Los primeros establecimientos hoteleros que contaron con estas instalaciones fueron los de la cadena Ritz, surgida a finales del siglo XIX y pionera de la moderna hostelería. Fue una de las muchas aportaciones del arquitecto francés Charles Mewès (1858-1914), artífice de los hoteles más emblemáticos de la compañía, entre ellos los de Londres, París y Madrid.
Jardín de Invierno del Hotel Ritz
Charles Mewès proyectó el Ritz madrileño en 1908, si bien la dirección de las obras corrió a cargo de Luis de Landecho (1852-1941), quien lo tuvo listo en un tiempo récord. La inauguración tuvo lugar el 2 de octubre de 1910 y consistió en una gran fiesta, a la que fue invitado el rey Alfonso XIII.
El Jardín de Invierno del Hotel Ritz en 1910. J. Lacoste.
El Jardín de Invierno fue uno de los recintos que más llamaron la atención en aquella celebración. No solo era algo inédito en la capital ("una verdadera novedad en los hoteles de Madrid", según el diario ABC), sino que también había sido decorado por todo lo alto, con muebles de junco esmaltado, apliques de luz elaborados en París y una alfombra procedente de la Real Fábrica de Tapices.
Todo ello "adornado con profusión de palmeras, macetas diversas y una preciosa estatua sobre macizo de flores", tal y como publicó el periódico La Correspondencia un día después del acto inaugural.
El Pequeño Jardín del Hotel Ritz hacia 1914.
Se encuentra en la parte central de la planta baja, en el espacio correspondiente al patio de luces. Lo conforman dos salones contiguos, que presentan planos diferentes: el situado en el nivel más alto, conocido antaño con el nombre del Pequeño Jardín, es de planta rectangular, mientras que el otro tiene una superficie mayor y es cuadrangular.
En un principio estaba cubierto con una estructura de hierro y cristal, diseñada por el propio Mewès y ejecutada por la Sociedad Jareño y Compañía, que disponía de un mecanismo que generaba una lámina de agua sobre los cristales para los días de calor.
El Jardín de Invierno fue uno de los recintos que más llamaron la atención en aquella celebración. No solo era algo inédito en la capital ("una verdadera novedad en los hoteles de Madrid", según el diario ABC), sino que también había sido decorado por todo lo alto, con muebles de junco esmaltado, apliques de luz elaborados en París y una alfombra procedente de la Real Fábrica de Tapices.
Todo ello "adornado con profusión de palmeras, macetas diversas y una preciosa estatua sobre macizo de flores", tal y como publicó el periódico La Correspondencia un día después del acto inaugural.
El Pequeño Jardín del Hotel Ritz hacia 1914.
Se encuentra en la parte central de la planta baja, en el espacio correspondiente al patio de luces. Lo conforman dos salones contiguos, que presentan planos diferentes: el situado en el nivel más alto, conocido antaño con el nombre del Pequeño Jardín, es de planta rectangular, mientras que el otro tiene una superficie mayor y es cuadrangular.
En un principio estaba cubierto con una estructura de hierro y cristal, diseñada por el propio Mewès y ejecutada por la Sociedad Jareño y Compañía, que disponía de un mecanismo que generaba una lámina de agua sobre los cristales para los días de calor.
Alzado y planta de la cubierta. Charles Mewès, 1908.
Debido a su deterioro, esta cubierta fue ocultada a mediados del siglo XX con una bóveda de materiales pétreos, que ha desdibujado el concepto de jardín inicial, toda vez que la estancia ya no se ilumina con luz natural.
Afortunadamente, los restantes elementos arquitectónicos se mantienen sin grandes transformaciones e incluso sigue en pie la escultura a la que se refería La Correspondencia, una imagen de Diana Cazadora. No así los muebles originales, perdidos en su mayoría.
