El Parque de Mohamed I ha sido objeto de una profunda transformación. Aunque el recinto todavía se encuentra cerrado, ya que las obras no han concluido del todo, se han retirado las vallas de protección de algunas zonas, lo que ha dejado al descubierto su nuevo aspecto.
Como puede verse en las fotografías que se acompañan, el núcleo central de esta reforma y adecuación ha sido la explanada situada delante de la muralla musulmana, que ha sido pavimentada y decorada con una fuente, utilizándose motivos ornamentales de clara inspiración andalusí. También se ha ampliado la superficie dedicada a los jardines, con nuevas plantaciones, y se ha actuado sobre el cerramiento perimetral y las pasarelas que servían de miradores de la muralla.
En lo que respecta a la muralla, la construcción más antigua que se conserva en Madrid, se ha ajardinado con plantas tapizantes el desnivel existente en su base y se ha puesto en valor todo el conjunto. Pero lo que más llama la atención es que los restos arquitectónicos adosados a la muralla han sido cubiertos con pequeños rollos de piedra, de tal forma que quedan completamente ocultos a la vista.
Las obras han sido promovidas por el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid y financiadas por el Plan E de Inversión Local, del Gobierno de España.
Un poco de historia
El Parque de Mohamed I fue creado a finales de la década de los ochenta, durante el mandato de Juan Barranco, con objeto de adecuar y adecentar el entorno inmediato de la muralla musulmana y permitir su visita. Fue el punto culminante de un largo proceso que se inició en los años cincuenta, cuando buena parte de los restos que hoy se exhiben quedaron al descubierto, al derruirse el Palacio de Malpica, que había sido construido sobre la propia muralla, a modo de cimiento.
Hubo que esperar bastante tiempo para acometer los trabajos arqueológicos, con diferentes campañas de excavación (de 1972 a 1975 y en 1985) y, finalmente, las tareas de restauración y consolidación, llevadas a cabo entre 1987 y 1988. Y después vino el olvido y el deterioro provocado por la desidia de las autoridades municipales, con la muralla convertida en refugio de indigentes. Toda una triste historia que, afortunadamente, parece ser agua pasada.
Resulta increíble que estos vestigios hayan llegado hasta nuestros días, teniendo en cuenta el desprecio que, históricamente, han mostrado los políticos hacia el patrimonio histórico-artístico. Sin ir más lejos, otro importante tramo de muralla, que era continuación de éste, fue arrasado impunemente hacia 1960, para levantar el actual edificio de viviendas de la calle de Bailén, número 12.
Los pocos restos que no se destruyeron se hallan sepultados en el garaje del inmueble, en un lamentable estado. Y decimos impunemente, con todo el significado de este término, porque en aquel tiempo la muralla ya había sido declarada monumento histórico-artístico (recibió esta declaración en 1954).
Breve descripción

Detalle del dibujo de Madrid, realizado por Anton Van der Wyngaerde en 1562. Puede verse la muralla musulmana, desde el Alcázar (a la izquierda) hasta la Puerta de la Vega (a la derecha).
La muralla se levantó en una fecha indeterminada entre los años 860 y 880. Fue mandada construir por el emir cordobés Muhammad I (852-886), considerado como el fundador de Madrid.
El tramo que se encuentra en el Parque de Mohamed I es el más importante de todos los conservados de la muralla musulmana. Tanto por sus dimensiones (consiste en un lienzo de aproximadamente 120 metros de largo y 2,6 de ancho) como por la posibilidad de ser visitado (la mayor parte de los otros restos no pueden contemplarse, al encontrarse en propiedades privadas).
En el lienzo hay integradas cuatro torres, que se disponen cada 20 metros, aunque de una de ellas sólo se conserva el basamento. Es muy posible que ésta fuera la que flanqueaba la Puerta de la Vega, que fue demolida en el siglo XVIII. Existe una quinta torre, que emerge solitaria junto a la parte trasera del edificio de viviendas de la Calle Mayor, 83.
El trazado de la muralla revela inequívocamente su origen islámico. Las torres son cuadrangulares, con una ubicación poco saliente en relación con el muro, rasgos inconfundibles de la arquitectura militar andalusí, frente a la planta semicircular de las las torres de las fortificaciones cristianas. También su fábrica, sílex y caliza con aparejo cordobés, informa de su construcción musulmana.
Terminamos la descripción de la muralla musulmana con esta crónica realizada por Jerónimo de Quintana, en el siglo XVII: "Fortíssima de cal y canto y argamasa, leuantada y gruessa, de doze pies en ancho, con grandes cubos, torres, barbacanas y fosos".
Galería de imágenes
El antes. Las estructuras adosadas a la parte trasera de la muralla estaban llenas de maleza y suciedad. Pero podían verse...
El después. Las citadas estructuras han sido cubiertas, imposibilitando su contemplación.
El antes. La muralla descansaba sobre un pequeño desnivel, sin ajardinar.
El después. El lienzo se apoya ahora sobre una alfombra de plantas tapizantes.
El antes. Al fondo puede verse cómo estaba la explanada de la muralla.
El después. Han aumentado las zonas ajardinadas y se ha pavimentado la explanada.