No puede concebirse Madrid sin Ribera y tampoco puede concebirse a Ribera sin Madrid, la ciudad donde vio la luz en 1681 y donde desarrolló la mayor parte de su carrera, en el ejercicio de diferentes cargos municipales, entre ellos el de Maestro Mayor de Obras y Fuentes de la Villa y de sus Viajes de Agua, que alcanzó en 1725.
Su legado comprende todo tipo de edificios, desde palacios, iglesias y conventos hasta teatros, cuarteles y hospicios, además de numerosas infraestructuras, como puentes, caminos y conducciones de agua. Pero vamos a dejar todo ello de lado para centrarnos en una de sus facetas más desconocidas, la de constructor de fuentes.
Fuentes para el Paseo Nuevo
Siguiendo un orden cronológico, comenzamos con dos pequeñas fuentes diseñadas en 1716, que, lamentablemente, nunca llegaron a realizarse. Fueron proyectadas para el Paseo Nuevo (actual Paseo de la Virgen del Puerto), uno de los primeros trabajos urbanísticos que Pedro de Ribera asumió en su vida.
Un dibujo conservado en la Biblioteca Nacional nos permite hacernos una idea de su aspecto. Aunque figura como anónimo, la investigadora Matilde Verdú no duda en atribuírselo a Ribera: "la mano del artista se adivina en su trazo ágil y entrecortado, en la sutil vivacidad de sus contornos, en su fluidez de líneas contracurvadas y en su combinación de rectas y curvas".
Fuentes del Puente de Toledo
Pedro de Ribera empezó a construir el Puente de Toledo en 1715. En 1722, cuando aún quedaban cinco años para que terminasen las obras, incorporó varios elementos decorativos, entre los que cabe destacar los templetes que embellecen el pretil y dos fuentecillas situadas a ambos lados de la embocadura, junto a la actual Glorieta de Pirámides.
En palabras de Verdú, estas fuentes "son un prodigio imaginativo y técnico". Están formadas por "un incesante fluir de líneas contracurvadas y perfiles quebrados, de carnosos elementos naturalistas", en los que "el mundo real ha sido desbordado por el genio creador de nuestro artista".
Fuente de la Mariblanca
En 1727 Pedro de Ribera recibió el encargo de sustituir la Fuente de las Arpías, situada en la Puerta del Sol, que había sido proyectada un siglo antes por el escultor italiano Rutilio Gaci.
Si bien el arquitecto madrileño aprovechó algunos elementos de la construcción primitiva, rehizo completamente el trabajo de su antecesor, debido a su deterioro. Apostó por una composición más esbelta y baja, en la línea de la que, años después, propondría para la Fuente de la Fama, aunque mucho más contenida que ésta.
Con respecto a la decoración, bien es cierto que eliminó buena parte de los ornatos ideados por Gaci, como las arpías, que fueron sustituidas por delfines, pero también es verdad que mantuvo otros muchos, como los mascarones con surtidor o la escultura que remataba el conjunto.
Ésta no era otra que la Mariblanca, la célebre estatua de mármol blanco, posiblemente una representación de Venus, que fue importada de Italia en 1619 y que ahora mismo se encuentra en la Casa de la Villa, después de sufrir todo tipo de avatares y numerosos traslados.
La fuente diseñada por Ribera fue demolida en 1838, décadas antes de que se procediera a la gran reforma de la Puerta del Sol, que dio lugar a su actual trazado. La Mariblanca es el único resto que ha llegado hasta nosotros.
Fuente de la Fama
Nuestro próximo destino son los Jardines del Arquitecto Ribera, próximos a la Calle de Fuencarral, donde se encuentra la Fuente de la Fama, la única fontana de gran tamaño que conservamos del artista.
La fuente se levantó inicialmente en la Plaza de Antón Martín, a expensas de las nuevas aguas incorporadas a la ciudad gracias a distintas obras de captación y conducción dirigidas por Ribera. El arquitecto hizo el proyecto en 1730 y, dos años después, el cantero Pedro de la Piedra dio por terminados los trabajos. Los grupos escultóricos fueron realizados por Juan Bautista.
En 1879 se tomó la decisión de desmontarla. Tras varios decenios olvidada en los depósitos municipales, fue recompuesta y llevada al Parque del Oeste. Con el inicio de la Guerra Civil (1936-39) fue nuevamente desmantelada, hasta que, en 1941, fue trasladada a su enclave actual, junto a una de las obras maestras de Ribera, el antiguo Hospicio de San Fernando.
