martes, 27 de abril de 2010

El patio del antiguo Colegio Imperial


El Colegio Imperial de la Compañía de Jesús fue fundado en 1558, tres años antes de que Madrid se convirtiese en la primera capital permanente de la monarquía española. 

Contó con el mecenazgo de la emperatriz María de Austria (1528-1603), hija de Carlos I y esposa de Maximiliano II, quien donó a la institución jesuítica buena parte de su fortuna.

Gracias a este legado, el prestigioso centro de enseñanza pudo dotarse de un magnífico complejo en la Calle de Toledo, del que destaca principalmente la Colegiata de San Isidro, comenzada en 1622, siguiendo el modelo arquitectónico definido en la Iglesia del Gesú, de Roma.

Pero dejemos para otro momento la visita de este templo, que bien lo merece. En el presente artículo nos vamos a ocupar del edificio colegial, mucho menos conocido, y, más en concreto, de su imponente patio barroco, sin duda alguna, uno de los más bellos de la ciudad.



Descripción artística

El patio fue levantado entre 1679 y 1681, durante el reinado de Carlos II. Es obra de Melchor de Bueras, a quien también se debe la Puerta de Felipe IV, que sirve de entrada al parterre de los Jardines de El Retiro.

Concebido a modo de claustro, presenta un inconfundible trazado barroco. Pese a ello, se aprecian en su composición ciertos rasgos herrerianos, el estilo oficial de los Austrias, que tanto marcó la fisonomía de Madrid a lo largo de todo el siglo XVII.

Es de planta cuadrangular, con dos órdenes superpuestos, y está decorado en su punto central con un sencillo pozo de piedra. La parte inferior está formada por veinte arcos de medio punto, mientras que, en la superior, se suceden otros tantos balcones adintelados, cerrados con verjas de hierro.



La influencia herreriana es especialmente palpable en el piso bajo, de gran austeridad, como prueban las simples pilastras en las que se sostienen los arcos, embellecidas sobriamente mediante molduras lisas.

Los únicos excesos ornamentales de esta planta se encuentran en los medallones que aparecen en la piedra clave de cada arco, donde hay esculpidas unas águilas bicéfalas. Originariamente tenían inscrito el anagrama JHS, pero su dibujo ha ido desapareciendo con el paso del tiempo, si bien en algunos de ellos todavía son visibles.



La planta alta, por su parte, se caracteriza por un marcado movimiento, típico del barroco evolucionado. Los balcones aquí situados descansan sobre una cornisa profusamente decorada. Están rodeados de varias molduras quebradas, que encierran, en el remate, un adorno escultórico de formas curvas. En la coronación asoma una cornisa saliente, apoyada sobre cinco soportes cúbicos.

Mención aparte merece la cornisa que rodea la parte superior del conjunto, donde se reúne el mayor número de ornatos de todo el patio. Nos recuerda a la existente en la Capilla de San Isidro, del complejo parroquial de San Andrés, donde intervinieron arquitectos como Pedro de la Torre, José de Villarreal y Juan de Lobera.

En el patio tiene su origen la Gran Escalera, llamada así por ser el corredor desde el que se distribuían las diferentes dependencias del Colegio Imperial. Y empleamos el tiempo pretérito con toda la intención, ya que actualmente esta escalera monumental no conduce a ninguna parte. Quedó sin función tras la remodelación llevada a cabo en los años sesenta del siglo XX.

Enfrentada a ella, se sitúa el acceso a la biblioteca, que, en su momento, fue una de las más importantes de España, sobre todo cuando Carlos III dio la orden de reunir en el Colegio Imperial los fondos bibliográficos de todos los centros jesuíticos de Madrid.

Hoy día apenas quedan libros antiguos, excepción hecha de unos cuantos ejemplares de finales del siglo XVII y del siglo XVIII.

Un instituto de educación secundaria


El antiguo Colegio Imperial en una fotografía anterior a la Guerra Civil. Por entonces, las torres de la Colegiata de San Isidro no estaban culminadas.

El Colegio Imperial reemplazó al Estudio Público de Humanidades de la Villa, la vieja institución de enseñanza creada por Alfonso XI en 1346, donde estuvo matriculado Miguel de Cervantes.

Al mismo tiempo, dio cabida a diferentes fundaciones académicas que terminaron absorbiéndolo. Es el caso de los Reales Estudios de San Isidro y del Seminario de Nobles, surgidas en 1627 y en 1725, respectivamente.

En el edificio de la Calle de Toledo, estuvo instalada la Universidad Complutense, cuando fue trasladada desde Alcalá de Henares a Madrid, en el año 1836. En la actualidad, tiene su sede el Instituto de Educación Secundaria de San Isidro, dependiente de la Comunidad de Madrid.

9 comentarios:

  1. Es una preciosidad, Jesús. No he estado nunca, supongo que al ser un instituto se podrá visitar sin problema.
    Un saludo,

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    1. Si, mcarmen. Te dejan pasar a ver el claustro y los viernes por la tarde puedes visitar su museo.

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    2. Si, mcarmen. Te dejan pasar a ver el claustro y los viernes por la tarde puedes visitar su museo.

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  2. Hola Mcarmen. No hay problema para entrar, en horarios de clase. Hay una puerta de cristal de seguridad, pero con decirle a los bedeles que quieres ver el patio... Son muy amables. Saludos, Jesús

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  3. Amigos, espero que NUNCA se les ocurra cubrir el patio, sería una verdadera lástima. Los que no sepáis a qué me refiero, ya se os caerá el alma al ver la vergonzosa cubrición del museo de San Isidro... Snif

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  4. Fantástica descripción, Jesús, para guardarla, como todas las tuyas. Conozco el Instituto y es una maravilla. Me encantan los patios, con sus pozos, y este es de lo más bonito de Madrid.
    saludos!

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  5. Hola Anónimo. Me enteré hace poco de la cubrición del patio del Museo de San Isidro y me llevé un disgusto. Es desvirtuar completamente el concepto mismo de patio... No tiene sentido. Además, ya no se puede ver el ábside de la Capilla del Obispo. Es triste. Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.

    Hola Mercedes. Vaya, vaya!!! Voy descubriendo tus gustos, je, je. Fuentes, patios, Cervantes... Tengo la sensación de que te gusta todo, con tal de que exprese algo!!! Un abrazo fuerte, Jesús

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  6. Estupenda la publicación, pero solo comentar el pequeño lapsus calami, El Estudio público de Humanidades de la Villa, lo crea Alfonso XI, y no el conquistador de Toledo.

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  7. Muchas gracias Paco por tu apunte (pido disculpas por la errata). Ya está corregido!!!

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