles Toajas Roger.

Llaman especialmente la atención los tres capiteles de las escaleras principales, que responden a la tipología llamada de moñas, muy utilizada en la Sevilla renacentista. Y es que la gran singularidad del patio es que fue levantado siguiendo modelos andaluces, seguramente por indicaciones del propio Alonso Gutiérrez, muy vinculado por su actividad mercantil con la capital hispalense.

En la línea del patio de la Casa de Pilatos, un hermoso edificio renacentista de Sevilla, el claustro del Palacio del Tesorero presentaba una apariencia airosa y ligera, conseguida por medio de una columnaria inusualmente esbelta, con fustes importados de Italia, y el uso de arcos rebajados en las dos plantas.


Triple columna. Fotografía: M. Ángeles Toajas Roger.

Hubo una segunda Casa del Tesorero o, mejor dicho, de su viuda, María de Pisa, donde la familia tuvo que trasladarse, al construirse el Monasterio de las Descalzas Reales sobre el primitivo palacio.

Esta nueva residencia tenía una espléndida portada plateresca, con una profusa decoración escultórica, presidida por un escudo de armas de los Gutiérrez. Lamentablemente se ha perdido. Sobre su solar se levanta en la actualidad la sede de Bankia, de discutible valor estético.


La Casa de María de Pisa en 1875. Detalle de la fotografía conservada en el Archivo Ruiz Vernacci.

La capilla funeraria de San Martín

En 1535, Alonso Gutiérrez ordenó hacer una capilla funeraria para él y su mujer en el desaparecido Monasterio de San Martín, que estaba muy cerca de su palacio, en la plaza que hoy lleva el nombre del convento.

Construida en estilo gótico, junto a la capilla mayor, fue finalizada en 1538, el mismo año que el Tesorero murió, por lo que puede suponerse que no la vio completamente acabada. Tampoco pudo ver los bultos sepulcrales, que fueron concluidos mucho más tarde, en 1543.

Fue su viuda, María de Pisa, quien se puso al frente de las obras que quedaron pendientes, principalmente los cenotafios y el retablo que presidía la capilla.


Dibujo de Diego de Villanueva con las Descalzas Reales a la derecha y San Martín al fondo (año 1758). Biblioteca Nacional (Madrid).

Los sepulcros fueron encargados en un primer momento a Francisco Hernández, un enigmático escultor establecido en Madrid al que ya aludimos cuando hablamos del enterramiento del obispo Alonso de Castilla. Sin embargo, Hernández no pudo asumir plenamente el proyecto, al haberse comprometido precisamente con este último. Aún así, sacó tiempo para labrar un paje de alabastro.

Salvo esta pieza, los restantes trabajos recayeron sobre el entallador-cantero Pedro de Goitia, que, cabe pensar, utilizó decoraciones platerescas similares a las de los bultos sepulcrales de Beatriz Galindo "La Latina" y su marido Francisco Ramírez "El Artillero".

Aunque con una importante diferencia y es que los sepulcros de San Martín fueron concebidos para ser colocados en medio de la capilla y no pegados a un muro, como los que acabamos de mencionar. De ahí que estuviesen labrados por sus cuatro lados, probablemente con figuras de pajes custodiando las esquinas.


Estatua yacente de Alonso Gutiérrez. Museo Arqueológico Nacional (Madrid). Fotografía: CERES.

A principios del siglo XIX, la iglesia del Monasterio de San Martín fue destruida en el contexto de la invasión napoleónica. Décadas después, le tocaría el turno a las restantes dependencias conventuales, que fueron derribadas durante los procesos revolucionarios de 1868.

Los bultos sepulcrales de la capilla del Tesorero también se perdieron, excepción hecha de dos fragmentos, conservados en el Museo Arqueológico Nacional, que han llegado a nuestros días muy deteriorados.

Consisten en dos medias camas. En una yace la estatua de Alonso Gutiérrez, ataviado con una armadura y sujetando una espada. En la otra se encuentra la figura de María de Pisa, vestida con un manto de reminiscencias góticas. 


Estatua yacente de María de Pisa. Museo Arqueológico Nacional (Madrid). Fotografía: Margarita Estella.

El conjunto albergaba además un soberbio retablo, que María de Pisa contrató en 1570 al pintor madrileño Diego de Urbina (1516-1594). Estaba integrado por diferentes tablas de pintura, entre las que se intercalaban algunos grupos escultóricos, de autor desconocido, que se han perdido para siempre.

