domingo, 7 de marzo de 2010
Monumentos dedicados al Manzanares
Los madrileños solemos mirar con desprecio al Manzanares, acomplejados porque su escaso caudal no está a la altura de la gran corriente que se le supone a una capital europea.
Aunque nuestra actitud hacia el río es casi siempre despectiva, a veces sacamos pecho por él y terminamos ensalzándolo, como queriendo reparar las muchas afrentas realizadas a lo largo de la historia. Incluso le hemos construido monumentos que le rinden homenaje, por más que parezca increíble.
Que sepamos, existen al menos dos esculturas urbanas en Madrid, que, en un gesto de gratitud, reconocen su contribución a la ciudad. La primera, concluida en 1843, forma parte del Monumento a Felipe IV, situado en el centro de la Plaza de Oriente. La segunda, conocida como la Dama del Manzanares, fue realizada en el año 2003.
Monumento a Felipe IV
La célebre estatua ecuestre de Felipe IV (1634-1640), obra maestra de Pietro Tacca, fue trasladada a la Plaza de Oriente en 1844, procedente del desaparecido Palacio del Buen Retiro.
Con tal motivo, la reina Isabel II (1830-1904) ordenó construir un pedestal monumental que le sirviera de soporte. El encargo recayó sobre los escultores de cámara Francisco Elías Vallejo (1782-1850) y José Tomás (1795-1848).
Dejamos la descripción general de este magnífico conjunto para otra ocasión y nos centramos en la base del pedestal, que es la parte que nos interesa, ya que ahí se ubica una fuente alegórica del Manzanares. Elaborada por José Tomás, imita, a pequeña escala, el planteamiento de la grandiosa Fuente de los Cuatro Ríos, que Bernini labró en 1651 para decorar la Piazza Navona, de Roma.
El Manzanares aparece representado por la figura de un anciano, que yace recostado sobre una vasija. Dos pequeños amorcillos inclinan el recipiente, para que el agua mane y pueda depositarse sobre dos pilas inferiores, con forma de veneras. Entre el anciano y la primera pila se ubica un mascarón, que cumple el mismo cometido, mediante un surtidor que sale de su boca.
Este grupo escultórico está instalado en la cara occidental del Monumento a Felipe IV, enfrentado a la fachada del Palacio Real. Hacia el este, mirando hacia el Teatro Real, existe una segunda fuente, dedicada al río Jarama, que presenta una composición casi idéntica.
La 'Dama del Manzanares'
El segundo homenaje escultórico recibido por el Manzanares llegó en 2003 y tiene forma de cabeza de mujer. El artista valenciano Manolo Valdés (1942), uno de los fundadores del Equipo Crónica, quiso representar a nuestro río mediante un enorme busto femenino de bronce y acero, que las autoridades locales situaron muy cerca de su cauce, dentro del Parque Lineal del Manzanares.
La obra mide 13 metros de alto y pesa aproximadamente 8 toneladas. Preside una colina artificial de 21 metros de altura, conocida como La Atalaya, cuya estructura piramidal fue diseñada por Ricardo Bofill (1939) para servir de mirador del casco urbano, aprovechando la hondonada existente en esta parte de Madrid.
Bautizada con el sugerente nombre de la Dama del Manzanares, simboliza la relación de la ciudad con su río o, expresado a la inversa, del río con su ciudad. De ahí que la dama esté orientada al norte, mirando hacia la urbe que creció junto a sus riberas y que tantas veces le ha vilipendiado.
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No tenia ni idea de que habia algun monumento que representara al Manzanares. Incluso visite hace algun tiempo el parque lineal, vi esta escultura, y no sabia que se trataba de la Dama del Manzanares.
ResponderEliminaryo tampoco lo sabía. Cuanto se aprende en los blogs de Madrid. Muchas gracias por el dato y muy bonita la foto de la cabeza. Nuestro aprendíz de río siempre tuvo mala fama. Entre el poco caudal, sus marrones aguas, su pésima y fea canalización, el olor desagradable de sus aguas. Pero que diferente se ve todo cuando estamos en la Pedriza en sus charcas, con ese agua cristalina y fría recien nacidas de la sierra madrileña. Pero siempre tuvimos grandes artistas que quisieron engrandecerle. Solo tenemos que fijarnos en esos maravillosos puentes que lo cruzan. El de Toledo, el de Segovia, el del Rey, el de los Franceses, el de la reina, vamos... que será que en el fondo se lo merece nuestro querido aprendíz. Saludos
ResponderEliminarGracias Dani y Bélok. Nuestro río, a pesar de ser pequeñito, es realmente bello. Siempre pensamos en él a su paso por la gran ciudad, pero en su curso alto pasa por parajes muy singulares. Tanto es así que la totalidad de su curso está protegido, exceptuando los kilómetros que transcurre por el término municipal de Madrid, a través del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, del Monte del Pardo y, ya finalmente, del Parque Regional del Sureste. Saludos!!!
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