Jardín de Invierno del Hotel Palace
Dos años después del Ritz, el 12 de octubre de 1912, abría sus puertas el Palace, considerado en aquel momento el mayor hotel de Europa. El arquitecto francés Édouard Niermans hizo un primer anteproyecto, que fue sustancialmente modificado por el catalán Eduard Ferrés i Puig (1880-1928), el auténtico padre del edificio.
Debido a su deterioro, esta cubierta fue ocultada a mediados del siglo XX con una bóveda de materiales pétreos, que ha desdibujado el concepto de jardín inicial, toda vez que la estancia ya no se ilumina con luz natural.
Afortunadamente, los restantes elementos arquitectónicos se mantienen sin grandes transformaciones e incluso sigue en pie la escultura a la que se refería La Correspondencia, una imagen de Diana Cazadora. No así los muebles originales, perdidos en su mayoría.
Jardín de Invierno del Hotel Palace
Dos años después del Ritz, el 12 de octubre de 1912, abría sus puertas el Palace, considerado en aquel momento el mayor hotel de Europa. El arquitecto francés Édouard Niermans hizo un primer anteproyecto, que fue sustancialmente modificado por el catalán Eduard Ferrés i Puig (1880-1928), el auténtico padre del edificio.
El Jardín de Invierno del Hotel Palace en 1917. Raoul Péant.
Entre los elementos cambiados por Ferrés, se encontraba el Jardín de Invierno, que, a semejanza del existente en el Ritz, también fue ubicado en el patio principal. La planta octogonal inicialmente contemplada fue sustituida por una elipse, ocupada en su punto central por una rotonda de diez dobles columnas y una espectacular cúpula vitral, sostenida por una estructura de hierro.
La vidriera de la cúpula fue realizada por la prestigiosa casa J. H. Maumejean Hermanos, a modo de trampantojo. Simula ser una carpa atada por su parte inferior a una balaustrada, igualmente fingida, y por la superior a las viguetas metálicas, en este caso reales. Una guirnalda de flores recorre la tela, mientras que en las áreas no cubiertas se abre un azul intenso, representativo del cielo.
Presenta una decoración modernista muy atemperada, con un cierto gusto clasicista en la ordenación de las piezas, aunque también pueden apreciarse aproximaciones a un temprano Art Déco, especialmente en el círculo ornamental que hay en el remate.
Este último estilo sí que aparece en estado puro en la soberbia lámpara de cristales que, en un principio, iluminaba la estancia y que hoy día cuelga de la recepción. En clara alusión al recinto para el que fue creada, está hecha a base de motivos vegetales, inspirados en las palmeras, una de las plantaciones con las que contó el Jardín de Invierno en sus orígenes.
Desde su inauguración hace más de un siglo, con un recital de la soprano Elvira Hidalgo y la Orquesta Sinfónica de Madrid, muchos han sido los personajes que han desfilado bajo esta asombrosa cúpula, que solo tiene parangón en la capital con la del Palacio de Longoria.
De todos ellos nos quedamos con aquellos voluntarios que trabajaron durante la Guerra Civil (1936-1939) cuando el Palace fue utilizado como hospital militar y su Jardín de Invierno convertido en quirófano.
Bibliografía
El Hotel Ritz de Madrid. Apuntes históricos y antecedentes: el Tívoli y el Real Establecimiento Tipográfico, de Antonio Perla. Revista Espacio, Tiempo y Forma (serie VII, 22-23). Facultad de Geografía e Historia, UNED, Madrid, 2009-2010.
Las vidrieras de Madrid, del modernismo al Art Déco, de Víctor Nieto Alcaide, Victoria Soto Caba y Sagrario Aznar Almazán. Comunidad de Madrid, Madrid, 1996.
Entre los elementos cambiados por Ferrés, se encontraba el Jardín de Invierno, que, a semejanza del existente en el Ritz, también fue ubicado en el patio principal. La planta octogonal inicialmente contemplada fue sustituida por una elipse, ocupada en su punto central por una rotonda de diez dobles columnas y una espectacular cúpula vitral, sostenida por una estructura de hierro.