Un dibujo conservado en la Biblioteca Nacional nos permite hacernos una idea de su aspecto. Aunque figura como anónimo, la investigadora Matilde Verdú no duda en atribuírselo a Ribera: "la mano del artista se adivina en su trazo ágil y entrecortado, en la sutil vivacidad de sus contornos, en su fluidez de líneas contracurvadas y en su combinación de rectas y curvas".
Fuentes del Puente de Toledo
Pedro de Ribera empezó a construir el Puente de Toledo en 1715. En 1722, cuando aún quedaban cinco años para que terminasen las obras, incorporó varios elementos decorativos, entre los que cabe destacar los templetes que embellecen el pretil y dos fuentecillas situadas a ambos lados de la embocadura, junto a la actual Glorieta de Pirámides.
En palabras de Verdú, estas fuentes "son un prodigio imaginativo y técnico". Están formadas por "un incesante fluir de líneas contracurvadas y perfiles quebrados, de carnosos elementos naturalistas", en los que "el mundo real ha sido desbordado por el genio creador de nuestro artista".
Fuente de la Mariblanca
En 1727 Pedro de Ribera recibió el encargo de sustituir la Fuente de las Arpías, situada en la Puerta del Sol, que había sido proyectada un siglo antes por el escultor italiano Rutilio Gaci.
Si bien el arquitecto madrileño aprovechó algunos elementos de la construcción primitiva, rehizo completamente el trabajo de su antecesor, debido a su deterioro. Apostó por una composición más esbelta y baja, en la línea de la que, años después, propondría para la Fuente de la Fama, aunque mucho más contenida que ésta.
Con respecto a la decoración, bien es cierto que eliminó buena parte de los ornatos ideados por Gaci, como las arpías, que fueron sustituidas por delfines, pero también es verdad que mantuvo otros muchos, como los mascarones con surtidor o la escultura que remataba el conjunto.
Ésta no era otra que la Mariblanca, la célebre estatua de mármol blanco, posiblemente una representación de Venus, que fue importada de Italia en 1619 y que ahora mismo se encuentra en la Casa de la Villa, después de sufrir todo tipo de avatares y numerosos traslados.
La fuente diseñada por Ribera fue demolida en 1838, décadas antes de que se procediera a la gran reforma de la Puerta del Sol, que dio lugar a su actual trazado. La Mariblanca es el único resto que ha llegado hasta nosotros.
Fuente de la Fama
Nuestro próximo destino son los Jardines del Arquitecto Ribera, próximos a la Calle de Fuencarral, donde se encuentra la Fuente de la Fama, la única fontana de gran tamaño que conservamos del artista.
La fuente se levantó inicialmente en la Plaza de Antón Martín, a expensas de las nuevas aguas incorporadas a la ciudad gracias a distintas obras de captación y conducción dirigidas por Ribera. El arquitecto hizo el proyecto en 1730 y, dos años después, el cantero Pedro de la Piedra dio por terminados los trabajos. Los grupos escultóricos fueron realizados por Juan Bautista.
En 1879 se tomó la decisión de desmontarla. Tras varios decenios olvidada en los depósitos municipales, fue recompuesta y llevada al Parque del Oeste. Con el inicio de la Guerra Civil (1936-39) fue nuevamente desmantelada, hasta que, en 1941, fue trasladada a su enclave actual, junto a una de las obras maestras de Ribera, el antiguo Hospicio de San Fernando.
La Fuente de la Fama se asienta sobre un pilón tetralobulado, desde el que emerge un pedestal que se apoya sobre cuatro delfines con surtidores. Cuatro niños protegidos con veneras custodian su parte central, mientras que en la coronación descansa una imagen de la Fama, blandiendo una trompeta.
Los motivos decorativos son tan numerosos como excelsos. Escudos, hornacinas con floreros, volutas, adornos naturalistas... dan forma a una composición de enorme plasticidad, que, pese a compartir un esquema muy similar al de la Fuente de la Mariblanca, significa un paso hacia adelante en la capacidad expresiva de Ribera.
Otras fuentes
En su condición de Maestro Mayor de Obras y Fuentes de la Villa y de sus Viajes de Agua, Pedro de Ribera actuó en la práctica totalidad de fontanas que existían en Madrid en su época, con trabajos menores, tendentes al mantenimiento y a la reparación.
