El Puente Nuevo, también llamado de Las Minas, se levanta sobre el río Guadarrama, en el término municipal de Galapagar, aunque es accesible desde el casco urbano de Torrelodones. Es una obra del último tercio del siglo XVI, realizada por Juan de Herrera, que se construyó para acondicionar uno de los caminos que comunicaban Madrid con el Real Sitio de El Escorial.
En la fotografía superior, puede verse el Puente Nuevo en el año 2008. La imagen inferior, correspondiente a una postal de los años setenta del siglo XX, nos muestra el entorno del puente convertido en una concurrida zona de baño. En aquel entonces, no existía la vegetación de ribera de la actualidad, que ha terminado por ocultar los tajamares y estrechar el cauce del río Guadarrama, en esa parte retenido en una pequeña presa.
Historia
Las construcción entre 1563 y 1584 del Monasterio de El Escorial marcó un periodo de auge constructivo en la vertiente meridional de la Sierra de Guadarrama, a cuyos pies se alza este imponente monumento renacentista.
Muchos pueblos de la comarca aprovecharon los beneficios económicos que concedía la Casa Real para remodelar sus edificios públicos, principalmente las iglesias parroquiales, y adaptarlos al nuevo estilo arquitectónico que Juan de Herrera dejó definido en el monasterio, conocido universalmente con su apellido.
Además de las obras realizadas por los ayuntamientos de la zona, la Corona impulsó directamente diferentes proyectos, dirigidos, en su mayor parte, a mejorar los caminos que el rey Felipe II utilizaba en sus desplazamientos desde Madrid, donde en 1561 había establecido la Corte, y El Escorial.
El Puente Nuevo fue una de las nuevas infraestructuras creadas, dentro de ese plan viario llevado a cabo por la monarquía. Se encuentra a medio camino entre Torrelodones y Galapagar, dos municipios que se vieron especialmente beneficiados por el intenso tránsito de viajeros que generó la fundación del monasterio, con el desarrollo de una potente industria hostelera.
Hasta la edificación del citado puente, la vía más utilizada por Felipe II era el Real Camino de Valladolid, que pasaba por Torrelodones, Collado Villaba y Guadarrama. Una vez inaugurado, se abrió una ruta más rápida y confortable, que, desviándose en Torrelodones, llegaba hasta Galapagar y, desde aquí, hasta El Escorial.
Descripción
El puente fue finalizado en 1583, un año antes de que, oficialmente, se dieran por concluidas las obras del Monasterio de El Escorial. Se trata de una construcción inequívocamente vinculada a esta fundación, como así prueban las parrillas escurialenses instaladas en cada uno de sus frontales.
Se cree que su autor fue el propio Juan de Herrera, aunque también es posible que su diseño correspondiera a alguno de sus discípulos y que el arquitecto real sólo lo supervisase, en su calidad de Inspector de Monumentos de la Corona, cargo que había conseguido en 1579.
Sí se sabe que en la fábrica intervinieron los maestros canteros de origen cántabro Juan y Pedro de Nates, responsables de los sillares de piedra de granito que dan forma a la estructura.
Ésta se sostiene sobre un arco de medio punto, con doble rosca de dovelas, la primera con sillares a tizón y la segunda dispuesta a modo de estrella. El ojo se encuentra custodiado en cada frente por dos tajamares triangulares, rematados con sombreretes piramidales, que apenas pueden distinguirse en la actualidad, al encontrarse cubiertos por una tupida vegetación de ribera.
Por lo demás, el puente presenta un aspecto solemne y austero, como es preceptivo en el estilo herreriano, sin más ornatos que las referidas parrillas, símbolo del Real Monasterio. Hay que recordar que este edificio se erigió en honor de San Lorenzo, que fue quemado vivo en una parrilla.
Hasta el último tercio del siglo XX, el puente soportaba un intenso tráfico, al pasar por su rasante la comarcal M-519, que actualmente discurre por un moderno viaducto, cercano a su emplazamiento.
Las obras realizadas en la carretera dejaron al descubierto el enlosado renacentista del tablero, tras eliminarse la capa de asfalto, razón por la cual se optó por su peatonalización, como medida de protección.
Como curiosidad, debe señalarse que, en uno de los extremos del puente, se ubica un mojón de piedra de 1793, que delimita un vedado de caza menor.
El puente, aguas arriba.
Vista aguas abajo.
Mojón de caza, situado junto al puente.
¡Qué tiempos aquellos en los que la gente se bañaba en los ríos! Bonita postal
ResponderEliminarPues sí, qué tiempos aquellos. El agua azul que se ve en la postal antigua se ha convertido en la actualidad en agua completamente verde. Nos hemos cargado nuestros ríos.
ResponderEliminarVery interesting. También sería interesante poner las coordenadas geográficas de los lugares que se mencionan para facilitar su localización a los que no los conozcan. El puente nuevo está en 40.58379, -3.96628.
ResponderEliminarAlfonso, Madrid.
En la foto de la postal de los sesenta se vé a la derecha una pequeña lomilla de color marrón que en realidad es la vía del tren Madrid-la Coruña, a la altura de esa lomilla, en el lado izquierdo del río está otro puente árabe que ahora mismo no me acuerdo cómo se llama
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