La vidriera de la cúpula fue realizada por la prestigiosa casa J. H. Maumejean Hermanos, a modo de trampantojo. Simula ser una carpa atada por su parte inferior a una balaustrada, igualmente fingida, y por la superior a las viguetas metálicas, en este caso reales. Una guirnalda de flores recorre la tela, mientras que en las áreas no cubiertas se abre un azul intenso, representativo del cielo.
Presenta una decoración modernista muy atemperada, con un cierto gusto clasicista en la ordenación de las piezas, aunque también pueden apreciarse aproximaciones a un temprano Art Déco, especialmente en el círculo ornamental que hay en el remate.
Este último estilo sí que aparece en estado puro en la soberbia lámpara de cristales que, en un principio, iluminaba la estancia y que hoy día cuelga de la recepción. En clara alusión al recinto para el que fue creada, está hecha a base de motivos vegetales, inspirados en las palmeras, una de las plantaciones con las que contó el Jardín de Invierno en sus orígenes.
Desde su inauguración hace más de un siglo, con un recital de la soprano Elvira Hidalgo y la Orquesta Sinfónica de Madrid, muchos han sido los personajes que han desfilado bajo esta asombrosa cúpula, que solo tiene parangón en la capital con la del Palacio de Longoria.
De todos ellos nos quedamos con aquellos voluntarios que trabajaron durante la Guerra Civil (1936-1939) cuando el Palace fue utilizado como hospital militar y su Jardín de Invierno convertido en quirófano.
Bibliografía
El Hotel Ritz de Madrid. Apuntes históricos y antecedentes: el Tívoli y el Real Establecimiento Tipográfico, de Antonio Perla. Revista Espacio, Tiempo y Forma (serie VII, 22-23). Facultad de Geografía e Historia, UNED, Madrid, 2009-2010.
Las vidrieras de Madrid, del modernismo al Art Déco, de Víctor Nieto Alcaide, Victoria Soto Caba y Sagrario Aznar Almazán. Comunidad de Madrid, Madrid, 1996.
Hola Jesús, te ha salido un post precioso, como los dos lugares que describes. Nuevos ejemplos de la arquitectura del hierro, delicadísimos. ¡Muchas gracias!
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, Mercedes: Vaya dos pedazos de lugares, es cierto!!! Leí en tu blog que, en lo que respecta al Jardín de Invierno del Ritz, estaba contemplado recuperar la cubierta original de hierro. Ojalá sea así!!
ResponderEliminarUn abrazo, Jesús
Hola Jesús, Ojalá se llegue a recuperar ese pedazo de cubierta de vidrio y hierro del Ritz,¡era espectacular! En relación a la rotonda del Palace, la cadena Westin se empeñó en cambiar de sitio su espectacular lámpara modernista por otra bastante fea a pesar de la protección singular, pero por lo menos no taparon la maravillosa cúpula. Enhorabuena por el post y un abrazo.
ResponderEliminarHola Antonio.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. No se entiende muy bien la razón del cambio de la lámpara, teniendo en cuenta que la original fue concebida para "dialogar" con los otros elementos del jardín de invierno y que, en la recepción, no casa mucho con el tipo de decoración existente. Al menos, no desapareció.
Abrazos, Jesús
Estos grandes lugares son magníficos por las magnitudes de lo que incluyen. Grandes macetas con plantas increíbles. Muebles de diseño de infarto y enormes alfombra decorado sus pasillos. Este tipo de acabado podrás conseguirlo en tu humilde hogar con una buena planificación.
ResponderEliminarEn un lugar tan emblemático como este, se celebran eventos durante todo el año en varias ocasiones. En muchos de ellos se decora el sitio según la temática del acontecimiento. Uno de los elementos más utilizados para la decoración son los globos, tanto en bodas como en eventos corporativos.
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