En otros casos, como los de las fuentes de la Calle de Valverde, del Cura, de Matalobos y de San Antonio de los Portugueses, realizó una intervención algo más profunda, remodelando total o parcialmente su estructura.
Además de las fuentes que hemos visto más arriba, todas ellas de porte monumental, Ribera construyó otras más modestas, como la de la Red de San Luis y la de la Plaza de San Juan.
Bibliografía
La obra municipal de Pedro de Ribera, de Matilde Verdú Ruiz. Ayuntamiento de Madrid (Área de Urbanismo e Infraestructuras). Madrid, 1988
La ermita madrileña de la Virgen del Puerto, una brillante aportación del arquitecto Pedro de Ribera, de Matilde Verdú Ruiz. Villa de Madrid, núm. 104. Ayuntamiento de Madrid. Madrid, 1991
Hola Jesús. Bonito paseo por las fuentes que nos dejo el maestro Ribera. La pena es verlas sin que salga agua por ellas, en muchos casos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola José:
EliminarAhora con la crisis casi todas las fuentes están apagadas (dejando a un lado las emblemáticas, como Cibeles o Neptuno). Pero éstas de Pedro de Ribera yo nunca las he visto con agua. Bueno, las del Puente de Toledo las vi una vez encendidas con motivo del día de San Isidro.
Gracias por tu comentario. Abrazos, Jesús
Hola Jesús,
ResponderEliminarEra un pedazo de artista que no paró de embellecer su ciudad. Viendo el grabado de la fuente de La Mariblanca en sol, la plaza recuerda, a menor escala, a la romana de Navona.
Felicidades por el completo y documentado artículo y ¡gracias por el enlace!
Un abrazo
Hola Antonio:
EliminarEs cierto lo que dices. El grabado parece replicar la Piazza Navona, peor, eso sí, en plan pobretón, jeje. Cada vez que pienso que casi no nos quedan fuentes barrocas en Madrid (con todas las que se construyeron), me entran los siete males.
Gracias por el comentario. Abrazos, Jesús
Como dice Antonio, era un pedazo de artista al que debemos muchísmo.
ResponderEliminarEl post sobre las fuentes es precioso, Jesús.
Y ¡muchas gracias!
Abrazos
Hola Mercedes.
EliminarGracias a ti. Pedro de Ribera fue un artista irrepetible, con una creatividad y una fuerza realmente singulares. Esperemos que su legado nos dure mucho.
Un abrazo, Jesús
Cuando hablamos de Madrid siempre nos acordamos antes de Juan de Villanueva, Juan Gómez de Mora o de Ventura Rodríguez y casi nunca de Pedro de Ribera, que tanto ayudó a configurar la imagen de nuestra ciudad.
ResponderEliminarMuchas gracias por darle su cuota de protagonismo en un asunto tan desconocido como es el de sus fuentes.
Muy buen trabajo. Un saludo y disfruta de la tarde.
Hola Anónimo Castellano:
EliminarSiempre he tenido debilidad por Pedro de Ribera. Y es verdad que existe un cierto desconocimiento en torno a su figura, tal vez motivado por lo mal considerada que estaba su obra en la segunda mitad del siglo XIX y primeros decenios del XX. Pero creo que es el más castizo (singular, personal) de todos los grandes arquitectos madrileños.
Un abrazo, Jesús
Por cierto (y disculpa el segundo comentario), me preguntaba de dónde procede el grabado de 1841 que ilustra la Plaza Mayor de Madrid con la fuente de Pedro de Ribera. ¡Gracias!
ResponderEliminarNo hay nada que disculpar, todo lo contrario. El grabado lleva por título "Madrid. Puerta del Sol. Coté de la Rue (Calle) mayor". Fue publicado en "France militaire" y se encuentra disponible en "Memoria de Madrid".
EliminarAbrazos!!
Pero la fuente de la Fe o de Mariblanca, rebajada y rehecha, por Ribera no desapareció, sino que pasó en 1838 a la plaza de las Descalzas Reales, donde permaneció un tiempo.
ResponderEliminarHola Roncalis. Gracias por tu observación. El único elemento que se salvó de la fuente de la Puerta del Sol fue la estatua de la Mariblanca, que, efectivamente, fue llevada a la plaza de las Descalzas, pero fue colocada en una fuente distinta, mucho más rudimentaria y modesta que aquella. En el artículo dedicado a la Mariblanca encontrarás la foto de Begué de la citada fuente.
ResponderEliminarMuchas gracias nuevamente. Un abrazo, Jesús