Artículos relacionados

La serie "Escultura madrileña del primer Renacimiento" se completa con estos dos artículos:
- Las 'capillas de los obispos'
- El mecenazgo de Beatriz Galindo

Bibliografía

Capiteles del primer Renacimiento en las Descalzas Reales de Madrid: estudio del patio del Tesorero, de M. Ángeles Toajas Roger. Anales de Historia del Arte, Madrid, 2003.

El tesorero Alonso Gutiérrez y su capilla en San Martín. Notas y documentos sobre patronazgo artístico en el Madrid del quinientos, de M. Ángeles Toajas Roger. Anales de Historia del Arte, Madrid, 2005.

Artistas madrileños en el Palacio del Tesorero (Descalzas Reales), el Palacio de Pastrana y otros monumentos de interés, de Margarita Estella Marcos. Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Madrid, 1985.

Los artistas de las obras realizadas en Santo Domingo el Real y otros monumentos madrileños de la primera mitad del siglo XVI, de Margarita Estella Marcos. Anales del Instituto de Estudios Madrileños XVII. Instituto de Estudios Madrileños. Madrid, 1980.

10 comentarios:

  1. Hola Jesús,
    Qué bonita hubiera quedado la plaza de San Martín y de las Descalzas si se hubiera conservado el patrimonio del Tesorero. A cambio, la insufrible mole esperpéntica de Bankia. En Madrid, parece que siempre nos ha incomodado mantener intacta nuestra historia.
    Espectacular post.
    Un abrazo.

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    1. Hola Manuel:
      Muchas gracias por tu comentario. Si a ello añadimos la mole de "El Corte Inglés", asomando a lo lejos, tenemos un resultado más que discutible.

      Un abrazo, Jesús

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  2. Hola Jesus. Excelente post, perfectamente documentado, y con las clasicas imagenes antiguas tan fascinantes.
    Suscribo la opinión de Manuel, sobre el mantenimiento de nuestro legado historico, en aras de no se sabe bien que.
    Enhorabuena por el post. Un abrazo.

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    1. Hola José:
      Gracias, me alegro de que te haya gustado. Creo que lo expresas muy bien: "en aras de no se sabe bien qué". Es la actitud cortoplacista de siempre, sin visión de futuro.

      Un abrazo, Jesús

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  3. Hola Jesús,
    Gracias por el completo paseo que nos has dado por ese arrabal de San Martín. Desde el siglo XIII figura como una isla extramuros y por lo que nos muestras se ve que llegó a ser un lugar lleno de arte bajo el patrocinio del tesorero.
    Enhorabuena por el trabajo y un abrazo.

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    1. Hola Antonio:
      Gracias por el comentario. No se sabe muy bien dónde nació el Tesorero, unos dicen que en Toledo y otros que en Madrid. Lo único cierto es que adoptó en su apellido el nombre de nuestra ciudad (Alonso Gutiérrez de Madrid), porque fue aquí donde decidió dejar su legado artístico. Si hubiera sabido el destino de las obras que promovió, seguramente se hubiera establecido en Toledo. No tenemos remedio.

      Un abrazo, Jesús

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  4. Precioso post Jesús.
    Las plazas de las Descalzas y San Martín tienen mucho encanto, a pesar de los destrozos (el edificio de Cajamadrid es horrible), y mucho arte a lo largo de su historia, como tú nos cuentas tan bien.
    Un abrazo

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  5. Hola Mercedes:
    Creo que, pese al edificio de Cajamadrid, a las dos plazas se les puede sacar aún más partido, a poco que se hiciera un diseño más atractivo de su solar. Las salidas de los parkings y las isletas con arbustos actuales, con todos esos desniveles, no ayudan mucho.

    Muchas gracias y un abrazo, Jesús

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  6. Buenas tardes,
    Maravilloso post el de hoy sobre el arte en piedra madrileño. Qué pena que no se conserve casi nada. Me sorprende la actitud de María de Pisa que se puso al frente de muchas obras inacabadas de su esposo. Por su apellido deduzco que ni era madrileña ni española y de ahí esa fuerza y protagonismo inusual en la época (aunque Beatriz Galindo le va a la zaga)
    Un saludo

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  7. Gracias Anónimo Castellano, por tus generosas palabras. Tú lo has dicho: María de Pisa solo es comparable a Beatriz Galindo. Es una pena que no quede casi nada de su legado, que fue mucho.

    Un abrazo y gracias otra vez, Jesús

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